Confesión.

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Faltan dos días para el dieciocho de septiembre, y tanto el baile como mi vestuario están listos y esperando a ser presentados. En los ensayos ni pude estar con el Byron porque es medio complicado el baile, y cuando yo tenía descanso, él tenía ensayo. Fuera de eso nos hemos hablado en el liceo, y de vez en cuando nos vamos juntos al liceo. Según yo, en mi perspectiva, hemos avanzado harto. Porque ahora está como que más pendiente de mí, toma la iniciativa y cosas así. Sus inseguridades respecto al Cris todavía no se han ido por completo, sin embargo no han avanzado. Lo que es bueno. - Último ensayo-. Grita la profesora antes de hacernos volver a ensayar el baile en la cancha. Terminamos de ensayar y tocan la campana para irnos. Me tiro al piso, totalmente molida. Hemos estado ensayando really hard, porque como somos tantos siempre hay alguien que se equivoca y nos hace iniciar otra vez. La Maca me tira mi mochila y se despide, puesto que hoy es el cumpleaños de su primo y se irá a su casa y esas weás. Yo también debería irme a mi casa, pero estoy tan pa la cagá que no puedo moverme. No sé cómo esperan que baile mañana con este cuerpo. Decido descansar aquí un rato más antes de irme. Algo demasiado pesado cae sobre mi. Miro y veo al Byron. - Hola, preciosura de mi corazón-. Le digo dejando mi mochila al lado. - ¿No te vai a ir?-. Pregunta acomodándose mejor. - Sí, pero después. Estoy echa pico-. Hago un puchero. Asiente. - Ya, vamos-. Se para y me obliga a pararme con él. Lo hago y me aferro a su cuello. - ¿Te vai conmigo?-. Le digo mientras que él camina conmigo a rastras. - Síp. ¿Por?-. Pregunta. Yo le suelto el cuello, me gano frente a él y lo obligo a abrazarme. El Byron pone su cara en mi cuello. - Porque hace mucho que no pasamos rato juntos-. Le digo estrujando mi cuerpo entre sus brazos. - Ayer estuvimos juntos-. Dice entre risas. - Eso es demasiado tiempo-. Respondo dándole un beso en la mejilla. Nos ganamos en el paradero y esperamos la micro. Suena mi celular y puteo mentalmente a quien sea que esté llamándome. Es el Cris. Contesto el teléfono y me lo pongo en la oreja, entre mi cara y la del Byron. - Aló, mi amor. ¿Te acordai que me debes una once?-. Pregunta del otro lado de la línea. - Sí, estoy de la maraca, ¿Y tú?-. Respondo con sarcasmo. El Byron se pega más a mi. - Chistosa. ¿Podi verme hoy día?-. 

- ¿Por qué, pasó algo?-. Pregunto. - No, pero testraño-. Dice. - Pero me vai a venir a ver bailar mañana, ¿O no?-. Veo la micro acercándose en la cuadra siguiente. - Sípo, obvio-. Me asegura con voz dulce. - Entonces nos vemos mañana po, que hoy día hace frío. Chau-. Le digo y le corto el celular. Con el Byron abordamos la micro abrazados, ya arriba el Byron se apoya en la ventana, yo me doy vuelta y lo abrazo de frente. - ¿De verdad teni frío?-. Me pregunta haciéndome cariño en el pelo. Asiento. Me abraza, apretándome contra su cuerpo. Yo fundo mi cara en su pecho y permito descansar un poco mi cuerpo. - ¿No estai cansado?-. Le cuestiono, a lo que niega. - ¿De verdad?-. Asiente. - ¿Cómo?-. Le pregunto buscando una respuesta, porque yo quedé hecha pico y ni fumo. - Soy una máquina-. Me dice. Me río. Nos baja de la micro y se pone a caminar. - ¿Tu casa o la mía?-. Pregunta, revolucionando mis hormonas. - Tengo casa sola-. Suelto recordando que hoy mi abuela tiene zumba. La acompaña el Tomy, quien no tiene clases a esta hora. Asiente y redirige nuestro caminar a mi casa. Abro la reja sin soltarnos y espanto al Felpe pa que no se arranque. Abro la puerta de la casa, y entramos los tres. - Siéntate donde querai, yo me voy a abrigar-. Le digo separándome de él. Camino a mi pieza con él pisándome los talones. - ¿Pa donde vai?-. Le pregunto abriendo mi pieza. Entro y él también, sentándose en mi cama. Cierro la puerta y recojo un poco de la cagá que tenemos con el Tomy. Me saco la ropa, poniéndome un buzo y un polerón.  Al terminar tiro la ropa al cesto, recogiendo la ropa sucia que está a su alrededor. En eso aparece una araña. Me quedo mirándola, en shock. Después respiro y recojo un zapato para matarla. Al hacerlo tiro el zapato a la chucha y me sacudo la ropa. Escucho la risa nada disimulada del Byron. - ¿Qué es tan chistoso?-. Le digo mientras me acerco con mi mirada asesina. - ¿Le teni miedo a las Arañas?-. Pregunta. - Sí. ¿Y tú?-. 

Sencilla y detalladamente weona.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora