María. (TimePrincessGame) Terminada.

María I

Opción A: Irse con el marqués. 

Final oficial

-Gilbert... Gilbert espera...-susurró la joven.

El adulto se agachó a su altura mientras la observa mirándola a los ojos. Mirarle de nuevo y ver el amor de sus ojos era lo único que necesitaba. 

-Vamos a salir de aquí.-prometió el marqués. 

-¿Me amas?-preguntó la joven agarrando sus mejillas con los dedos.

El marqués la miró de nuevo, estaba pasando un brazo por su espalda y otro por sus rodillas para alzarla cuando paró debido a su pregunta. El marqués se tomó su tiempo para contestar. 

-Más de lo que jamás he amado a nadie.-respondió.

Ambos sonrieron y el marqués no tardó ni un segundo más en sacar a la reina de la celda. 

-¡Espera!-gritó antes de salir de allí. 

El marqués se paró enseguida, María señaló la celda de en frente cuando la joven Bernardette la miró desde el interior. 

-Libérala, que venga con nosotros.

La prisionera sonrió con orgullo mientras se colocaba en pie. El marqués no quería pararse a discutir, por lo que cogió la llave que se encontraba justo al lado de la que acababa de usar para abrir la celda de aquella joven. 

Bernardette salió de ella y realizó una reverencia a su majestad, aunque le costó seguir el ritmo del marqués, pero todo se facilitó cuando llegaron al carruaje.

Su destino fue un barco que se encontraba a punto de salir. María fue incapaz de recordar nada pues se desmayó al apenas subir al carruaje. Fueron momentos muy tensos donde pensaron que la reina había muerto. Pero María staba dispuesta a luchar con fuerza y coraje. 

Los rayos del sol entraban por el camarote del barco bañando la habitación en una preciosa luz. 

Cuando la joven abrió los ojos de nuevo, su pelo y piel estaban limpios y llevaba un cómodo vestido. Miró a los lados buscando alguien conocido y su corazón respiró de nuevo cuando observó al marqués en el sillón de al lado. Tenía a la pequeña Sofía en brazos, no podía quitarle ojo de encima, estaba embobado mirando a la pequeña, su semblante no era tan serio por una vez, sino que incluso podía distinguirse una sonrisa. 

La pequeña estornudó mientras llevaba las manos hacia su cara y el marqués sonrió ampliamente. La colocó de nuevo en su regazo mientras acariciaba su mano. Los ojos del marqués se giraron para ver a la reina y se sorprendió al verla despierta. 

Se acercó rapidamente sentándose justo al lado de su cuerpo. 

-María... ¿Cómo te encuentras?

La joven sonrió ligeramente y asintió con la cabeza como respuesta. 

-Mejor que en una celda desde luego.-rio. 

El marqués suspiró. Observó a la pequeña de nuevo y su mano se fue instintivamente hacia la mano de María. Sus manos se tomaron con cariño y sus ojos se observaron. Sin saberlo, se habían convertido en una familia. 

-¿Madre?

La joven giró la cabeza y encontró a su hija mayor en el marco de la puerta. 

-Carlota.-la llamó mientras abría los brazos. 

La pequeña corrió hacia ella entre lágrimas mientras se acurrucaba en su pecho. Sus hijas estaban de nuevo con ella y fue entonces cuando prometió que nada más las separaría nunca.