04. Tokio

7.5K 300 8
                                    

Estábamos a pocos días de ejecutar el plan en la fábrica de moneda y timbre, por lo que me encontraba bastante nerviosa y era más que obvio que todos lo habían notado, incluyendo a Tokio, quien me había propuesto ir a su habitación en la noche para distraernos un poco, sin dudarlo acepté su invitación con tal de distraerme de la monótona rutina que llevábamos allí dentro, sumado de mi nerviosismo extremo.

—Tokio soy yo, ábreme tía —susurré acercándome a su puerta mientras tocaba tratando de hacer el menor ruido posible, sin embargo no escuché respuesta por parte de la de cabello corto—. ¡Tokio! Está haciendo un frío que te cagas, ya ábreme —Seguí insistiendo mientras me abrazaba a mí misma tratando de apaciguar el frío que se estaba adentrando en todo mi cuerpo, definitivamente no debí haberme puesto esa minifalda a tan altas horas de la noche.

Tras unos cortos segundos, que sentí como una eternidad, Tokio se decidió por abrir la puerta con una sonrisa enorme dándome a entender que todo estaba listo para celebrar, sin pensarlo dos veces me adentré en la habitación encontrándome con Nairobi sentada en la cama, frente a ella, en una mesa, había dos botellas de tequila junto a varias rodajas de limón y una pequeña cantidad de sal, sonreí sabiendo que aquella noche por fin podría dejar de preocuparme por el atraco.

— ¿Te gusta el tequila? —Tokio se giró mientras sujetaba una de las botellas frente a mí, reí antes de tomar la botella para darle un sorbo largo.

— ¿Eso responde tu pregunta? —respondí con una sonrisa, después de aquello solo tuve algunos recuerdos difusos debido a la gran cantidad de alcohol que habíamos ingerido.

En mi mente se repetían los mismos tres escenarios, primero estaba Nairobi comiendo limones y llenando nuestras copas cada vez que podía, luego aparecía de nuevo con unas luces alrededor de su cuello y enseguida Tokio aprovechaba para recorrer el cuello de Nairobi con su propia lengua, y por último recordaba a Tokio sosteniendo un limón entre sus labios y los míos logrando que quedáramos a escasos centímetros de distancia.

Seguimos bebiendo hasta que Tokio se levantó de su sitio y empezó a bailar sobre la cama, Nairobi y yo nos miramos por unos segundos antes de seguir los pasos de la chica; Mientras brincábamos sobre la cama podía ver como Tokio hacia twerk y a Nairobi riendo de sus acciones. Continuamos bailando mientras la ropa iba desapareciendo poco a poco debido al aumento de temperatura en la habitación.

—Apuesto a que no puedes moverlo tan bien como yo —Tokio me retó mientras empezaba a twerkear.

—Ya vas a ver como cambias de opinión —Sonreí mientras imitaba a Tokio, Nairobi se burló de nosotras para al final terminar uniéndose, dándole la espalda a la puerta de la habitación.

Estábamos tan ebrias que ni siquiera escuchamos cuando el profesor entró a la habitación para empezar a tocar la puerta con sus nudillos, al ver que no le prestábamos atención decidió tocar más fuerte. Fui la primera en girarme por lo que me encontré al profesor mirándonos desaprobatoriamente desde la entrada de la habitación, de inmediato empecé a tocar el brazo de Tokio con insistencia mientras Nairobi se giraba a ver al profesor.

—No me digas que me vas a dejar ganar así de fácil —Tokio seguía riendo antes de voltear a verme.

—Tokio —susurré en tono de advertencia mientras ella se giraba por completo para quedar igual de sorprendida cuando vio al profesor esperando a que nuestro show se detuviera. Al ver el enojo en el rostro del hombre, Tokio se dirigió a apagar la música mientras se tambaleaba, Nairobi y yo no pudimos evitar reír, cosa que molestó aún más al profesor.

—Son las cuatro, cero tres de la madrugada... Mañana hay clase a primera hora... Explosivo plástico, estaría muy bien que estuvierais descansadas para la clase —Nos reprendió con su voz calmada habitual.

—Nos hemos desvelado —Tokio susurró con una sonrisa traviesa y sus manos juntas como si pidiera perdón.

—A la cama —respondió el profesor duramente.

— ¿Los cuatro a la cama? —hablé con una sonrisa traviesa en mis labios.

—Cada una a la suya —contestó con voz autoritaria.

—Le queda muy bien... Ese pijama profesor —Tokio habló mientras reía, su comentario hizo que Nairobi ahogara una carcajada.

—Ahora —El hombre habló casi gritando—. Ahora –Repitió en un susurro volviendo a su voz calmada, en seguida se giró para salir de la habitación y cerrar la puerta. Cuando notamos que esta quedó completamente cerrada nos permitimos soltar varias carcajadas.

—A mi este tío me pone muchísimo, me pone muchísimo, me pone muchísimo —habló Nairobi resaltando el muchísimo del final.

—Y que lo digas, a mí me trae calada hasta los huesos —respondí mientras me sentaba en la cama con una sonrisa plasmada en mi rostro.

—No se te nota nada —Tokio se burló haciendo que las tres riéramos aún más.

— ¿De verdad? Pues que me lo note —respondí con voz de borracha mientras reía. Nairobi rio dándome la razón mientras se tiraba de espaldas a la cama, Tokio imitó su acción quedando a su lado por lo que me recosté sobre Tokio mientras mirábamos el techo y seguíamos riendo.

Poco tiempo después Nairobi se levantó y se fue a su habitación a pasar la borrachera, por mi parte decidí quedarme recostada junto a Tokio pensando en lo bien que la había pasado y lo mucho que iba a extrañar aquellos planes cuando el atraco hubiera finalizado.

—Gracias por esto —susurré mientras giraba mi cabeza para ver a Tokio.

—Para eso estamos, ¿no? —Me tomó de la mano a manera de apoyo—. Ya sabes que eres como mi hermana, tú y Nairobi son como la familia que nunca tuve —susurró mirando al techo, apreté levemente su mano tratando de transmitirle que entendía su posición.

Lentamente las dos nos quedamos dormidas con los recuerdos de nuestra pequeña fiesta rondando en nuestros sueños. 

La Casa de Papel - One ShotsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora