88. Gandía

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Me encontraba junto a Andrés y Sergio en la parte trasera del auto mientras Martín conducía fingiendo ser nuestro chofer.

—¿Estás lista? —El hombre a mi lado preguntó mirándome de arriba abajo.

—Mis ojos están aquí arriba —contesté rodando los ojos ante su mirada—. ¿Por qué tengo que fingir ser tu mujer? —pregunté en tono de reproche.

—Por favor no empecéis —Sergio nos reprendió.

—La mejor oportunidad de tu vida —Andrés susurró levantando su mano para enseñarme su anillo de compromiso falso.

—Hemos llegado —Martín habló antes de estacionarse, salir del auto y abrir la puerta de Andrés para que este bajara del coche.

—Señorita —Andrés extendió su brazo por lo que lo tomé a modo de apoyo para salir del vehículo.

Al estar fuera de este los dos entrelazamos nuestros brazos antes de caminar hacia el Banco de España, donde habíamos agendado una cita con el gobernador de la institución financiera.

—Hola —Andrés saludó a los guardias extendiéndoles su maletín para pasar por el control de seguridad.

Los dos pasamos por el control sin ningún tipo de sospecha, después de una corta requisa los guardias nos dejaron entrar por lo que Andrés tomó su maletín en su mano izquierda mientras la otra la entrelazaba con una de mis manos.

—Buenos días señorita —El hombre saludó con una sonrisa a la secretaria frente a nosotros.

—Buenos días —Me limité a susurrar con una sonrisa tímida.

—Tenemos una cita con don Mario Urbaneja, gobernador del Banco de España —Andrés soltó mi mano para sacar un DNI falso de su traje, la mujer nos miró extrañada por lo que decidí irrumpir en la conversación.

—Alfredo y Mia Kesmann, de Rating Trust Corporation —aclaré extendiéndole una tarjeta donde se podían ver los datos de la empresa.

La mujer tomó la tarjeta para verificar en su computadora la existencia de nuestra cita, Andrés aprovechó su distracción para robar uno de los bolígrafos que se encontraban sobre el escritorio.

—Aguarden —La mujer nos sonrió después de verificar la cita.

—Es usted muy amable, gracias —Andrés respondió tomando las tarjetas para guardarlas.

—Siempre tan encantador —susurré con burla cuando los dos nos dimos la vuelta para esperar a que nos llamaran.

Simulando buscar un lugar en el que sentarnos aprovechamos y analizamos todas las cámaras que se encontraban en el lugar, además de los guardias que cuidaban cada rincón del banco. Al divisar a Gandía en las escaleras, Andrés me tomó de la mano y nos condujo hacia estas, alcanzamos a subir unos cuantos eslabones cuando el jefe de seguridad nos detuvo.

—Disculpe, ¿a dónde va usted? —habló mirándome descaradamente de arriba abajo. Sonreí con suficiencia al saber que habíamos logrado nuestro cometido al escoger un vestido ajustado junto a un abrigo elegante que hacía resaltar mi figura.

—Hola —Andrés contestó fingiendo confusión—. ¿Y usted? ¿Nos conocemos?

—Le estoy preguntando adónde va —Gandía respondió apartando su mirada de mi para mirar con seriedad a mi acompañante.

—Tengo una cita con el gobernador —Andrés contestó altanero—. ¿Y usted adónde va? ¿A dar un paseo? Hace un día maravilloso —No pude evitarlo y reí ante las palabras del hombre logrando que Gandía se sintiera humillado.

La Casa de Papel - One ShotsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora