- Dame un quico-. Le digo al Byron en los comerciales, a lo que ríe y me besa. Intensifico nuestro beso mordiéndole el labio, acción que responde en una queja extremadamente sexual. Me separo de él y lo miro a la cara.
Tiene la cara más sexy que le he visto poner a alguien en mi vida.
Me siento sobre su regazo y lo beso apasionadamente, con deseo. El Byron me responde el beso sin perder tiempo, y posa sus manos en mis nalgas, apretándolas y atrayéndome a sí al mismo tiempo. Agarro su pelo con mis manos y lo tironeo levemente, víctima del placer. Un gruñido sale de su boca, su cuerpo ciñéndose al mío desde abajo. Tiro su cabeza hacia atrás y beso su cuello, dejando tres chupones consecutivos. Le saco la polera con su ayuda y recorro su pecho con mis manos, para después hacer un camino de besos, mordiscos y lamidas desde su clavícula hasta su ombligo. Estoy de rodillas en el piso, ya que no soy elastic girl y no puedo estar sobre él y besar su ombligo al mismo tiempo. Lo miro buscando su aprobación mientras le desabrocho el pantalón. Asiente y se muerde el labio, ayudándome a sacarle el pantalón. Tira sus zapatillas a la chucha y yo lanzo su pantalón a otro sillón. Le bajo el bóxer y acerco mi boca a su pene, lamiendo la punta. Lo siento estremecerse al sentir el contacto de mi lengua en su miembro. Comienzo a chupar suavemente, metiéndolo y sacándolo de mi boca. Oigo como suspira cada vez que repito mi accionar. Con mi mano envuelvo el resto y comienzo a masturbarlo. Que fea la palabra masturbar, suena como de viejo cochino.
Saco la mano y me afirmo el pelo antes de meter lo más que puedo en mi boca. Mis manos son reemplazadas por la del Byron, quien afirma mi pelo y comienza a dirigir mi ritmo. Su pene entra y sale de mi boca repetidas veces, cada vez más rápido. Yo muevo mi lengua y labios acorde al ritmo que él establece. Su mano se tensa en mi pelo y comprendo por qué es cuando el resto de su cuerpo se tensa también, dejando un líquido amargo y viscoso en mi boca. Me lo trago porque o sino me ahogaré, y me siento en el piso. La verdad es que sabe horrible, pero encuentro que es como bien sexual tragárselo, no sé si me apoyan.
- Perdón, te tuve que haber avisado-. Dice el Byron reponiéndose en el sillón. Niego con la cabeza y le sonrío.
- Tranquilo-. Digo sentándome a su lado en el sillón. Se acerca y me besa, sin importarle que sus propios fluidos estén en mi boca. Me empuja recostándome en el sillón y se gana sobre mí. Una mano lo ayuda a mantener el equilibrio y la otra la sube por mi estómago, desabrochando mi blusa y apretando mi pechuga por sobre el sostén. Paso mis manos bajo mi cuerpo y desabrocho mi sostén.
El Byron se posiciona de lado en el sillón y me ayuda a sacarme la blusa y el sostén. Al terminar de despojarme de mi ropa, vuelve a donde estaba antes, sobre mi con una mano en mi pechuga. Su mano presiona suavemente, apretando mi pezón de vez en vez. Gimo bajo cuando su boca baja a mi cuello, repartiendo deliciosos besos en el. Baja por mi cuello hasta mis pechos, succionando mis pezones y tocando todo lo que le llama la atención. Se pone de rodillas y me saca el short de un jalón, tirándolo a la mierda. Sujetándome por los muslos, me atrae a su cuerpo bruscamente, quedando entre mis piernas. Vuelve a besar mi boca, con sus manos acariciando mi muslo interno. Sus dedos suben inquisitivos por mi muslo, acariciando mis partes privadas por sobre el calzón, provocándome un par de gemidos, los cuales se pierden en su boca. Uno de sus dedos corre mi calzón a un lado mientras otro comienza a moverse sobre mi privacía. Suspiro en su boca y muevo mi cadera hacia arriba, acercándola más a su mano, sin embargo me encuentro con algo más, algo que no es su mano. Lo oigo gemir al sentir el contacto.
Separo su cara de la mía y lo observo fijamente, esperando a que me diga algo. - ¿Tení condón?-. Pregunta, a lo que asiento. - En mi cómoda, primer cajón-. Respondo. El Byron se para y se mete a mi pieza, escucho abrirse y cerrarse el cajón de la cómoda, luego lo veo salir de mi pieza con el sobrecito del condón en la mano. Llega junto a mí y lo rasga con los dientes. - ¿Sabí ponerlo?-. Le pregunto en caso de. Asiente. Igual se lo saco de las manos, lo soplo y se lo pongo yo. Él me mira con cara de excitación total y nos recuesta sobre el sillón otra vez. Toma su miembro con su mano y lo dirige a mi entrada. Doy un pequeño gritito al sentirlo dentro.
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Sencilla y detalladamente weona.
Romance¿Qué hacís cuando tu crush es el malo de la película? Onda, no el malo malo, porque no es un asesino o algo por el estilo, pero es todo lo que tu mamá no quiere que tengas en tu vida. Así es gente, me gusta el socialmente desaprobado. ¿Por qué? Ni...