27. Helsinki

2.6K 148 8
                                    

Estaba en la cocina junto a Helsinki mientras reíamos recordando todo lo que habíamos hecho con Nairobi en Argentina. De repente Palermo entró a la habitación haciendo que nos quedáramos en silencio, tomó una botella de alcohol de la nevera y le habló a Helsinki antes de irse.

—Che, ¿no venís? —preguntó hacia Helsinki con una sonrisa pícara enseñándole su botella.

—No, no va —Me interpuse entre ellos ganándome una mala mirada del argentino.

—¿Ahora está mina controla lo que podés o no podés hacer? —Se burló por lo que Helsinki se levantó de su lugar para hablar.

—No, yo ir en un momento —contestó a lo que Palermo sonrió satisfecho antes de irse a su habitación.

—¿Qué fue eso Helsinki? —Le reclamé con las manos sobre mi cintura.

—Somos brothers Filadelfia —Helsinki colocó su mano sobre la mía para tranquilizarme, rodé mis ojos al escuchar las palabras absurdas que salieron de su boca.

—Eso te lo crees tú y tu puta madre Helsinki —Aparté mi mano bruscamente y caminé hacia la puerta para salir de la habitación—. Si vuelve a botarte como siempre es tu puto problema —susurré antes de salir.

—Filadelfia —El serbio me llamó varias veces pero me rehusé a volver con él, en su lugar le grité una última cosa sin importar quien me escuchara.

—¡Que te consuele su polla por las noches! —grité sacándole el dedo de en medio sin voltear a mirarlo.

Caminé hasta la habitación que compartía con Bogotá y estando allí me lancé sobre mi cama boca abajo tratando de calmar los celos que sentía en mi interior.

—¿Mal momento para ofrecerte una cerveza? —Bogotá abrió la puerta encontrándose conmigo gritando sobre una almohada.

—Ahora la necesito más que nunca —Le quité la cerveza de la mano y me la tomé de un solo sorbo.

—Al parecer la cosa si está mal —habló al verme beber de tal manera.

—Creo que si está enamorado de Palermo —Decidí sincerarme con él.

—Pero si ya lo habíamos hablado —Me miró con lástima—. Helsinki es marica y nadie va a poder cambiar eso, ni siquiera tú.

—Pues creí que si iba a poder —Me recosté palmeando el sitio a mi lado para que él se recostara junto a mí.

—Bueno, a lo mejor y el universo quiere que encuentres a alguien más —Nairobi entró a la habitación entrometiéndose en nuestra conversación.

—Pero yo lo quiero a él —Me quejé como niña pequeña.

—Pues alguien más debe estar queriéndote a ti —Bogotá intentó animarme mirando a Nairobi con una sonrisa.

—Ahora vamos a tomarnos unas copitas para calmar las penas —Nairobi me obligó a levantarme en contra de mi voluntad.

Bogotá se levantó al mismo tiempo y empezó a seguirnos hasta que Nairobi colocó una mano en su pecho para detenerlo.

—Tarde de chicas —Se excusó con una sonrisa entrando a la habitación de Tokio y cerrando la puerta en la cara de Bogotá.

—¡Perdón Bogotá!¡Te queremos! —grité para disponerme a festejar con las demás integrantes femeninas de la banda.

La Casa de Papel - One ShotsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora