henos aquí.

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- Levántate. Ayuda a hacer alguna weá pamela, no haci nada-. Me grita mí mamá desde la puerta. Después de mí graduación caí en una depresión tremenda porque en la gala será la última vez que estaremos todos reunidos, como compañeros.

Que triste.

Eso y porque subí dos kilos que sinceramente me da paja bajar. Pero en un rato más iré a correr con el Cris, que ha bajado el doble de lo que yo subí, en el mismo tiempo. Por eso es que reservo todas mis energías para correr, tengo que bajar tres kilos en un día.

- Mamá, mañana es mi gala. Estoy triste ya, no me presioni-. Mí mamá me tira una weá y se va, chata de mí. Pidió permiso en la pega para faltar hoy, ya que tiene que comprarse algo bonito para mi gala, además de que irá a hacerse las uñas. No me ofreció acompañarla porque la tengo chata, extraña el colegio más que yo.

Le agradece y ruega al Byron cuando me invita a su casa, o cuando nos juntamos o viene a mi casa, ya que en esos momentos no la webeo a ella.

Me paro y busco mi ropita para correr, que es lo primero que salga del closet. Día de suerte. Salen una polera viejita, un short hecho de un buzo cortado y le pongo lentes de sol pa tirar pinta. Me cambio de una, ni ahí con bañarme si después igual me tengo que bañar de nuevo.

- ¡Pamela, el Cris!-. Grita mi mamá desde la puerta de la casa. - ¡Voy!-. Respondo poniéndome zapatillas.

Salgo y el Cris espera afuera de mi casa, estirando.

- ¡Me voy a correr!-. Grito para adentro, sacando las llaves. - ¡Ándate nomás, si igual no haci niuna weá!-.

- La menopausia. Le digo al Cris cerrando la reja. - ¿A dónde vamos?-. Pregunto copiando como se estira, pero con menos elasticidad.

- Vamos a correr de aquí al super, ahí nos damos la vuelta por la manzana y volvemos. Tres veces-. Abro los ojos cuando dice eso. - ¿Tres? Me queri matar vo. No me pesca y se prepara para correr, abrochando sus cordones y ajustando la mochila a su alrededor.

Yo ando con los lentes y el celular, así que lo único que hago es revisar que no se caiga cuando salto y ponerme en posición. Empieza a trotar, subiendo el ritmo de a poco. Yo lo sigo.

Hacemos bien la primera vuelta, pero a la segunda mis pulmones están hechos pico. - Cris.. No pueo respirar, paremos-. Pido bajando el ritmo. Mi amigo no se detiene, comenzando a dejarme atrás. Hago un esfuerzo inhumano y lo alcanzo, respirando por la boca porque la nariz me arde, igual que la garganta. Voy a terminar necesitando oxígeno.

- ¡Me caigo!-. Grito mientras mi cuerpo desciende horizontal. Mis manos detienen el impacto en mi cara, pero el resto de mi cuerpo sufre la caída.

Mi amigo me mira y se ríe, viendo como una señora se acerca a ayudarme. Me sienta en el suelo, dándome agua. - ¿Esta bien?-. Pregunta mirándome a la cara. Asiento, mirando mi rodilla. Está hecha pico, toda raspada. Le tiro agua y soplo un poco. - Gracias, se pasó. Tome. Le devuelvo el agua, estirando la mano para que el Cris me ayude a pararme. - No, quedatela.

Niego y se la vuelvo a poner en las manos, - Yo vivo aquí cerquita, gracias-. La señora me la recibe y sigue su camino.

- Maraco, esperaste a que la señora me ayudara pa pensar en cómo estaba-. Me subo a lapa, porque mínimo que me lleve a lapa.

- Es que dijiste que te estabai cayendo po, ¿Quién dice eso mientras se cae?-. Vuelve a reír. En el camino a mi casa lo molesto, soplando en su oído o mordiendo su pelo. Y me sorprendo cuando veo a mi novio esperando en el living de mi casa, con mi bebé en brazos. Al vernos llegar lo deja en el sillón, parándose a donde estoy yo.

Sencilla y detalladamente weona.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora