Ahí está él, el amor de mi vida, la razón de mis calenturas, la musa de mis poemas, el tabaco de mi papelillo. Fumándose un sucio krippy al lado del liceo. Choro.
Y acá estoy yo, zampándome una sopaipilla con kapo, idolatrándolo a la distancia mientras espero a que mi friend de infancia venga a por mi. Obvio que va a financiar mi segunda sopaipilla, o sino ni un brillo po.
Se ve tan lindo mi byron christiano riendo. Mientras llega mi amado banco, les contaré un poco del satanás de mi infierno.
Es, como dice la descripción, lo que toda mamita quiere alejar de su hija, en el caso de mi mamá, yo. Bueno, como dice la profe de reli, es un demonio. Se droga mucho, hay veces que llega al liceo reventado de tanta weá que se mete, pasa raspando de curso, le contesta mal a las autoridades, aunque a esos quien no se los pasa por la zorra. Y eso po, según las viejas culiás del curso, es pésima junta para sus bebés. Yo le hago un altar a la mamá de lo rico que le salió.
A pesar de todo eso, de lo mucho que me lo pelan a mi pobre cabro, me tiene loca. Al principio pensé que era una atracción pasajera, pero ahora no sé, creo que me enamoré. Ya voy para el tercer año que me gusta, así que si no me deja de gustar en un mes más, me la voy a jugar. Estoy decidida.
-¿Qué estay escribiendo Pame? -. Escucho una voz demasiado conocida como para no reconocerla de inmediato. De todas formas, mi cerebro, por ser parte mía, es re aweonao, por lo que salto a la chucha igual.
- Menos mal que veníai a la hora weón oh-. Le saludo amistosamente mientras guardo el cuaderno en el cual escribo. Me doy vuelta y me percato de que satanás me está mirando. Conchemizorra. Igual sé que es por mi salto, pero me está mirando y eso remueve mis entrañas cual asesino serial haría. Le guiño un ojo no sé porqué. Volteo a ver a mi amigo con la cara roja, la siento arder en mis mejillas.
- ¿Que estay escribiendo, amiguita de mi alma?-. Me pregunta el joven muchacho de ojos caca frente a mi. Aunque sus ojos son literalmente una mierda, tiene lo suyo el cabro. Mide mas o menos su metro setenta, cinco cms más que yo. Su cabellera rubia de príncipe, su piel blanca mantecado y sus kilitos de sobra. No he conocido gordito más sexi que mi amigote.
- Nada preciosura de mi corazón. ¿Me compras una sopaipilla?-. Le pongo ojitos tiernos y me apreto las tetas con los brazos, obvio eso no sirve de nada porque soy casi plana pero siempre es bueno sentirse monita china.
- Chancha culiá vay a quedar guatona de comer tanta weá, estoy seguro que es como tu cuarta sopaipilla hoy día-. No quiero decirlo pero me ofendió. Así que aquí amigos de mi boca saldrá otra ofensa que seguramente será súper penca y no le va a mover ni un kilo.
- Igual quedo más flaca que vo po-. Ahí está. Yo cacho que cuando me este bañando se me va a ocurrir algo mejor.
- Pero no te verías así de sexy-. Me cagó. 5mentarios.
- Yapo rájate-. Otra vez utilizo mi táctica de las tetas, y el accede. Así que mantengo mi sensual pose hasta el carrito de la tía de las sopaipillas.
- No hagai eso que me calentai-. Aunque me halaga, el aweonao lo dijo justo cuando ya habíamos llegado al carrito. La tía nos quedó mirando raro. Al entregarnos nuestra ambrosía y recibir el correspondiente dinero a cambio, con mi guata nos fuimos a cagar de la risa tres metros más allá. - ¿Y qué haremos hoy chikibeibi? -.
- Conquistar el mundo, talerdo-. Lo digo y me rio sola. La verdad no sé porqué Dios me hizo tan fome, no tengo una explicación para eso. - Vamos a ir a mi casa a ver películas-.
- Buen panorama, me parece. ¿Está tu mamá? -. Caliente.
Niego con la cabeza y abordamos el carruaje que nos dejaría a dos cuadras de mi casa. Los caballos se llaman micro y al jinete le decimos tío.
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Sencilla y detalladamente weona.
Romance¿Qué hacís cuando tu crush es el malo de la película? Onda, no el malo malo, porque no es un asesino o algo por el estilo, pero es todo lo que tu mamá no quiere que tengas en tu vida. Así es gente, me gusta el socialmente desaprobado. ¿Por qué? Ni...