19. Profesor

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—Así quedan los equipos, ¿todo claro? —Miré a todos esperando sus respuestas.

—Me parece que alguien quiere hacer trampa —Palermo le susurró a Nairobi.

—Como empieces con tu cizaña —Me acerqué a él con intenciones de empujarlo pero Sergio se atravesó en mi camino deteniéndome.

—Ay si, miráme como tiemblo pelotuda —Martín se burló de mí.

—Juro que un día de estos te vas a despertar y vas a estar rodeado de sangre y te preguntarás, ¿pero quién me ha hecho esto? —Imité su acento al preguntar—. Y la respuesta es que yo, yo voy a matarte un día de estos —Me abalancé sobre el argentino pero Sergio me levantó por la cintura y me apartó antes de que pudiera hacer algo.

—Cálmate —susurró mientras me acariciaba el cabello.

—Que fetiches tan raros que tenés Chicago —Palermo siguió burlándose.

—¿Qué karma estoy pagando Dios? —Me arrodillé hablándole al cielo.

—¡Bueno ya! Suficiente dramita por hoy —Denver nos regañó—. ¿Vamos a jugar o qué? —Sonrió mientras hablaba, todos asentimos para seguirlo hasta el jardín y comenzar a jugar.

—¡Defendemos a tope! —Tokio gritó desde el arco.

—Vamos a ganar esto —Animé a mi equipo.

Todos empezamos a correr tratando de anotar gol, después de un rato alguien de mi equipo sacó el balón por lo que Nairobi salió de la cancha para cobrar un tiro de esquina. Me posicioné en una de las esquinas de la cancha tratando de cubrir a Palermo, sin querer bajé mi mano rozando levemente sus zonas privadas.

—¡Pero que te pasa pelotuda! —Me empujó logrando que cayera al suelo de espaldas.

—¡Que fue sin querer! —respondí poniéndome de pie.

—¡Oigan! —Nairobi corrió hacia nosotros al ver que íbamos a empezar a pelear, de nuevo; Todos la siguieron para ver que ocurría.

—Me está tocando los huevos —Palermo se defendió cuando Sergio se colocó en medio de los dos.

—¡Ya dije que fue sin querer! —Me defendí cruzándome de brazos.

—¡Sin querer la puta que te parió! —Palermo intentó acercarse a mi para empujarme.

—¡Por favor! Calla, queda un minuto, ¿os lo vais a pasar discutiendo? —Sergio nos reprendió.

—Iba a defender y sin querer rocé sus asquerosidades —Le expliqué a Sergio mientras hacía cara de asco—. Es lo más repugnante que he tocado en mi puta vida.

—Clon, clon, le has hecho en los huevos —Nairobi apoyó a Palermo.

—Esto es la verdadera traición —Llevé una mano a mi frente y me tiré al suelo solo para hacer todo un poco más dramático.

—Después se quejan de que yo soy el peor de la banda —Palermo murmuró.

—¡Basta ya! No vuelvas a empujar a nadie, ¿de acuerdo? —Sergio habló hacia Palermo mientras me ayudaba a levantar—. A la siguiente, expulsado.

—¡Sigamos! —Tokio gritó tratando de evadir el tema.

—¡Venga, ya! —Nairobi la apoyó, luego tomó el balón y lo lanzó al cielo, Palermo saltó para darle con la cabeza pero Denver le bajó la pantaloneta dejando su ropa interior a la vista.

—¡Eso es gol! —Denver se acercó a mi para celebrar, reí con satisfacción mientras miraba al argentino retadoramente.

—Chicago por favor —Sergio llegó a mi lado para darme la vuelta y evitar que siguiera viendo a Palermo.

—¡Penalti! —Nairobi le gritó al profesor exigiendo que se cobrara la falta que cometió Denver.

Palermo se acercó a Denver después de subir sus pantalones y lo empujó por el pecho, me metí entre ellos para empujar al de ojos claros logrando que retrocediera unos cuantos pasos.

—¿Y ahora que te pasa? —pregunté enojada.

—Ay no, ya van a pelear —Nairobi se alejó junto a Tokio y Lisboa para vernos desde el arco.

Helsinki se acercó a Palermo para empezar a gritarle en serbio, intenté detenerlos pero Helsinki empujó a Palermo antes de que pudiera intentarlo. El argentino intentó defenderse cuando Helsinki lo volvió a empujar logrando que él levantara el puño y lo lanzara al aire sin pensar, el golpe finalmente aterrizó en mi mejilla cuando di unos cuantos pasos para parar su pelea.

—¡Oh! Vamos —Tokio gritó al ver que me llevaba la mano a la mejilla.

—A la mierda contigo Palermo —Antes de que él pudiera reaccionar le devolví el golpe, cuando estuve a punto de patearlo Denver se entrometió y Sergio apareció a mi lado.

—Penalti y expulsado, fuera —Sergio le habló a Palermo tratando de mantener la calma. Inevitablemente comencé a reírme en su cara, mi risa se vio ahogada cuando sentí un golpe en el estómago.

Solté el aire que tenía contenido mientras me inclinaba sobre mis rodillas, Sergio se acercó a Palermo y le lanzó un puño que lo hizo caer inconsciente.

—¡Joder! —Denver gritó mientras todos veíamos al profesor impresionados.

—Hacer boxeo sí que te funciona —hablé en voz alta, Sergio me miró sin saber que decir y con el puño aún levantado.

—Bueno, creo que se acabó el juego por hoy —Nairobi dejó el balón en el suelo para salir de allí siendo seguida por los demás.

—Estoy impresionada —Le dije a Sergio cuando todos ya se habían ido.

—Perdona, creo que me descontrolé un poco, es que ver cómo te pegaba me ha alterado y... —habló demasiado rápido por lo que lo tomé de las mejillas y lo callé con un beso.

—Gracias —Sonreí sobre sus labios antes de extenderle mi mano para que la tomara.

—¿Vamos a dejar a Palermo ahí tirado? —preguntó volteando a verlo con culpa.

—Podemos tener unas horas de paz donde puedo averiguar para qué más eres fuerte —Lo tomé de la corbata para que se inclinara quedando a la altura de mí rostro y lo besé apasionadamente.

—Pues vamos a ello Chicago —Pronunció mi nombre coquetamente para volver a besarme mientras caminábamos de espaldas hacia su habitación.

La Casa de Papel - One ShotsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora