Estaba junto a Bogotá y Nairobi en el ascensor, pues los tres bajamos a la bóveda para poner a salvo a Nairobi, Palermo había liberado a Gandía y este había intentado asesinar a varios integrantes de la banda, entre ellos Helsinki y Nairobi.
—Tú da tu discurso mientras yo vuelvo arriba para buscar a ese hijo de puta —Le avisé a Nairobi antes de volver a entrar en el elevador.
—Ten cuidado Houston —Bogotá se despidió deseándome suerte.
—Y no caigas ante las tentaciones de ese calvo de mierda —Nairobi me miró con pesar al saber mi historia con aquel escolta.
Les asentí una última vez antes de que las puertas del ascensor se cerraran, me senté en el medio de este mientras trataba de controlar mi respiración. Ver a Gandía justo en ese momento me había desestabilizado emocionalmente y viejos recuerdos habían reaparecido en mi memoria, muchos de esos recuerdos que me había esforzado por dejar en el pasado.
—Contrólate maldita sea —Me susurré a mí misma mientras secaba las lágrimas que se habían deslizado por mis mejillas.
Cuando el elevador abrió sus puertas me puse de pie, alcancé a dar un paso fuera cuando sentí una mano taparme la boca, intenté batallar pero en pocos segundos había caído desmayada debido al trapo que la persona sostenía en mi nariz.
—¿Qué mierda? —susurré al abrir los ojos, me encontraba atada de manos y pies en una habitación oscura que tenía pantallas con las cámaras del banco.
—Hola, Isabel —Gandía apareció en mi campo visual sonriendo, cerré mis ojos con fuerza debido a una punzada que se esparció por la parte frontal de mi cabeza—. ¿Estás bien? —El escolta se acercó para revisarme.
—Estoy como nunca —Me alejé de su tacto fingiendo una sonrisa—. No sabes lo emocionante que es estar atada como un perro con tu maldito ex prometido al frente.
—Quisiera soltarte pero no sé de qué eres capaz ahora —susurró acariciando mi barbilla.
—No me toques —Aparté mi rostro bruscamente mientras lo miraba con odio.
—Me gustaría hablar contigo pero ahora mismo tengo que salir, te dejo con tu amiguita Tokio —Me señaló detrás suyo, mi vista se quedó estática en una Tokio desmayada y con el mono abierto.
En mi pequeño estado de shock Gandía aprovechó para dejar un beso en mi cabeza y salir de la habitación, cuando escuché la puerta ser cerrada volví al mundo real, de inmediato intenté desatarme pero lo único que logré fue lastimarme las muñecas y tobillos. Sin importarme el ardor seguí ejerciendo fuerza sobre las cadenas, sin embargo dejé de batallar cuando escuché las cadenas de Tokio moverse.
—¿Houston? —preguntó confundida mientras miraba a su alrededor.
—¿Cómo estás? ¿Te hizo algo? —pregunté preocupada.
—Estoy de la mierda, pero tranquila que Gandía no me puso una mano encima —Me sonrió tratando de tranquilizarme.
—Vale, ahora tenemos que ver cómo salimos de aquí —hablé mirando hacia todos lados en busca de la mejor manera de escapar.
—Ya intenté todo pero es imposible salir de aquí si no nos suelta —Tokio advirtió—. Oye —Me llamó haciendo que mi atención se centrara en ella.
—¿Qué pasa Tokio? —pregunté.
—Gandía me mencionó que iba a salir de aquí a matar a todos —Rodé los ojos al escuchar sus palabras—. Iba a matar a todos menos a ti —Intenté evitar su mirada cuando dijo aquellas palabras—. Y todavía no me explico el por qué te salvaría.
—Bueno... lo conozco desde hace muchos años —contesté sincera—. Fuimos novios y estuvimos a punto de casarnos pero ya sabes cómo son los tipos como él —Reí amargamente.
—¿Había alguien más? —preguntó con cautela.
—Si, con mi mejor amiga —Sentí mis ojos humedecerse pero me obligué a no soltar una sola lágrima—. Pero bueno, si no lo hubiera dejado no hubiera conocido a esta maravillosa familia.
—Y sobre todo no hubieras conocido a... —No finalizó su oración, pues escuchamos la puerta ser abierta para enseguida ver entrar a Gandía débil y escurriendo sangre.
—¿Qué...? —Intenté formular una pregunta cuando lo vi coger un botiquín para inyectarse algo.
—¿Qué ha pasado? —Tokio preguntó preocupada por los integrantes de la banda.
—Nairobi me ha lanzado una granada —contestó.
—¿Nairobi está bien? —pregunté sin recibir respuesta de su parte—. ¡Que si Nairobi está bien!
—No sé si está bien, pero levantarse sí que se levanta la hija de puta —contestó logrando calmarme un poco al saber que todos estaban con vida.
—¿Sabes que estás chorreando sangre como un cerdo? —Tokio preguntó mirándolo con asco, él se limitó a mirar al suelo antes de caer desmayado.
—Wow, que espectáculo —hablé hacia Tokio.
—Ahora vamos a ver si se acuerdan de nosotras y nos sacan de aquí —susurró recostando su cabeza hacia atrás.
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La Casa de Papel - One Shots
FanfictionPequeñas historias con tus personajes favoritos de la casa de papel. Encontraras historias tanto de algunas escenas de la serie como algunas inventadas por mi.