28. Marsella

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Estaba terminando de cambiarme cuando sentí una mirada sobre mi cuerpo, lentamente me giré hasta encontrarme a Marsella con su traje ya puesto.

—¿Qué me miras pervertido? —Me acerqué a él con el mono aún por la cintura dejando a la vista la parte superior de mi lencería.

—Nada —Levantó sus manos en señal de inocencia haciéndome reír.

—Ya ven aquí —Lo tomé por el cuello y me paré de puntitas para besarlo.

Marsella me sujetó por la cintura y continuó con el beso volviéndolo cada vez más agresivo mientras empezábamos a caminar de espaldas hasta el helicóptero, cuando mi espalda chocó con este me separé de sus labios para soltar un jadeo debido al frio del metal en mi espalda.

—¿Alguna vez lo has hecho en un helicóptero? —pregunté acariciando su cabello.

—Hay una primera vez para todo —contestó con su característico acento antes de atacar mis labios con ferocidad.

—Marsella —El profesor lo llamó por su radio pero él decidió no responder—. Marsella, esto es urgente —insistió por lo que tomé la cara del hombre con fuerza para que no se separara del beso—. ¡Zúrich! Zúrich necesito que contestéis ahora —gritó por mi radio obligándome a separarme de Marsella.

—¿Qué pasa profesor? —pregunté fastidiada de que nos hubiese interrumpido.

—Lisboa ya está por llegar, espero que estén preparados —Exigió.

—Lo estamos —contesté antes de cortar la comunicación—. Lo siento pero esto va a tener que esperar —Le di un último beso a Marsella para subir al helicóptero a terminar de vestirme.

—Yo se mucho de paciencia —Marsella me siguió cargando las armas y la ropa que Lisboa iba a usar para infiltrarse en el banco.

A los pocos minutos de haber cargado todo al helicóptero un auto rojo y bastante viejo se estacionó frente a nosotros, un anciano bajó de la puerta del piloto y caminó para abrir el baúl permitiendo que una mujer rubia bajara de este.

—¿Qué crees que haces? —Le pregunté a Marsella al verlo posicionarse en el lugar del piloto.

—Yo conduzco —Afirmó seguro de su respuesta.

—No todos los días puedes volar uno de estos, así que hoy es mi turno —Marsella no movió ni un músculo por lo que bufé para ir a la puerta a ayudar a Lisboa a subir.

—Lisboa ¿cómo estás? —pregunté dándole un abrazo cuando estuvo arriba del helicóptero.

—Zúrich —Se limitó a contestar devolviéndome el abrazo.

—Profesor, tenemos a Lisboa —Marsella confirmó por su radio.

—Cargadores azules —El profesor me indicó por lo que tomé un arma y le coloqué el cargador antes de dársela a Lisboa.

—Colócate esto rápido —Le pasé una bolsa con ropa a la mujer.

Cerré la puerta del helicóptero y me senté en la parte delantera junto a Marsella para darle un poco de privacidad a Lisboa mientras se cambiaba por el traje que habíamos preparado.

—¡Vamos! —Lisboa gritó por lo que Marsella comenzó a elevarnos en el aire.

—No te enojes —Me acarició el dorso de la mano al ver que ni siquiera lo miraba.

—Nunca en mi vida me había sentido tan traicionada como hoy —Me giré a mirarlo mal.

—Prometo sexo de reconciliación —Me aseguró volviendo a maniobrar los controles con ambas manos.

—Bueno, me conformo —Le di una sonrisa ladeada mientras estiraba mi mano para acariciar la parte posterior de su cuello, me quedé en esa posición a la vez que admiraba Madrid desde las alturas.

—Tiempo —El profesor preguntó por la radio sacándome de mi pequeña burbuja.

—Dos minutos cincuenta segundos —Confirmé mirando un cronómetro en mí mano.

Me levanté de mi lugar para ir a la parte trasera con Lisboa, la ayudé a terminar de colocarse el traje junto al equipo de seguridad cuando vi que estábamos sobre el banco. De inmediato abrí la compuerta por donde debíamos lanzar una cuerda gruesa, esperé a que Marsella me diera la orden para continuar con el plan.

—¡Ahora! —gritó por encima del ruido del helicóptero.

Con ayuda de Lisboa lancé la cuerda y me aseguré de que todo su equipamiento estuviera bien colocado y en orden.

—Suerte, y salúdame a todos —La abracé una última vez antes de que ella se deslizara por la cuerda—. ¡Todo listo por aquí! —Le grité a Marsella para que se comunicara con el profesor.

Rápidamente comencé a subir la cuerda con toda la fuerza que podía ejercer, cerré la compuerta justo en el momento en el que Marsella empezó a volar lejos del banco, luego caminé con cuidado hasta la silla de copiloto y me abroché el cinturón.

Después de unos diez minutos o menos Marsella comenzó a descender hasta aterrizar, cuando estuvimos quietos completamente me permití soltar un suspiro de alivio mientras desabrochaba mi cinturón.

—Lo logramos —Me lancé a los brazos de Marsella cuando ambos caminamos hasta la parte posterior del helicóptero—. Ahora algo que me prometiste —susurré coquetamente.

—Pero que sea rápido, tenemos que ir con profesor —Marsella me advirtió antes de unir nuestros labios en un beso apasionado.

—Rápido, lo prometo —hablé entre besos empezando a deshacerme de nuestros trajes.






Un pequeño anuncio para las personas que estén leyendo esto: escribí este shot antes de que saliera la quinta temporada así que es obvio que los hechos no son los mismos, aun así espero poder escribir la segunda parte más adelante para que todo cuadre mejor, no siendo más, les agradezco por leerme y espero tengan un bonito día <3

La Casa de Papel - One ShotsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora