Tokio

3K 156 10
                                    

- Kyoto - Berlín me llamó en voz baja.

- ¿Qué pasa? - pregunté bajando el rifle sin apartar mi mirada de los rehenes.

- Se acabó tu turno, cambió con Río - informó en tono serio.

- Bien - me limite a responder mientras volvía a tomar el rifle entre mis manos.

Unos cuantos minutos después Río apareció en el salón con la respiración agitada y el cabello un poco revuelto.

- ¿No crees que se te estaba haciendo tarde? - pregunté de mal humor.

- Perdona Kyoto - susurro avergonzado parandose junto a mi.

- Para la próxima intenta ser más profesional - murmure dando la vuelta dispuesta a irme.

- ¿Estás bien? - el chico preguntó en tono amable por lo que me sentí mal de como le había hablado.

- Si, perdón Río, solo estoy cansada - me excuse soltando un suspiro - pero a la próxima por favor no te pases con tus turnos.

Él asintió apenado, me giré completamente y empecé a subir las escaleras para dirigirme a una de las oficinas donde teníamos un colchón y varias cobijas que funcionaban como sitio de descanso.

Cuando llegué a la oficina abrí la puerta con delicadeza evitando despertar a Nairobi que yacía sobre el colchón.

Coloqué mi rifle sobre un escritorio y me quité las botas, luego me dispuse a meterme entre las cobijas junto a Nairobi, ella abrió ligeramente los ojos dejando ver lo cansada que estaba.

- ¿Ya te toca turno bonita? - preguntó haciéndome un espacio junto a ella.

- No, recién llegó y no sabes cuanto necesitaba esto - murmure refregando mis ojos - lo peor de todo esto es que apenas tenemos dos horas para descansar.

- Uno se va acostumbrando - respondió ella encogiendose de hombros - anda, aprovecha el tiempo que te queda.

Me recosté y me cubrí con las cobijas, cerré los ojos y empecé a sentir como poco a poco el sueño se iba apoderando de mi, todo el cansancio que mi cuerpo contenía iba desapareciendo mientras mis músculos se relajaban. La sensación de alivio y paz duró menos de diez minutos, pues Tokio abrió la puerta con fuerza sin importarle quien estuviera dentro.

- Joder Tokio - Nairobi se quejó sentándose sobre el colchón.

- Nada te cuesta ser un poco más delicada - añadí negándome a abrir los ojos.

- Ya callate copia barata de mi - se burló mientras se quitaba las botas.

- No me obligues a levantarme solo para patearte el trasero - contesté.

No recibí respuesta de su parte por lo que supuse que ya se había recostado al otro lado de Nairobi, supe que estaba equivocada cuando sentí un peso caer a mi lado obligándome a abrir los ojos.

- ¡Eso dolió idiota! - me quejé cuando sentí el codo de Tokio enterrarse en mi estómago.

- Upsi - respondió con una sonrisa juguetona.

- De verdad que no puedo con ustedes dos - Nairobi nos dio la espalda intentado volver a dormir.

- Yo no puedo con ella - respondí señalando a Tokio aunque la mujer no me estuviera mirando.

- ¿Tú conmigo? - Tokio habló en tono sarcástico - solo digo que yo no soy la que copio el nombre de alguien más.

Antes de que pudiera contestarle Tokio me dio la espalda mientras soltaba risitas juguetonas.

- Dios por favor, ya deja de castigarme - susurre mirando el techo del lugar.

Tokio soltó una carcajada que Nairobi y yo seguimos, cuando nuestras risas se fueron apagando las dos se giraron a mirarme.

- ¿Qué? - pregunté con una sonrisa.

- Extrañaba pasar tiempo con ustedes - Tokio fue la primera en responder, Nairobi asintió dándole la razón.

- Aww, que cursis - me burlé.

- Y... ¿En qué momento empezamos a besarnos? - Nairobi soltó de repente haciendo reír a Tokio.

- Superalo - respondí avergonzada mientras me escondía entre las cobijas - estaba borracha y ya lo he aclarado muchas veces.

- Si claro - Nairobi se burló acomodándose en su lugar de nuevo.

- Solo callense y déjenme dormir - las dos me obedecieron dejándome sorprendida - wow, ojala fuera así siempre - susurre cerrando mis ojos para por fin poder descansar de todo el ajetreo que estaba implicando aquel robo.

La Casa de Papel - One ShotsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora