53. Una madre cariñosa.

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Leonard y Olivia se quedaron acostados en la cama un buen rato hasta que Olivia dijo que tenía frío, él se levantó de la cama, se puso los pantalones y encendió la chimenea.

Olivia se puso la camisa de Leonard ya que no quería volver a ponerse el incómodo vestido que había llevado puesto, afuera llovía a cántaros y había oscurecido por completo, Leonard sacó la cesta con bocadillos que le habían preparado y tomó una de las mantas, se sentó en el sofá y le dijo.

_ Ven.

Olivia se sentó al lado de él y Leonard la arropo con la manta rodeándola con los brazos, ambos comieron y se quedaron dormidos viendo el fuego oscilante de la chimenea.

A la mañana siguiente Leonard se despertó con el sonido de unos pájaros se habían posado en la ventana que picoteaban el vidrio, la chimenea se había apagado y Olivia dormía plácidamente entre sus brazos, él contempló su rostro dormido durante un rato pero como se estaba haciendo tarde él la despertó para que regresarán a casa de sus padres, ya que lo más seguro era que su madre iba a estar preocupada por ellos y si tardaban mucho en regresar y enviaría a alguien a buscarlos.

El intentó despertar a Olivia sin embargo ella se encogía y volvía a acomodarse en su pecho, él le pellizcó la mejilla y ella se despertó y le dijo.

_ Eso duele.

_ Es que es muy difícil hacerte despertar, tienes el sueño muy pesado.

Cuando Olivia quiso levantarse para cambiarse sintió que la espalda y las piernas estaban muy doloridas y las piernas le fallaron y ella cayó sobre las piernas de Leonard, él la rodeó con sus brazos y le dijo.

_ ¿Estás intentando seducirme?

El rostro de Olivia se tiñó de rojo y se apresuró a decir.

_ Por supuesto que no, es que me duelen las piernas y la espalda.

Leonard metió su mano en la camisa que llevaba puesta Olivia tocó uno de sus pechos y le dijo.

_ Quieres que te ayude a vestirte.

Olivia sabía que si él le ayudaba lo más seguro era que antes de terminar de vestirla, ya la estaría desnudando nuevamente y la haría suya, así que se forzó a levantarse y le dijo.

_ No hace falta, puedo hacerlo sola.

Leonard cruzó sus piernas y le dijo.

_ Como gustes.

Olivia se cambió como pudo y le regresó la camisa a Leonard, el terminó de vestirse y fue a buscar el caballo donde lo había atado, antes de marchar él le preguntó a Olivia.

_ ¿Estás bien para ir a caballo o quieres que esperemos a que alguien venga a buscarnos en un carruaje?

_ Estoy bien, puedo ir en el caballo.

Leonard le ayudó a subirse, la rodeo con un brazo y se puso en marcha, cuando llegaron a la mansión su madre les estaba esperando en la puerta y estaba a punto de enviar a alguien a buscarlos y les dijo.

_ Estaba muy preocupada por ustedes.

_ Ayer nos distrajimos y nos atrapó la lluvia así que nos quedamos en la cabaña que queda cerca de la capilla.

A su madre eso le había parecido un poco extraño ya que había empezado a llover cuando era muy tarde así que les había podido dar tiempo de sobra para regresar sin ser pillados por la lluvia, sin embargo no quiso decir nada .

la madre de Leonard agarró a Olivia de la mano y le dijo.

_ Cariño será mejor que comas algo y te des un baño después iremos a la ciudad, Olivia se apresuró y siguió a su suegra, Leonard iba detrás de ellas y les dijo .

_ Como no tengo nada que hacer las acompañare .

La madre de Leonard se giró y le dijo.

_ Si no tienes nada que hacer comienza a planear tu boda.

Ella continuó caminando y le dijo a Olivia.

_ Verás que la ciudad te va a gustar mucho.

Al entrar a la casa ambas subieron a la habitación y una sirvienta le sirvió un suntuoso desayuno, ella se lo acabó todo mientras su suegra no paraba de hablar de los lugares que irían a visitar , cuando las sirvientas terminaron de prepararle el baño ellas le ayudaron a quitarse la ropa y al ver la marca roja en el cuello de Olivia le dijeron.

_ Parece que la duquesa es muy amada por el joven señor.

Olivia al percatarse a lo que se referían las sirvientas su rostro se tiño de rojo por la vergüenza y se zambulló en la bañera.

las sirvientas le prepararon un vestido azul cielo muy hermoso ,sin embargo a ella no le gustaba mucho llevar vestidos así que decidió que llevaría sus ropas habituales ese día, ellas le prepararon un conjunto de pantalones holgados de color negro que parecían una falda y una camisa rosa pastel con un bello bordado de flores y como había empezado a hacer más frío se puso una chaqueta negra que madam Margaret había hecho especialmente para ella.

Cuando la madre de Leonard la vio ella le dijo.

_ Luces muy hermosa con esas ropas .

Olivia se sintió aliviada de que a ella le gustaran ya que el tener que llevar vestidos todo el tiempo a ella le resultaba muy incómodo.

_ Gracias.

_ Parecen muy cómodas quizá yo también debería comenzar a cambiar estos incómodos vestidos, pero ven siéntate deja que te peine.

Sarine le hizo una trenza de espiga a Olivia y la decoró con broches de flores rosa pastel, cuando terminó de peinarla le dijo.

_ Listo qué te parece.

Olivia se miró en el espejo y le dijo.

_ Me encanta, muchas gracias.

_ Me encanta tenerte aquí, yo siempre quise tener una hija, espero que vengan a visitarme seguido.

_ A mi también me hace muy feliz estar aquí.

La madre de Olivia nunca había sido cariñosa con ella, por eso que la madre de Leonard la tratara como a una hija la hacía muy feliz, cuando las dos bajaron las escaleras se encontraron a Leonard y Sarine le dijo.

_ Ni pienses en acompañarnos.

_ No pensaba hacerlo.

Sarine tomó la mano de Olivia y ambas salieron rápidamente de la casa dejando a tras a Leonard, ya que irían a ver vestidos de novia y se consideraba mala suerte que el novio viera el vestido antes de la boda, por eso ella le había prohibido tan rotundamente a Leonard que las acompañara.

Mi vida como la esposa del duqueDonde viven las historias. Descúbrelo ahora