18.Dulces caricias.

29K 1.3K 22
                                    

A la mañana siguiente Olivia se despertó entre los brazos de Leonard, ella tenía sus piernas entrelazadas con las de él, ambos estaban completamente desnudos cubiertos solamente por una fina sábana, Olivia se sentía feliz de estar de esa manera, pero también muy avergonzada, ella no se atrevía a mover ni un solo dedo por temor de despertarlo. 

Mientras ella admiraba el bello rostro de su esposo, Amelia llamó a su puerta preguntándole si podía pasar, de lo nerviosa que se sentía ella no pudo contestar rápido y al final Amelia irrumpió en su habitación y los vio a ambos en la cama, al percatarse de que la duquesa no estaba sola ella se dio la vuelta rápidamente y le dijo.

_ Lo lamento mi lady, regresaré después si me necesita toque la campanilla que está en la mesa por favor.

Olivia sintió que el rostro le ardía de la vergüenza, inconscientemente ella enterró su rostro en el pecho de Leonard y en eso él se despertó, y acercándola aún más a él le preguntó.

_ ¿Qué sucede?, ¿ te sientes mal? ¿Quieres que llame al médico o a Amelia?

_ ¡No hace falta!, estoy bien.

Leonard acarició la espalda de Olivia y volvió a preguntarle. 

_ ¿Estás segura? 

_ Si estoy bien. 

Olivia no sabía cómo decirle que lo que tenía era vergüenza por haber sido encontrados en la cama por Amelia, era más que obvio que ella se había dado cuenta que ellos habían hecho algo más que dormir esa noche, sus ropas estaban tiradas por el suelo y la cama estaba hecha un desastre. 

Olivia siguió con su rostro enterrado en el pecho de Leonard mientras el acariciaba suavemente su espalda, ella le sorprendía mucho lo gentil y dulce que el temible duque podía ser con ella. 

Mientras Leonard acariciaba su espalda ella pudo sentir como algo duro y caliente tocaba sus piernas, él la separó un poco de su lado y la beso, su beso fue suave y tierno, sus caricias hacían que todo el cuerpo de Olivia se calentará y un gemido se escapó de sus labios, luego recordó que lo más seguro era que Amelia siguiera detrás de la puerta esperando a que ella la llamará y le dijo a Leonard. 

_ ~Por favor, para. 

Leonard siguió acariciándola y la miró con sus hermosos ojos color avellana. 

_ ¿No te gusta?

Olivia cubrió su rostro con sus manos y le contestó. 

_ No es eso, es que es de día. 

_ ¿Y qué?

_ Este tipo de cosas no se pueden hacer durante el día. 

Leonard le quitó las manos de la cara y le dijo. 

_ ¿Quién te ha dicho eso? 

_ Mi nana antes de venir aquí, dijo que este tipo de cosas solo se hacen durante la noche. 

Leonard no pudo evitar reírse a carcajadas al escuchar lo que Olivia le decía, ella tenía el rostro teñido de rojo y al escucharlo burlarse de ella se enfado, inflo sus mejillas como las de una ardilla, cada expresión de Olivia y la ingenuidad que mostraba era algo que a Leonard le encantaba, él le besó la mano y le dijo. 

_ Lo siento, pero podemos hacerlo cuando queramos no simplemente en la noche a menos que tu no quieras. 

Olivia se había enojado un poco por cómo se burlaba de ella y le dijo. 

_ No quiero hacerlo durante el día, me da mucha vergüenza. 

Leonard se sintió un tanto decepcionado por lo que Olivia le había dicho, ya que él hervida de deseo pero él no pensaba obligarla, le beso la Palma de la mano y le dijo.

_ Está bien, si no quieres hacerlo durante el día tendré que esperar hasta la noche, ¿Verdad? 

Olivia se moría de la vergüenza pero asintió con la cabeza, Leonard dio un largo suspiro y le dijo. 

_ ¡Ha!, Eres realmente mala nunca antes me habían rechazado. 

Olivia entendía a lo que se refería el duque, quién en su sano juicio rechazaría a tal hombre pero ella era joven e inexperta y le daba mucha vergüenza hacerlo durante el día así que se había negado rotundamente. 

Leonard le dio un beso en la frente y se levantó de la cama, recogió su ropa la cual estaba esparcida por toda la habitación, después de vestirse se sentó en la cama a la par de ella y le dijo. 

_ Bueno aunque quiera seguir en la cama contigo tengo que trabajar, si no quieres ir al baile esta noche no te obligaré a asistir, tú puedes hacer lo que quieras. 

Leonard la beso en los labios y luego se marchó, al abrir la puerta se encontró con Amelia quien estaba esperando para que Olivia la llamará, ella lo miró con una mirada acusatoria y le dijo. 

_ Esperó que esta vez haya sido más amable con la duquesa. 

Leonard no le contestó nada y simplemente se fue, Olivia se había olvidado por completo del baile hasta que el duque lo había mencionado, ahora se volvía a sentir ansiosa, no sabía si asistir o quedarse en casa, pero como el darle vueltas al asunto no le servía de nada tocó la campanilla que estaba en la mesita e inmediatamente entró Amelia. 

Al entrar Amelia recogió el camisón de Olivia el cual estaba tirado en el suelo y se lo entregó, ella con la cara roja lo tomó y se lo puso, cuando terminó Amelia le preguntó. 

_ Cree que pueda levantarse mi lady. 

_ Si puedo hacerlo. 

Olivia se levantó y se sentó en la pequeña mesa con dos sillas que solía usar para desayunar, Amelia le entregó un tónico y unos minutos después entró Mari con su desayuno, después de desayunar Olivia se dio un largo baño, ese día las sirvienta le masajearon los hombros, le arreglaron las uñas y le pusieron mascarillas faciales. 

Ella aún no había decidido si iría al baile o no, pero no quiso seguir atormentándose con eso, por suerte ese día había corrido sin que tuviera ningún incidente, a ella le dolía un poco la cadera pero por lo demás se sentía de maravilla, saber que contaba con el apoyo del duque la había tranquilizado mucho. 

Cuando empezó a anochecer Amelia y las demás sirvientas la peinaron y le pusieron el hermoso vestido que había hecho madam Margaret especialmente para ella. 

Cuando terminaron con ella al verse en el espejo se quedó maravillada, se veía hermosa, Olivia empezó a pensar qué cara pondría el duque cuando la viera, al final ella no le había confirmado si iría o no pero él aún no se había ido, así que significaba que la estaba esperando. 

Cuando ella bajo las escaleras Leonard la estaba esperando en la entrada, el iba vestido con su uniforme de general, azul y negro llevaba varios adornos dorados en la chaqueta que combinaban con sus hermosos ojos, llevaba el cabello peinado hacia tras dejando ver su bello rostro.

Olivia al verlo se sintió muy nerviosa, su esposo era uno de los hombres más bellos del imperio, pero también el más temible, por eso ninguna mujer se había atrevido a casarse con él, pero se sintió ansiosa al pensar que alguien se lo arrebatara. 

Leonard al percatarse de su presencia levantó la cabeza y al verla se quedó extasiado por lo bella que ella se veía.




Mi vida como la esposa del duqueDonde viven las historias. Descúbrelo ahora