98. Grito.

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A Dafne el no poder volver a caminar no era algo que le asustara ya que si el conde lograba llevársela lejos ella se mataría antes de que él la convirtiera en su mujer, así que cuando el conde se distrajo un poco ella aprovechó para abrir la puerta del carruaje y saltó de él, cuando Dafne cayó el conde le dio la orden al cochero que se detuviera, el cochero tardó un rato en poder detenerse dejando atrás a Dafne.

Cuando el carruaje por fin se detuvo él le dijo al cochero.

_ La chica se ha tirado del carruaje, da la vuelta, hay que ir a buscarla.

El cochero hizo lo que el conde le ordenó, y cuándo llegaron a dónde había caído Dafne no la encontraron por ninguna parte, el conde le dijo al cochero que la buscara.

Cuando Dafne saltó del carruaje por suerte había caído sobre unos arbustos y solo se había hecho unos cuantos arañazos, Dafne rápidamente se levantó y salió corriendo hacía el interior del bosque, ella No sabía hacía dónde debía ir, pero como el conde no tardaría en darle la vuelta al carruaje ella corrió a través del oscuro y frío bosque; mientras corría a ciegas Dafne se tropezó con la raíz de una árbol cayendo en la fría nieve de aquel bosque invernal mojando su vestido y haciendo que el frío calará sus huesos, al caer en el suelo se lastimó el tobillo.

A pesar del dolor y el frío que Dafne sentía ella volvió a levantarse y camino apoyándose en el tronco de los árboles intentando ir lo más rápido que podía, ella sentía que el corazón le latía tan rápido como si le fuera a salir del pecho por el miedo que sentía, ella se mordió los labios del dolor que le provocaba cada paso que daba, sin embargo ella no se detuvo en ningún momento por el miedo que le daba que volvieran atraparla.

***

Darius buscaba a Dafne con gran desesperación y temor de perderla, él llevaba una lámpara de aceite en la mano y seguía a los perros, la noche era oscura y fría, él llegó a una cierta parte del bosque en la que no pudo continuar a caballo y tuvo que bajarse y continuar su búsqueda a pie.

El corrió siguiendo a los perros para no perderles de vista, él deseaba que ellos hubieran encontrado su rastro y lo estuvieran llevando hacia donde ella estaba; los perros se detuvieron junto al carruaje del conde, Darius revisó el interior del carruaje y no encontró a nadie y su miedo por perder a Dafne fue creciendo aún más, él miró a su alrededor para ver si encontraba algo que le dijera en qué dirección habían ido.

Darius encontró en unos arbustos girones de tela del vestido de Dafne, el se lo dio a los perros para que lo olieran, los perro olisquearon el aire y volvieron a ponerse en marcha, Darius solo deseaba poder encontrar a Dafne sana y salva, corría lo más rápido que podía y el frío aire invernal hacía que le doliera pecho, sin embargo el miedo de que a Dafne le pasara algo era aún peor y eso hizo que él no se detuviera a descansar ni por un momento.

Dafne iba caminando a tropezones cuándo el conde la alcanzó, la tomó del cabello y la arrastró por el suelo, llevándola al carruaje nuevamente y le dijo.

_ Maldita perra has hecho que me canse de buscarte, cuando lleguemos a nuestro destino te daré una paliza por esto.

Dafne arañaba el brazo del conde sin embargo él llevaba puesto un grueso abrigo y ella no lograba hacerle ningún daño,entonces ella comenzó a gritar por ayuda esperando que alguien pudiera escucharla y le ayudará, el conde harto de sus gritos le dijo.

_ Cállate perra nadie podrá escucharte en este lugar.

A pesar de los insultos del conde Dafne continuó gritando aún cuando su garganta le ardió por el esfuerzo que hacía al gritar, pero como no podía zafarse del duque lo único que le quedaba era gritar por si alguien acudía en su ayuda.

Mi vida como la esposa del duqueDonde viven las historias. Descúbrelo ahora