52. Estocolmo/Denver II

3.1K 167 16
                                    

Llevaba un rato sentada en el suelo del baño divagando en mis pensamientos, el que más destacaba entre ellos era la idea de que Denver estuviese realmente enamorado de Mónica y que quisiese darse una oportunidad con ella antes que conmigo, aunque ya llevábamos algunos meses siendo pareja.

—¿Viena? —Salí de mis pensamientos al escuchar la voz de Moscú del otro lado de la puerta.

—¿Si? —pregunté levantándome del suelo para mirarme en el espejo, mi rostro estaba pálido y mis ojos estaban inyectados de sangre debido al llanto.

—¿Estás bien cariño? —Moscú sonaba preocupado por lo que me apresuré a poner un poco de agua en mi rostro con el fin de que nadie notara que había estado llorando.

—Si, sólo un poco cansada —respondí caminando hacia la puerta.

—Denver lleva buscándote un buen rato —El hombre habló antes de que abriera la puerta.

—Bueno, ahora mismo no está en mis planes verlo... —respondí para abrir la puerta y encontrarme con Moscú y su hijo viéndome atentamente—. Denver —susurré con una sonrisa fingida.

—¿Podemos hablar? —preguntó acercándose a mí.

—No creo que tengamos mucho de qué hablar ahora —respondí mirando a Moscú en busca de ayuda pero él se limitó a darme una sonrisa tranquilizadora antes de cerrar la puerta y dejarme a solas junto a su hijo.

—Por favor —El ojiazul suplicó con los ojos humedecidos.

—Que sea rápido, tengo que ir con Helsinki —mentí evitando su mirada.

—¿Por qué te fuiste? —preguntó sin darle vueltas al asunto.

—Creo que es obvio —Levanté mi mirada para encontrarme con sus ojos llenos de dolor.

—No, no lo es, no sé porque mierda lo hiciste —Denver habló dolido.

—Se nota que te atrae, creo que no tenía mucho que hacer ahí —respondí con sinceridad, cuando él estuvo a punto de hablar Mónica entró al baño interrumpiendo nuestra posible reconciliación o ruptura definitiva.

—Perdón, no sabía que estaban aquí, puedo irme si quieren —habló apenada posando su mirada solo en Denver.

—No, está bien, no estábamos haciendo nada importante —contesté rápido para evitar que Denver dijera algo—. De hecho te necesitaba porque se me ocurrió una idea.

—Viena, por favor —Denver habló dolido tomando mi mano.

—¿Ustedes son...? —Mónica preguntó al ver que dejaba que Denver entrelazara nuestros dedos—. De verdad que yo no sabía, lo que he dicho antes ha sido un error, de verdad te pido perdón —Se disculpó conmigo llevándose las manos a la cabeza.

—No te preocupes, nosotros no... —Antes de que pudiera terminar mi frase Denver me interrumpió.

—Somos pareja, perdón por darte la idea equivocada —contestó sin apartar su mirada de mí.

—Yo lo siento mucho, en serio —Mónica volvió a disculparse por lo que negué con mi cabeza.

—Ya pasó, todo olvidado —Le sonreí con honestidad—. Ahora puedes esperarnos en la oficina que está junto a Nairobi —pedí para tener unos cuantos segundos a solas con Denver.

—Claro que sí, y de nuevo perdón —Me sonrió antes de salir del baño.

Los dos nos quedamos en completo silencio cuando ella nos dejó solos, inmediatamente me giré para conectar mi mirada con la de Denver.

—Creo que yo sí que tengo que pedir perdón —Él fue el primero en hablar tras unos segundos en silencio—. Te hice entender cosas que no eran y con esa mierda de que me estaba empezando a gustar lo único que logré fue lastimarte.

—No soy una persona de guardar rencores —contesté acariciando su mano que estaba entrelazada con la mía.

—Entonces... ¿Tú y yo seguimos juntos? —Denver preguntó recordando nuestra discusión.

—Creo que realmente nunca nos separamos —respondí por lo que él soltó un suspiro aliviado—. Aunque nuestro pequeño descanso sí que fue pequeño, duró solo unas horas —Los dos reímos al saber que no podíamos estar mucho tiempo lejos del otro.

—No te merezco, de verdad que no lo hago —Denver dejó de reír y me miró a los ojos para en seguida abrazarme con fuerza.

—Te mereces todo lo bueno de este mundo aunque no lo creas —susurré acariciando su cabello, sabía que el chico había tenido una infancia y adolescencia difícil por lo que siempre creía que no era merecedor de las cosas buenas que pasaban en su vida.

—No puedo esperar a que salgamos de aquí —Denver se separó para acariciar mis mejillas.

—Bueno, tenemos que ir a hacerle un pasaporte falso a Mónica —Dejé un beso en sus labios para evitar que siguiéramos hablando de las posibilidades que teníamos de salir con vida de aquel lugar.

—Eres un cerebrito —contestó tomándome de la mano para salir de allí.

—Alguien en la relación tiene que ser el que usa el cerebro —Denver soltó una carcajada pasando su brazo sobre mis hombros.

—Pues me alegra que ese alguien seas tú —Dejó un beso en mi mejilla haciéndome sonreír.

La Casa de Papel - One ShotsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora