41. Arturito/Denver II

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Me encontraba en una sala junto a Denver y varios rehenes, pues teníamos que recolectar tanta sangre como nos fuese posible para la operación de emergencia de Nairobi.

—Perdona, ¿para quién es la sangre? —Escuché a Manila preguntarle a Denver.

—¿A ti qué mierda te importa para quién es la sangre? —Denver devolvió la pregunta estresado.

—Aquí no estamos para responder sus preguntitas —añadí acariciando la espalda del ojiazul para que se calmara.

—Porque han salido dos con el peluche, pero aquí sólo está una —Manila respondió mirándome por unos pocos segundos.

—Pues ya sabes para quien es, vamos a estarnos callados —Denver dio por finalizada su conversación dando un suspiro exasperado.

—Señorita Viena —Me llamó una rehén señalando su bolsa de sangre.

—Ahora vuelvo —Dejé un beso en la mejilla de mi esposo para caminar hacia la rehén, saqué la aguja de su brazo y tomé varias bolsas para etiquetarlas.

—¿Necesitas ayuda? —Denver preguntó mirando las bolsas en mis manos.

—No, estoy bien, pero puedes ir a vigilar a Arturo —sugerí a lo que él asintió sin ganas, en seguida caminó hacia el hombre y se paró frente a él mientras me miraba con una pequeña sonrisa en sus labios.

A sus espaldas se encontraba Arturo mirándonos con desprecio, de repente a su cabeza llegó una idea para molestar a Denver por lo que lo llamó para empezar a hablar entre susurros.

—Denver —llamó ganándose una mala mirada del nombrado.

—¿Qué? —contestó de mala gana.

—Gracias —Arturo susurró con una sonrisa.

—¿Por qué? —preguntó girándose completamente en busca de respuestas.

—Quería entrar aquí solo para podértelo decir personalmente —Denver se acercó a él confuso—. Yo sé que tú y yo no hemos empezado precisamente con buen pie, pero al final lo verdaderamente importante es que has criado a mi hijo, gracias —Finalizó con un suspiro de alivio.

—¿Qué estás diciendo, mamarracho? —preguntó enojado, Paquita llegó a su lado para sacarle la aguja y tomar la bolsa de sangre de Arturo—. No, Paquita, ya está, muchas gracias, va —Apartó a la mujer con suavidad para seguir hablando con Arturo.

—Sé que a su edad y con todo ese dineral... seguramente cambiar pañales no entraba en sus planes —habló refiriéndose a los dos—. Pero eso los honra aún más, te honra aún más, porque hay que ser muy hombre para cuidar de un niño que ha nacido del esperma de otro hombre.

—Mira, mamón de feria —Denver lo tomó del mono bruscamente—. Procura estar callado y no me calientes, que puedes comer puño hasta el día de Reyes —amenazó intentando controlar sus ganas de golpearlo.

—Mierda, no es —hablé en voz alta captando la mirada de ambos hombres—. No es A negativo, la tuya es A positivo Arturo —Alcé la bolsa de sangre en mi mano enojada—. ¿Qué mierda pretendías hacer? —Me acerqué a ellos sin recibir respuesta—. ¿Qué mierda pretendías hacer? Esto no ha sido por casualidad, pudiste haber matado a Nairobi —Elevé el tono de mi voz mientras veía a Denver apartarse demasiado enojado.

—Perdón —susurró mirándome con culpa—. Perdón, joder me he equivocado, no ha sido a propósito, yo sé que soy grupo A, pero no sabía si era positivo o negativo —Comenzó a hablar rápido debido a su nerviosismo—. ¿Quién sabe esas cosas? No se utilizan todos los días, perdonadme —Siguió parloteando.

La Casa de Papel - One ShotsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora