Cita.

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Separamos nuestras bocas y el Byron me mira con los mismos ojitos que siempre les digo que me pone. - Todavía tenemos que comer-. Digo a lo que el Byron me da un corto beso y se separa de mí. Volvemos a sentarnos en el cobertor y retomamos nuestra comida. - ¿Te gusta Disney?-. Comienzo a hacer preguntas random. - Me gusta el rey león-. Dice, a lo que asiento. - ¿Y shrek?-. Pregunto tomando mi segundo pedazo de pizza. El Byron también toma otro y asiente, al parecer encantado con mi pregunta. - Obvio-. Responde tomando un poco de bebida. Gente, encontré con quien compartir mi vida. - ¿La era del Hielo?-. Asiente. - ¿ Kung fu panda?-. Vuelve a asentir. - ¿Vei puros monos tú?-. Dice burlándose. Le saco la lengua y continuo con mi comida.       

- ¿De cuándo que se conocen con el Cris?-. Pregunta, a lo que comienzo a contar con los dedos.     - Como catorce años, más o menos-. Asiente. - ¿De ahí que son amigos?-. Asiento. 

- Caleta-. Vuelvo a asentir. - ¿Te querí casar?-. Pregunta comienzo más. - Contigo sí, en general no-. Respondo también comiendo. Me sonríe. - ¿Tú?-. Le pregunto. - Sí, quiero formar mi familia, tener hijos, un perro. Todo eso-. Asiento. - ¿Dónde te gustaría vivir?-. Le pregunto en referencia a con su familia. - No sé, santiago yo creo. ¿Tú?-. Asiento a su respuesta mientras tomo un poco de bebida. - En el sur o Canadá-. Respondo tapando la botella. - ¿Cuántas veces hay pololeado?-. Pregunta fingiendo desinterés. Sonrío por eso. 

- No sé, más de tres veces, menos de diez-. Respondo sin querer contar eso. Asiente. - ¿Y tú?-. Se acaricia el pelo antes de hablar. - Una vez sin contarte a ti-. Asiento satisfecha. - ¿Cuándo perdiste la virginidad?-. Pregunta tomando bebida. - Hace como tres años-. Asiente. 

- ¿Fue algo especial o...?-. Deja la pregunta en el aire. Me río porque fue una weá super penca. - No, para nada-. Respondo recordando la ocasión. Estábamos sumamente hormonales, teníamos casa sola y queríamos ver por qué todos decían que era bacán. No sabía dónde meterla, nunca llegué al orgasmo y duró menos que un candy. Una total decepción. Después ese mismo año me encamé con el Cris y mi percepción del sexo cambió para bien. El Byron asiente y cierra la ahora vacía caja de pizza, moviéndola a un lado. Se acuesta en el cobertor y me incita a acostarme con él, cosa que hago inmediatamente. Se pone mi mochila de cojín y yo uso su pecho. 

- ¿Encontrai que sea algo importante en una relación?-. Pregunta, a lo que niego. - No necesario, pero si la carne lo pideo no veo por qué no. Aparte de que es bueno para la salud-. Asiente. Lo abrazo y pongo mi pierna sobre las suyas. - ¿Y tú?-. También niega. - No creo, pero sinceramente mi relación como más seria has sido tú y tengo puras de ser saludable contigo-. Dice provocando una risa en mi. - El sexo no es solo penetración po, nosotros ya nos hemos mantenido saludables-. Le digo utilizando el mismo término que uso él. - ¿De verdad?-. Pregunta extrañado. - Sípo. El sexo oral se llama sexo oral porque también es sexo-. Le explico recordando la vez en el baño. Se ríe supongo que recordando cómo caminaba. Le acaricio el tórax por debajo de la polera. - Estai helada-. Me dice. - Caliéntame-. Le respondo, a lo que vibra en una risa. - Me encantai weón-. Dice, por lo que lo miro. Sus manos atraen mi cara a la suya, llenándola de besos. Besa mis mejillas, mi frente, mi pera y nariz, repetidas veces. - ¿Y pa cuándo la boca?-. Le pregunto riéndome. Me da un beso en la boca y lentamente va bajando por mi mejilla a mi cuello. Le corro la cabeza hacia atrás. - Aquí no chiquistrikis-. Si no me equivoco es la segunda vez que le digo lo mismo. - ¿Por?-. Pregunta acercándose desafiante. Le sonrío antes de hablar. - Porque estamos en un parque, donde hay niños-. Le respondo, a lo que se encoje de hombros. - Hay niños que te lo harían mejor que yo, no le veo el problema a que nos vean-. Dice recordando al niñito del bus. Me río y niego. - Cuando tenía como nueve años vi a unos cabros poniéndole weno duro contra el muro. No es bonito-. Le cuento. Se ríe, obteniendo un oyudo de mi parte. - ¿Qué hora es?-. Le pregunto. Mira su celular y me responde. - Las cuatro-. Asiento y me siento. - ¿Por qué, qué pasa?-. Pregunta mirándome desde abajo. - No, nada. Quiero helado-. Le digo mirándolo con un puchero. - ¿Ya y?-. Me molesta. - Voy a comprar. Cuida las cosas y que no se te acerque ninguna maraca-. Digo y me paro con mi mochilita. - Como mande-. Dice tratándome de usted. Me encanta. - ¿Querí algo?-. Le pregunto acomodándome la ropa y el pelo. - A ti-. Dice tirándome un beso.  Se lo devuelvo y le guiño un ojo. 

Sencilla y detalladamente weona.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora