Half A Heart ☄ (Dahmo)

Capitulo 51

¿Debería gritar? Estás en un auto Kim Dahyun ¿Quién podría escucharte? Debí haber gritado antes. Pero ese aroma que se le hacía extrañamente familiar, se lo impedía.

— Si esto es una broma, muy bien, ya caí. — fingió un risa, que se oyó más bien nerviosa.

(...)

La fiesta ya comenzaba a tomar su forma, el lugar se llenaba, Momo invitó a la gente que Dahyun conoció en la fiesta de Joy. Chae y Tzu invitaron a las chicas de la escuela, y el resto del trabajo se lo dejaron a Sana, reina de la diversión.

— No invitó a nadie raro ¿Verdad? Es una fiesta para Dahyun, y están sus padres.

— Tranquila Momo, Sana conoce bien este lugar. — dijo la castaña, y se alejó.

— ¡Mina! — gritó, antes de que pueda oírla, Mina desapareció tras el grupo de danza de la universidad. — Genial, y Sana que no llega.

(...)

Sentí el impulso de hacerlo, y simplemente lo hice, sin pensarlo, sin darme cuenta, mis labios estaban sobre los de ella. Justo como lo imaginé, tan suaves y deliciosos. No quería apartarlos, se sienten tan bien.
Jamás demoré tanto en besar a alguien que deseaba, pero mi eterna discusión con Seulgi y conmigo misma, lo llevaron a semanas. Mi conclusión, no me importa demasiado lo que piense Momo después de esto. Ella me conoce, sabe como soy. Es sólo un beso. Tengo que repetir eso en mi cabeza muchas veces.

No podría arrepentirme de haberla besado, y aún sin saber quién era yo, no se resistió.
Tenía que volver a besarla, tal vez un par de veces más. Irresistible.
Seulgi me matará. ¡Joy me matará! Si se pelea con Sana por mí culpa.
Al diablo, ella es irresistible.

Irene volvió a acercarse lentamente a la rubia; dudó un momento. Miró a Sana, quien estaba concentrada en el camino de tierra, y volvió su vista a Dahyun. ¡Dios! Sus labios están matándome.

— ¿M-omo? — susurró. Dahyun dudaba de que fuera Momo. Pero definitivamente era una mujer. Podía sentir su largo cabello rosar contra su hombro. El aroma era sofisticado, suave. La piel era suave, y las manos pequeñas.

— Sssh — Irene puso su dedo índice en los labios temblorosos de Dahyun. — No soy mala... — hablo en un leve susurro. Con suerte, la rubia pudo entender. Y su corazón se aceleró.

El auto se detuvo — Llegamos — Sana abrió su puerta, antes de salir, miró atrás. Irene abría la puerta para sacar a Dahyun.

— Al fin — Momo se acercaba a las chicas.

— Te la trajimos sin que se entere, como pediste. — Sana parecía muy contenta con su trabajo.

— ¿¡Qué hace con los ojos vendados!? — se acercó a Dahyun y le sacó rápido la venda.

— Yo te dije... — fue todo lo que salió de Irene, despreocupada. Y se fue.

Era ella...

Dahyun se quedó perdida, mirando como desaparecía tras los árboles del camino a la casa. Su boca estaba ligeramente abierta. Sorpresa.

— ¿Dahyunie? — Momo pasaba sus manos frente a la mirada de Dahyun. — ¡La traumaste! — reprendió a su amiga.

— Deberías ser más específica con lo que me pides...

— Deberías dejar de ser tan tonta — replicó.

— Deberías haberlo hecho tú — se cruzó de brazos, y caminó hasta la casa.

— ¡De verdad que sí! — gritó. Sana se dió la vuelta y le sacó la lengua. — ¡Loca! — volvió a gritarle. Pero Sana sólo sacudió las manos en el aire, desinteresada.