Pascuence.

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- ¿No que tu pololo era el rubiecito?-. Me pregunta mi abuela mientras que el Byron está en el baño. - ¿El Cris?-. Asiente. - No po-. 

- ¿Y este como se llama?-. Pregunta con voz de abuelita. - Ay, abuelita. Lo dice como si hubiera tenido muchos-. Acuso. - Se llama Byron-. Asiente y se va. Me río porque me da risa po, sin ninguna razón en especial. El Byron vuelve y le hago señas para que cierre la puerta. Lo hace y se sienta junto a mi otra vez. 

- ¿Qué te dijo?-. Pregunta sacando las cosas de la cama, dejándolas en el suelo. 

- Pensaba que el Cris era mi pololo-. Le digo acomodándome sobre él. - ¿Por qué pensaba eso?-. Pregunta sin moverse. - No sé-. Digo encogiéndome de hombros. - Me vio carae maraca-. Río. Me acerco para darle un beso nuestra posición no me lo permite. Mi cabeza está en su pecho, y estoy medio encima suyo. Estira los labios haciéndome burla. - ¿Me das?-. Le digo mirándolo. Niega con la cabeza. - Estoy convaleciente-. Vuelve a negar. Le muerdo el pecho. - Ay-. Se queja sobándose. - ¿Y ahora?-. Pregunto con un puchero. - ¿Después de que me mordierai?-. Asiento. Me mira feo. - Ya po-. Le digo, a lo que niega. Con esfuerzo, termino de subirme encima suyo. El Byron se acomoda bajo mío. Lentamente beso sus labios, introduciendo mi lengua en su boca y perdiéndome en la ricura de su ser. 

- Juntémos los cursos po-. Aclaman mis compañeros. Volví el miércoles porque me quedé dormida el martes, jeje, y me encontré con que nos toca bailar pascuence y que quieren juntar los cuartos para una presentación fuera de este mundo. A mí me conviene. - Ya, ya. Cállense. Votación-. Anuncia nuestra profe jefe. Gana juntar los cursos.

 - La presidenta, vaya a la reunión para saber qué dicen-. La presidenta es la Maca, y yo obvio su secretaria. Le tiramos un besito a la profe y nos vamos a la biblioteca, que es donde se hacen las reuniones. Somos las primeras en llegar, junto con la profesora de educación física, quien nos saluda desde la cabecera de la mesa. Comienzan a llegar otros cursos, sin embargo faltan dos. Uno es el del Byron. Con la Maca nos ofrecemos a ir a buscarlos y nos vamos webeando por las escaleras. - Tú anda al A, yo voy al C-. Le digo. En el C está el Byron. Nos separamos y yo golpeo la puerta del curso del Byron. Me abre una mina. - ¡Byron, tu polola!-. Grita la mina antes de entrarse a la sala. Llega el Byron y me saluda con una sonrisa. - ¿Qué haci acá?-. Pregunta con confusión. - ¿Por qué, me estai engañando?-. Pregunto mirando dentro de su sala. No tienen profe. Se ríe. - Necesito a los del consejo-. Le digo pidiéndole a los chiquillos. Son muy buena onda. - ¿Pa qué?-. Pregunta mirándome raro. - Pa hacer un trío-. Respondo y me río. - Porque tienen que decir si ustedes como curso están a favor o no de unir los cuartos pa bailar-. Asiente. 

- ¡¿Chiquillos, quieren unir los cuartos pal dieciocho?!-. Grita el Byron para adentro de su sala. Se escuchan puros sí. - Ya, yo voy a la reunión-. Sale de la sala y cierra la puerta. Me rio por lo choro que es. - ¿Y el pancho con el Rafael?-. Le pregunto mientras caminamos. - En la sala-. Responde. Le tomo la mano y me apoyo en él. - Que eri choro-. Asiente mientras me aprieta la mano. Llegamos a la biblioteca, pero en vez de entrar, lo hago parar. Cuando me mira, le robo un beso. Me sonríe y me da otro. - ¡Tortolitos, hay que entrar!-. Nos grita la Maca desde las escaleras. Le saco el dedo del medio y le doy otro beso al Byron. Entramos todos juntos. 

- Entonces, el A bota que no, y todos los demás que sí. ¿No?-. Dice la profesora de ed. física. Asentimos. - Entonces qué creen que hay que hacer. ¿Que el A baile solo o obligarlos a bailar?-. El Byron sube su mano por mi pierna, por lo que yo me pongo nerviosa. - Aquí no, chikistrikis-. Le digo bajo, sin embargo los demás oyen mi voz, afortunadamente sin entender lo que dije. - ¿Qué dijo?-. Me pregunta la profe. Le pego al Byron antes de hablar. - Que me caen mal los del A, y si van a ser así de pesaos mejor dejarlos bailar solos-. Opino humildemente. La profe asiente y mira al resto. - ¿Y ustedes?-. Dejo de pescarlos cuando la mano del Byron vuelve a posarse en mi pierna. Le pago con la misma, posando mi mano directamente sobre su entrepierna. Da un pequeño salto y se atraganta con su saliva. - ¿Qué te pasó?-. Le pregunta la Maca. El Byron niega y se va calmando de a poco. 

Sencilla y detalladamente weona.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora