La habitación estaba llena de gente en un silencio sepulcral, las gotas de sudor caían ardiendo por toda su espalda y nuca, jamás había sentido tanto dolor. Todos los ojos de Versalles se posaban en ella, algunos con empatía y compartiendo su dolor, muchas de las mujeres rezaban para que su dolor cesara pronto, otros, como siempre, la miraban con aires de superioridad y envidia. Sus piernas se movían constantemente sin encontrar una postura que le resultase cómoda, sentía que iba a morir y tan siquiera había empezado. El dolor se esparcía como la tinta en agua por todo su cuerpo.
Pero el tacto de su marido parecía ser la calma en medio de la tormenta, pasaba un paño húmedo por su frente mientras agarraba su mano con fuerza, como si de alguna manera pudiera pasarle su fuerza por medio de ese cariñoso agarre. María solo intentaba concentrarse en que llegase suficiente aire a sus pulmones, su pecho subía y bajaba con fuerza, su pelo suelto se pegaba a su piel a causa del sudor y el calor, volvía a hacer frío en Versalles, 19 de Diciembre. Los copos de nieve caían por la ventana creando un ambiente mágico, pero en aquella habitación llegaban a empañarse los cristales. María se dejó caer sobre la almohada, totalmente derrotada, Auguste agarró su espalda evitando así que se rindiese.
-Creo que no voy a poder hacerlo.
-Claro que vas a poder, solo necesitamos un último esfuerzo.
María apretó los dedos en el agarre de su marido, sus mejillas estaban cada vez más rojas, una última contracción le avisó de que el bebé estaba a punto de llegar. El médico lavó sus manos de nuevo para comprobar la situación. La joven colocó la mano en su vientre, como si así pudiera guiar a su primogénito hacia el exterior, su marido imitó su acción y besó su frente.
-Majestad, aún no veo la cabeza, necesito que siga empujando.
Las sirvientas colocaron su espalda más erguida para que le fuese más fácil empujar, Auguste colocó un brazo detrás de su esposa para que le fuera más fácil mantener esa posición. María sentía como si la estuvieran desgarrando, esperó a que su cuerpo volviera a avisarla de que debía volver a empujar, solo podía preguntarse como su madre había tenido tantos hijos y como Gabrielle podía tener ganas de volver a tener más hijos. La joven no se encontraba en la habitación pues había dado a luz un par de meses antes que ella, al fin un varón, Jules hijo.
María se giró cuando sintió que otro brazo agarraba su mano, Josefina se sentó a su lado apartando el pelo de su cara, María extrañaba mucho a sus hermanas por lo que ese tacto le derritió un poco el corazón, contestó con una sonrisa, pero la calma acabó en un abrir y cerrar de ojos al sentir como su cuerpo se preparaba para empujar de nuevo.
-Solo concéntrese en empujar, majestad.-indicó la joven.
María cogió aire y comenzó a empujar dando todas las fuerzas que le quedaban, llevaba casi un día entero de parto por lo que apenas podía seguir manteniéndose despierta. Apretó la mandíbula y cerró los ojos haciendo que se formaran varias arrugas en sus párpados debido a la presión, decidió dejar el aire dentro de los pulmones para no marearse, cuando no pudo más, soltó todo el aire y se dejó caer sobre el brazo de Auguste.
-La cabeza está fuera, solo necesitamos un último esfuerzo para los hombros y el resto del cuerpo.
-Vamos María, lo estás haciendo a la perfección.-animó el joven agarrando su mano.
Sin saber de donde había sacado la fuerza, volvió a tomar aire, Auguste volvió a pasarle un paño húmedo por la frente y luego agarró de nuevo su mano. María se colocó de manera más erguida y cerró los ojos para concentrarse. Sus dedos de los pies se encogieron y un último grito invadió la sala haciendo que María cayese sobre la cama totalmente derrotada. Y tras un silencio desgarrador... Lo que todos los presentes esperaban oír.
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María. (TimePrincessGame) Terminada.
FanficHistoria basada en el video juego TIME PRINCESS. Ante todo esta es una historia de ficción.