Estaba caminando hacia la cafetería para tomar mi turno de descanso cuando escuché algunos gritos provenientes de las bodegas, decidí acercarme al lugar para encontrarme con una Nairobi bastante alterada.
—¿Se puede saber que mierda está pasando? —pregunté al ver a la mujer sola en el lugar.
—Berlín quiere matar a Denver —respondió antes de salir corriendo.
—Espera, ¿qué? —Me quedé en shock por unos breves segundos antes de salir corriendo tras ella—. ¿Estás consciente de lo que dijiste? —pregunté agitada mientras seguía corriendo a quien sabe dónde.
—¿Es muy difícil creer que Berlín quiera asesinar a alguien? —preguntó sin dejar de correr.
—Mierda, buen punto —murmuré girando por un pasillo.
—Berlín —Nairobi fue la primera en hablar cuando nos encontramos con Berlín, Denver y los dos serbios reunidos a las afueras de un baño.
—Hey, calmado —Levanté mis manos hacia Oslo cuando este me apuntó con su rifle.
—Lo siento tío, no me di cuenta del puto botón —Denver siguió su conversación sin prestarnos atención—. Te compenso con diez o quince millones de los míos y para adelante, ¿te parece?
—Quince millones —Nairobi señaló enfatizando la gran oferta.
—¿Van a matarlo por un botón? —pregunté pero todos me ignoraron.
—Quince millones, no me jodas, nos vamos y a tomar por culo, quince millones —Denver habló nervioso.
—Quince millones de euros —Berlín repitió alegre dándome una sonrisa traviesa.
—Te lo firmo si quieres, sí —Denver aseguró.
—¿Por un botón? —Berlín preguntó con burla.
—Eso es lo que llevo preguntándome desde que llegué —murmuré sabiendo que nadie iba a explicarme que sucedía.
—Por un botón —Denver afirmó dándome una mirada cargada de nerviosismo.
—Déjale, Berlín —Nairobi se acercó a ellos por lo que caminé detrás suyo por si las cosas se salían de control.
—¿Qué está pasando aquí? —Berlín preguntó hacia Denver.
—No está pasando nada —Denver respondió cada vez más nervioso.
—Es curioso —Berlín comenzó uno de sus estúpidos discursos luego de reírse—. Venía con la idea de meterte un tiro así, no sé, en el pie para compensar y me están entrando unas ganas de meterte un tiro en la cabeza y no sé muy bien por qué.
Justo cuando Berlín terminó de hablar se escuchó el sonido de una cisterna ser descargada, rápidamente llevé mi mano a mi rifle al no entender nada de lo que estaba pasando.
—¿Quieres decirme que pasa? —susurré hacia Nairobi pero ella se quedó estática en su lugar—. A la mierda —murmuré para mí misma antes de entrar tras Berlín y ver como este abría la puerta de un cubículo.
—Colonia —Nairobi me llamó pero me posicioné junto a Berlín mientras este seguía abriendo puertas.
—Berlín no hace falta —Denver avanzó hacia nosotros cuando estuvimos frente a la tercera puerta.
Berlín levantó su mano en advertencia por lo que el chico se quedó quieto en su lugar, rápidamente el líder tocó dos veces la puerta del cubículo.
—Denver, Denver, ¿eres tú? —Escuchamos la voz de una mujer del otro lado de la puerta.
—No me jodas —susurré mientras Berlín abría la puerta lentamente para revelar a la rehén que Denver supuestamente había matado—. Mierda y más mierda, está viva —La mujer se quedó mirándome sin saber que hacer. Todos me miraron mientras hablaba y luego se quedaron en completo silencio esperando algún movimiento de parte del líder.
—Te mandé a matarla un viernes, y hoy es domingo —Berlín fue el primero en romper el momento de tensión para reírse en la cara de Denver—. ¡Domingo de resurrección! Alabado sea el señor, disculpa, voy a dejar que termines con calma, no quiero ser yo quien perturbe tu intimidad —susurró hacia la rehén para volver a cerrar la puerta.
—¿Qué mierda es esto? —pregunté tan confundida como nunca había estado en mi vida.
—Voy a hacerte una confesión Denver —Berlín me interrumpió—. Cuando la vi ahí tirada, muerta, algo en mi se removió, a veces me precipito, este carácter mío —Caminé hacia la salida del baño sabiendo que iba a empezar otro de sus discursos.
—Colonia espera —Nairobi susurró tomándome del brazo pero me solté de su agarre de manera brusca.
—Tú sabías que estaba viva —hablé molesta mientras los dos serbios entraban al lugar para posicionarse tras Berlín.
—Yo te pedí que la mataras, porque esa mujer puso en peligro el plan, nuestro plan —Berlín me miró por escasos segundos antes de volver a mirar al chico—. Y tú la has salvado, por no hablar del botón.
—¿Qué puto botón? —Volví a preguntar sintiéndome frustrada.
—Que por tu torpeza, han puesto mi cara en los telediarios, los aeropuertos, las comisarías, y ahora sí, has roto definitivamente mi futuro —Llevé mis manos a mi rostro al comprender toda la situación, en seguida froté mis ojos sintiendo el estrés apoderarse de mi cuerpo.
De repente escuché varias pistolas ser recargadas por lo que aparté las manos de mis ojos para encontrarme con Berlín apuntando a Denver, y a Nairobi apuntándolo a él.
—No me jodas Berlín, que esto no es una película de Tarantino, ¿eh? —Nairobi me miró esperando que levantara mi rifle—. Baja el arma.
—No, baja tú el arma Nairobi —Denver pidió rogándome con su mirada que lo ayudara.
—A la mierda con ustedes —susurré molesta—. Yo me voy de aquí antes de que se maten —Sin esperar la respuesta de ninguno pasé bajo el brazo de Nairobi y salí de aquel lugar esperando no escuchar ningún disparo.
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La Casa de Papel - One Shots
Fiksi PenggemarPequeñas historias con tus personajes favoritos de la casa de papel. Encontraras historias tanto de algunas escenas de la serie como algunas inventadas por mi.