Half A Heart ☄ (Dahmo)

Capítulo 68

  Dahyun despertó sintiendo un terrible dolor de cabeza, poco a poco iba cayendo en cuenta de todo lo que había sucedido. Su vista borrosa iba aclarándose ¿Dónde estaba? Miró alrededor y se encontró tirada en un suelo frío, desconocido, no distinguía mucho. Escuchó la puerta de un auto cerrándose fuertemente y en cuestión de segundos vio una sombra opacar la luz que entraba por la puerta del lugar.

— Ah, despertaste, justo a tiempo. — tenía una sonrisa demasiado insoportable de ver.

— Momo. — fue todo lo que pudo decir.

— De pie. — Ordenó.

Dahyun estaba mareada, todo hacía un terrible ruido y tenía ganas de vomitar. Se apoyó de un objeto desconocido para poder levantarse pero falló.

— ¡No tengo todo el día! — exclamó.

La rubia soltó un gemido. El grito sonó fuertemente en ella. Dolía.

Mark estaba perdiendo la paciencia. Se agachó y la tomó del brazo, estirandola hasta él.

— Dije que no tengo todo el día. — la zarandeó.

— Momo.

Dahyun se sentía drogada, no tenía razón de si misma, sólo pensaba en Momo, tenía que saber sobre ella.

El hombre, harto de escuchar sólo ese nombre, caminó hasta el lugar que había preparado para Dahyun, la llevó tirando del brazo, sin cuidado, abrió las rejas y la tiró dentro.

Dahyun cayó de nuevo al suelo, su cabeza rebotaba por todos lados. El lugar  había perdido su iluminación, eso no la ayudaba a recobrar completamente la conciencia; aún así lo único que si lograba salir de su boca era "Momo" ¿Cómo estaba ella? ¿Estaba consciente? Necesitaba saber que estaría bien.

— M-mark — llamó débilmente.

— ¿Qué quieres?

El hombre estaba sacando algo de un bolso. Una radio.

— Momo...

— Deja de nombrarla, o te irá mal. — Se estaba poniendo nervioso.

Con las fuerzas que tenía, se prendió de la pared y buscó el lugar por donde había venido la voz del hombre.

— Por favor — soltó un suspiro, como si llegar hasta ese punto hubiera sido parecido a escalar una montaña.

Mark no hizo caso, simplemente encendió la radio y se fue del lugar.

Dahyun se quedó sola, sola con su preocupación y sus pensamientos, en completa oscuridad, la puerta fue cerrada y lo único que le recordaba que estaba ahí y no en la nada, era la radio mal sintonizada quedaba en el fondo, con un volumen apenas audible.

(...)

Caminó y caminó lo más que pudo, con un perro en una mano y en la otra arrastrando el equipaje, con los ojos hinchados por las lágrimas que aún recorrían su rostro y habían empapado toda su blusa. Su pie dolía, el dolor recorría todo el interior, pero ella no podía detenerse, no podía perder tiempo. No sabía dónde estaba, no sabía bien a dónde ir, el calor era cada vez más intenso ¿Algo más podía ser peor? Se habían llevado a Dahyun y ella no pudo hacer nada.
Lloraba y soltaba gemidos de dolor, no por su pie, eso podía soportarlo, pero el dolor en el pecho era demasiado como para seguir resistiendo mucho.

— ¿Podría aparecer alguien y ayudarme? — soltó, angustiada, desesperada y con voz quebrada.

No sabía qué lugar era aquel, pero parecía no ser muy transitado, llevaba tal vez horas intentando encontrar donde parar y pedir ayuda, o quizás algún vehículo que la acercara a la policía; no, nada, ni una ráfaga de aire.
Brownie tenía la lengua afuera, lloraba de sed, pero no había agua en kilómetros.