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Antes de leer, ¿Creen que Rusia va a ir a Lianna?

 Digo... Lianna a Rusia...

Bueno, disfruten <3

CAPITULO SESENTA Y CUATRO

—Esto es una locura.

—Lo sé.

—Estás loca.

—Me has dicho eso cuatro veces en menos de quince minutos.

Brass me observa, sentado en el borde de mi cama.

—Realmente...

—Sí.

—Quiero una mamushka—dice.

—No le he dicho que sí aún, Brass.

Hace una hora, Demian sugirió que podría ir a Rusia y yo solo me quedé callada por unos cuantos segundos antes de decirle que lo pensaría.

—¿Por qué no le has dicho que sí?

—No lo sé, tal vez porque es alguien a quien conozco hace dos meses y que quiere que vaya a verlo a otro continente.

Brass me observa por un minuto, callado.

—Haremos una lista de pros y contras—me dice—. Pro: extrañas a Demian y quieres verlo.

—Contra: es demasiado pronto.

—Pro: necesitas su polla— canturrea—. ¡Con esa te he convencido!

—Brass, no sé cómo demonios sigues siendo mi amigo.

—Recuerda, freudita. No soy tu amigo, soy tu enemigo.

—Cierto, a veces lo olvido— bufo—. Contra: tengo una mano esguinzada.

—Te quitaran esa mierda en unos días—señala Brass—. Pro: vas a conocer otro país y otra cultura.

Lo observo y llevo mis rodillas a mi pecho, abrazándolas.

—Quiero ir, pero... es pronto. Quiero decir, lo conozco hace dos meses.

—Sé honesta conmigo, freudita— Brass me mira—. ¿Lo quieres?

—Sí.

—¿Lo extrañas?

—Sí.

Se rasca la barbilla.

—Bueno... como tu amigo, te diría que seas prudente y digas que no, porque es un hombre al que conoces hace poco y con el que sólo has tenido sexo fetichista y salvaje, que por muy buen sexo que sea, o determina que sea una persona de fiar—murmura—, pero como tu enemigo... yo que tú, empezaría a empacar ropa de invierno.

Las lágrimas picas en el fondo de mis ojos sin saber por qué. Todo esto me tiene demasiado sensible. No solo la distancia con Demian, sino mi tesis y el encuentro y la charla de hoy con mi padre. También el hecho de que Demian me quiera en Rusia remueve todas mis fibras sensibles.

—¿Qué hago, Brass?

Él pone su mano en mi hombro y suspira.

—Tenemos permitido ser idiotas a esa edad, freudita—me dice—. Es cuando debemos meter la pata hasta el fondo y ensuciarnos.

—¿Qué demonios significa eso?

—Creo que has sido buena y perfecta por demasiado tiempo—se encoge de hombros—, y que tienes que empezar a vivir y meter los pies en el fango.. o la nieve, en este caso.

Sinestesia | ¡Pronto en físico! Donde viven las historias. Descúbrelo ahora