El ambiente era tenso y triste, como si una enorme nube se hubiera colocado sobre los presentes. Madame Deniau colocaba los guantes de la reina, la joven tenía la mirada perdida, sus ojos habían perdido la alegría. Tenía unas enormes ojeras debajo de sus párpados inferiores. Leonard colocó un enorme sombrero sobre su cabeza con un velo negro, nunca se hubiera imaginado tener que llevar el luto siendo tan joven. Gabrielle se encontraba a su lado haciendo un par de lazos en su falda, nadie hablaba, solo podía escucharse las gotas azotando el cristal debido a la lluvia.
La misa fue lo peor, María debía mostrarse ante todos de manera seria y despreocupada, por su posición no se le permitía llorar delante de todos y tener que tragarse todos aquellos sentimientos le hacían un enorme nudo en el estómago.
Los reyes se retiraron justo después de la misa, no tenían fuerzas para seguir actuando durante el día. Caminar justo delante del dormitorio donde había pasado aquellos últimos momentos con su pequeño estrecharon aún más su corazón. En cuanto volvieron a desvestirla se metió en la cama para volver a llorar todo lo que necesitaba.
María apenas era capaz de salir de la cama, pero bien sabía que tenía dos hijos más que aún la necesitaban, no quería abandonarlos, no quería que sus institutrices los criaran como si ella no pudiese. Poco a poco, todo iba volviendo a la normalidad, el sol volvió a salir y gracias a la lluvia el jardín se llenó de flores. La joven había dejado el luto por petición de su marido, solo ver como su mirada se apagaba cada vez que colocaban un vestido negro sobre ella fue más que suficiente para abandonarlo. María volvió a vestir de colores claros como estaba acostumbrada, caminaba de la mano su hijo menor hacia el jardín.
El pequeño se quedó quieto en el pasillo, María miró a su hijo viendo qué estaba mirando, aunque sabía perfectamente hacia donde lo hacía, el pequeño miraba la habitación de su hermano, como si de alguna manera esperaba que él estuviera de nuevo allí esperándolo para jugar, pero un día más su sonrisa se desvanecía.
-¿Se ha ido?-preguntó mirando a su madre.
María asintió lentamente, el pequeño era demasiado pequeño como para entender la muerte de un ser querido, aún más la de su hermano, siempre hacía la misma pregunta y María siempre le daba la misma respuesta. Pero aquel día, habiendo pasado ya dos meses de su partida, el pequeño no lloró, no se enfadó al ver que su hermano no quería jugar con él. Por el contrario, esa vez siguió caminando como si fuese esa vez él el que tiraba de su madre para sacarla de la tristeza.
La joven salió por primera vez desde lo ocurrido hacia el jardín para tomar el té con su amiga Gabrielle, pero la joven no parecía muy contenta. María sonrió y se sentó a su lado.
-¿Cómo estás, María? Me alegra volver a verte sonreír.-exclamó Gabrielle con entusiasmo.
-Mejor, el día era demasiado bonito como para estar encerrada. ¿Cómo estás tú?-preguntó la joven mientras agarraba una taza de té.
-Bien, estamos todos bien.-respondió de manera algo cortante.
María no entendía qué le pasaba a su amiga, hablaron sobre el tiempo y el té, pero Gabrielle seguía estando ausente, parecía ida e incluso se había desvinculado de la conversación un par de veces. María dejó la taza sobre el platillo y agarró las manos de Gabrielle sobre las suyas. Su amiga miró a la reina con los labios entreabiertos, sus ojos se cristalizaron ligeramente y fue entonces cuando María supo que había algo mal.
-¿Qué pasa?-preguntó la joven.
-Yo... María... Lo siento muchísimo, he intentado hablar con todo el mundo, pero me ha sido imposible... De verdad, lo siento.
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María. (TimePrincessGame) Terminada.
FanficHistoria basada en el video juego TIME PRINCESS. Ante todo esta es una historia de ficción.