Reniego

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Advertencia: Contenido lemons/erótico no explícito. Se recomienda ser +15 para leerlo.

Aquella sensación era como la de los fuegos artificiales, subían con un agudo sonido y estallaba en la más preciosa armonía de colores brillantes que contrastaban con la fría noche. Si hubieran sabido que eran los futuros reyes de Francia los dos adolescentes que se besaba fogosamente en una fiesta jamás lo hubieran creído. La sensación que ambos experimentaban no era solo por aquel beso, sino por la libertad, un sitio donde nadie los conocía pues la coronación no se había realizado aún, donde podían ser ellos mismos, solo estaban con una persona que les gustaba pues aunque habían tenido suficiente tiempo aún para llegar a quererse, sentían una profunda atracción innegable el uno por el otro. 

María estaba llena en adrenalina, el hecho del matrimonio, las responsabilidades y el consumarlo habían quedado en un segundo plano pues en ese momento lo único que quería era sentirse cerca de él, su piel se vio cada vez más necesitada de su piel y sus labios estaban cada segundo más sedientos de los del otro.

El camino en el carruaje fue algo más tranquilo debido a la presencia de sus acompañantes, pero María y Auguste seguían tocándose aunque fuera de manera disimulada y tranquila con algún suave beso que él depositaba en sus manos en un gesto cariñoso. Pero todo estalló como la pólvora cuando ambos jóvenes ardientes, con mejillas sonrojadas entraron en aquella amplia y lujosa habitación. El corsé de la joven ya no estaba tan apretado como al principio al igual que el pañuelo que usaba como corbata él.

Se separaron para mirarse un momento. Aunque solo fue un segundo, sintieron una ola de calor que se expandía desde la parte baja de sus estómagos hacia el resto del cuerpo. Volvieron a besarse apasionadamente, esa vez sus lenguas viajaban de manera más ordenada que las torpes anteriores veces. María fue la que llevaba la iniciativa y comenzó a desabrochar su corsé y a deshacerse de sus guantes y sus accesorios del pelo dejando que sus ondulados cabellos cayeran por sus hombros. Debido al alcohol que Auguste había bebido y la falta de experiencia en el vino y licores, decidió sentarse encima del colchón deshaciéndose de su ropa de manera patosa y torpe, que en realidad lo hacían muy lindo a ojos de María, estaba tan nervioso que sus calcetines se enredaban entre la ropa.

María por su parte, decidió dejarse llevar, llevaba mucho esperando aquel momento como para dejar que el nerviosismo se apoderase de ella, por el contrario, se le veía emocionada de por fin llegar a experimentar aquello de lo que todos hablaban con naturalidad, eso que era tan adictivo, ardiente y placentero que corrompía hasta el más sereno de los humanos. Todas las telas que vestían su cuerpo acabaron en el suelo dejando únicamente las medias a la altura del muslo que la hacían lucir aún más sensual. Su marido levantó la cabeza hasta mirarla de pies a cabeza quedando boquiabierto. 

-María...-susurró-... Sois un ángel. 

Las mejillas de la joven volvieron a encenderse y una sonrisa se dibujó en los labios del futuro monarca. Ella se acercó a la cama y abrazó de nuevo a su esposo, ambos se tumbaron en el colchón y las caricias comenzaron a perder la inocencia, la respiración empezaba a ser más intensa y acelerada. Las manos de Auguste bajaban hasta la intimidad de María haciendo que ella arquease la espalda ante sus caricias, él iba aumentando el ritmo a medida que ella necesitaba cada vez más, al principio fue gentil y cuidadoso dejándose guiar por sus estímulos. Sin sentir una alta falta de experiencia pues parecían saber lo que hacían en todo momento, eso era debido a que lo único que él tenía en mente era una cosa, hacerla disfrutar, deleitarse con sus gemidos y sus facciones tímidas y cohibidas que lo hacían excitarse cada vez más. 

Su vulva cada vez mojaba más su mano y eso lo hacía necesitar más de ella. Pero algo no iba bien, Auguste empezó a sentirse algo mareado y en un profundo malestar que le impedían mantener el ritmo a pesar de que sabía que dejaría a la joven a la mitad y que eso lo haría sentir culpable al día siguiente. 

María. (TimePrincessGame) Terminada.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora