El asunto del collar

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A los ojos de la reina les costaba acostumbrarse a la tenue luz, tuvo que entrecerrarlos varias veces para poder ver bien. Una figura curvilínea se escondía tras los barrotes, su pelo rizado era tan largo que casi llegaba a sus muslos, su piel era ligeramente pálida, no podía negar que era una noble, pero nadie a quien reconocería en Versalles fácilmente. 

La joven tuvo que acercarse aún más para poder distinguirla. Los ojos de la joven se giraron para mirar a su majestad, sus cejas estaban unidas y caían hacia abajo mostrando lo enfadada que debía estar. 

Jeanne. 

Aquella mujer que no habia parado de oír hablar desde que se enteró de la historia de las cartas. Había investigado mucho sobre ella, pero seguía siendo un misterio para la familia real. La joven se acercó rápidamente a los barrotes mientras gritaba. 

-¡Su majestad! ¡¡Soy inocente!!

Su mirada cambió al segundo, parecía una niña, estaba de rodillas aferrada a los barrotes mientras lloraba.

-Pf...-rió d'Eon. 

-¡El cardenal de Rohan me obligó a hacerlo! ¡¡Se lo juro!!-berreaba la joven. 

-Mira como actúa la jovencita para intentar salir de este lío. No olvides que ya he desenterrado todo lo que tu familia ha hecho durante las últimas generaciones.-interrumpió d'Eon con tranquilidad.

María sentía su corazón golpear su pecho con pesadez. ¿Era ella responsable de tanto dolor?

¡Diso te castigará, demonio!-gritaba la joven.

-No gastes saliva intentando adivinar mi destino pequeño cuco. Mejor intenta adivinar el tuyo. ¿Qué te esperará a ti después de atentar contra la familia real?

D'Eon debía haber visto cosas terribles en la vida pues no estaba por la labor de ocultar su desprecio por Jeanne, por el contrario, se burlaba y reía de ella sin piedad en sus narices.

-Yo...-susurró Jeanne.

-Sangre real nacida fuera del matrimonio.-un enorme escaolfrío reccorió la columna de María.-¡Y no te conformas con la vida de un pequeño cuco, sino que sueñas día y noche con vivir como un águila noble. Déjame recordarte que solo eres una mujer caída, difícilmente puedes ser llamada aristócrata.

Jeanne volvió a colocar su mueca de enfado, se puso en pie y cogió aire para hablar. 

-¡En términos históricos y de posición estoy a la par con la casa de Borbón! ¿Porqué no puedo recuperar lo que me pertenece por derecho? ¡Eso no es justo!

María suspiró mientras colocaba su chal de nuevo sobre sus hombros. 

-Así que son los celos y la codicia tus motivaciones. Acaso dime, ¿Quién eres tú para codiciar la codicia y la gloria?

Los ojos cambiaron hacia la reina, había tanto dolor en ellos que helaba la sangre solo de mirarlos. 

-¿Alguna vez has pasado hambre? ¿Has mendigado por las calles o te han tratado como a un perro callejero?-escupía con tanta fuerza que era imposible no sentir cierta tristeza. 

-Admito que nunca he experimentado todo eso...-respondió.-Pero son muchos los que han vivido como tú y han seguido eligiendo el camino correcto. Solo has pensado en ti misma sin importarte qué clase de calamidad podía ocasionar ese collar.

Jeanne rio a carcajadas, María sabía entonces que todas sus lágrimas anteriores habían sido falsas y que aquella mujer podía manipular a cualquiera sin ninguna piedad. 

-No puedes culparme de las consecuencias que sufras tú. Yo solo quería el collar. No tenía forma de saber que la gente se sentiría tan defraudada contigo, aunque debe ser que ya se sentían así de antes. No oses tenerme compasíón porque siento que tú eres aún más desafortunada que yo.

María. (TimePrincessGame) Terminada.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora