Sabiduría

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El despacho se llenaba con la luz del día, las insignias y elementos militares decoraban toda la sala. El escudo de la familia también se encontraba en la preciosa pared decorada con papel de pared de elementos florares. Un retrato de su padre, el general Lafayette se lucía en el centro de la habitación.

Había tenido incontables reuniones, el estrés no lo había dejado apenas comer ni dormir en todos los días desde el incidente. El adulto revisaba algunos documentos a la espera de que algunos sirviesen para demostrar la inocencia de sus majestades los reyes y pudieran librarse de la ejecución pública.

La puerta sonó, el marqués  miró hacia arriba rápidamente y su sirviente la abrió enseguida. Un joven cadete entró en el despacho casi temblando de miedo. 

-¿Y bien?-preguntó el marqués, la amabilidad había desaparecido de su voz. 

-M... Mar... Mi señor... Yo... 

-Habla.-ordenó mientras se ponía en pie. 

-Ejecutarán al rey hoy. Ha hecho un trato para que la reina no sea ejecutada hasta que no dé a luz. 

Los ojos del marqués se llenaron de furia, se acercó rápidamente al muchacho y lo zarandeó por los hombros. 

-¡¡¿Y vienes ahora a decírmelo?!!

-Quería asegurarme de que la información era verdadera... Mi... Mi señor.-respondió el joven cerrando los ojos con fuerza. 

El marqués lo soltó rápidamente mientras se llevaba las manos a la cabeza, sintió su corazón latir tan rápido que tuvo que llevarse la mano al pecho.

Respiró un segundo mientras intentaba tranquilizarse para buscar una decisión mejor. 

-Está bien. Vete.-ordenó de nuevo. 

El joven desapareció rápidamente de su vista, los sirvientes se encontraban sumamente tensos. El marqués siempre había tenido fama de ser un hombre comprensivo y amable, también exigente, pero esa cualidad jamás había eclipsado a las otras.

Pero el marqués se quedaba sin tiempo ni opciones, si no pensaba rápido y actuaba aún más rápido no podría salvar a sus majestades. 

Sintió una presencia en el marco de la puerta, se giró rápidamente esperando noticias, sin embargo, no encontró a nadie a primera vista, tuvo que descender sus ojos para poder observar de quien se trataba. La pequeña princesa vestía un vestido rosa claro, su pelo también estaba adornado con flores del jardín. El marqués no tenía hijos y tuvieron que improvisarle ropajes con telas de distintos trajes. 

-¿Os encontráis bien?-preguntó el adulto en un tono más calmado mientras caminaba hacia ella. 

La pequeña realizó una reverencia para volver a colocar su espalda en posición, sin embargo, su cabeza seguía ligeramente ladeada y cabizbaja. 

-¿Sabe ya cuando volverán sus majestades? No es común no tener noticias de ellos.-preguntó la pequeña con un hilo de voz.

El marqués tragó saliva, no sabía hasta cuando iba a poder seguir manteniendo su mentira, se acercó a la pequeña mientras suspiraba y negó con la cabeza con lentitud. 

-No, su alteza, aún no tenemos noticias. Debemos seguir rezando para encontrar noticas pronto. 

-Están muertos, ¿Verdad?

El corazón del marqués se congeló por unos segundos, ni siquiera sabía como responder, balbuceó ligeramente. Y fue entonces cuando a Carlota se le disiparon las dudas. Sabía que sus padres y su hermano debían estar en grave peligro. Si no estaban ya muertos. 

María. (TimePrincessGame) Terminada.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora