32. Vándalo.

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Cuando Olivia se despertó las sirvientas entraron, le prepararon el baño y la ayudaron a cambiarse, ese día las sirvientas le prepararon un conjunto de pantalones grises anchos que parecían una falda, y una camisa blanca con un hermoso bordado con hilo de oro de pequeñas flores.

Amelia peinó a Olivia y le hizo una media trenza y la ató con una cinta dorada, como el bordado de la camisa, dejando la otra parte del cabello suelta, mientras Amelia terminaba de peinar su cabello le preguntó.

_ ¿Sabes dónde está el duque ?

_ Él duque ha salido al cuartel general mi señora, lo más seguro es que se quede ahí todo el día y puede que no regrese hasta la hora de la cena.

_ Está bien, por cierto sabes si madam Margaret podrá venir hoy.

_ Si mi señora, ella vendrá dentro de un rato así que será mejor que se apresure a tomar su desayuno.

Tras que Amelia terminó de peinarla Olivia se levantó de la silla y se sentó en la mesa a desayunar, al terminar de comer le preguntó a Mari quién estaba recogiendo los platos.

_ Mari sabes dónde está mi cachorro.

_ Si mi señora el cachorro está en el jardín con Ana a ella le tocaba hoy alimentarlo.

_ Gracias.

Olivia salió de su habitación y se fue a buscar a Ana, ella estaba intentado darle de comer al cachorro pero este no dejaba que ella se le acercará como había pasado el día anterior con Mari, Olivia se acercó a ellos y cuando el cachorro la vio salió corriendo hacia ella y saltaba alrededor de sus pies.

Olivia lo levantó en brazos y el cachorro comenzó a lamerle la cara, el cachorro parecía muy feliz de verla, así que ella le dijo a Ana .

_ Dame su comida, yo lo alimentaré.

_ Si mi señora.

Olivia se sentó en un banco y comenzó a darle de comer al cachorro, esta vez el no olisqueo lo que había dentro de la botella, sino que se apresuró a meterselo a la boca, al verlo comer tan desesperado como si no hubiera comido en un buen tiempo Olivia le pregunto a Ana.

_ Acaso el cachorro no ha estado comiendo bien.

_No mi señora, ayer intentamos alimentarlo pero no dejó que ninguno se le acercará.

Cuando el cachorro se había terminado su leche Olivia le rasco la panza y eso al parecer le gustó mucho al cachorro y ella le dijo.

_ Qué haré contigo mi pequeña bestia salvaje. Creo que ahora ya se que nombre te pondré,te llamaré vándalo. Qué te parece ese nombre Ana.

_ Me parece que le queda perfecto mi señora.

Olivia lo levantó en alto y le dijo.

_ De ahora en adelante te llamarás vándalo.

Mientras Olivia jugaba con vándalo una de las sirvientas se acercó a ellas a decirle que Madam Margaret acababa de llegar,Olivia dejó al cachorro en el suelo y se fue a ver a madam Margaret pero el cachorro no quería alejarse de ella así que se fue corriendo detrás de ella y aferró sus pequeños dientecitos al pantalón de Olivia.

A ella le pareció tan adorable que no tuvo corazón para dejarlo solo así que lo tomó en brazos y se lo llevó a ver a Madam Margaret.

Cuando Olivia entró en la habitación donde la estaban esperando Madam Margaret y su asistente hicieron una reverencia y le dijeron.

_ Buenos días duquesa.

Olivia se acercó a ellas y les mostró lo que llevaba en sus brazos y le dijo.

_ Buenos días he traído a mi pequeño amigo peludo espero que no le moleste.

Las dos mujeres al ver que era un cachorro de lobo y no un perro le dijeron.

_ Duquesa sabe que ese es un cachorro de lobo verdad.

_ Sí lo sé, lo encontré en el bosque hace unos días pero es tan pequeño y lindo que no pude resistir en traerlo conmigo.

Las dos mujeres se quedaron viéndose la una a la otra y no dijeron nada ya que no podían entender porque la duquesa adoptaría a un lobo como su mascota, sin embargo los nobles solían hacer cosas muy extrañas, hubo una vez en la que ambas fueron a tomar las medidas de un vestido para una noble extranjera y ella tenía como mascota a un enorme león.

Así que el que la duquesa tuviera a un lobo como mascota no les sorprendió tanto,madam Margaret sacó unos cuantos vestidos en los que había estado trabajando y se los mostró a la duquesa, los vestidos eran sencillos pero elegantes así como le gustaban a la duquesa.

Cuando Olivia vio los vestidos le parecieron muy hermosos ya que no eran tan voluminosos como solían llevar las demás nobles, así que escogió un vestido color lila suave para medirse.

Olivia puso al cachorro en el suelo y el empezó a dar vueltas alrededor de toda la habitación mientras ella se probaba el vestido, madam Margaret le hizo unos ajustes al vestido y cuando estuvo listo puso un gran espejo enfrente de ella y le dijo.

_ ¿Duquesa le gusta el vestido o quiere probar algún otro?

_ Olivia al ver el hermoso vestido que dejaba sus hombros al descubierto le pareció maravilloso y le dijo me encanta, me quedaré con este .

_ Me alegro que le haya gustado, esos son algunos nuevos diseños en los que he estado trabajando, aún no se si serán bien recibidos por las demás nobles sin embargo pensé que a usted le gustaría.

_ Todos sus diseños son muy hermosos madam Margaret estoy segura de que las demás nobles harán cola para comprarlos.

_ Espero que las palabras de la duquesa se hagan realidad, por cierto mi lady ese vestido quedaría aún mejor si lleva algún collar.

Olivia al verse el cuello desnudo se dio cuenta que lo que decía Madan Margaret era verdad, pero ella no tenía ninguna joya y no había querido comparar ya que solía gastar mucho en ropa y le dijo a ella.

_ Tienes razón quizá use uno ese día.

Después de que madam Margaret ayudará a la duquesa a cambiarse dejó el vestido en una caja y se retiró, Amelia quien había escuchado la conversación le dijo.

_ Mi lady, tiene alguna joya que haga juego con el vestido o quiere que mande a llamar al joyero.

Olivia tomó a vándalos en sus brazos ya que había empezado a gruñirle a las sirvientas y ellas se veían un poco incómodas y le dijo.

_ No tengo ninguna joya sin embargo ya he gastado demasiado comprando vestidos y zapatos así que no usaré nada.

Cuando Amelia iba a decir algo más Olivia salió rápidamente al jardín y dio por terminada la conversación, sin embargo Amelia no le hacía gracia que Olivia no usará ninguna joya ya que en las fiestas de té las damas siempre solían hacer alarde de su riquezas según la ropa que llevaban y las joyas que usaban, pero como ella sabía que por más que le insistiera a la duquesa que comprará joyas ella no lo haría, ella fue a hablar con su esposo Alfred para que él le dijera al duque que comprara algunas joyas para la duquesa.

Mi vida como la esposa del duqueDonde viven las historias. Descúbrelo ahora