3.

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CAPITULO TRES


El miércoles me encuentro sumida en el pánico.

—¿Quieres que vaya contigo? — Brass está en el marco de la entrada de mi habitación mientras yo estoy mirando la explosión de ropa que hay en mi cama, para decidir qué ponerme.

He buscado la ubicación que me mandó Demian y resulta ser un edificio bastante lujoso, no muy lejos de donde vivimos. Tampoco está muy lejos de Seks. No sé si será su lugar de reuniones o su casa, ni lo descubriré hasta estar allí.

—Solo... mantén tu teléfono cerca— le digo.

—¿Estás nerviosa?

—¿Tú qué crees? — suspiro—. Voy a ir a encontrarme con un fetichista, dueño de un club, con apellido ruso que va a enseñarme lo que es ser masoquista— suelto una risa seca—, creo que estoy loca.

—Todo sea por tu tesis— Brass se acerca hasta pararse justo a mi lado—. Además, siempre puedes cancelar, Lianna—me dice—, nunca es tarde para decir que no.

—lo sé, pero... tengo que enfrentar esto, Brass— murmuro—, tengo que enfrentar mis miedos.

—¿Qué es lo que te asusta?

—Todo.

—¿Te da miedo que te guste?

Si, uno de mis grandes temores es dejar de temer. El miedo me mantiene en mi zona de confort, porque no me deja cambiar mi forma de actuar. Bastante valiente me sentí al darle mi número de teléfono al chico del sexshop y al escribirle a Demian.

—No va a gustarme.

Brass se encoje de hombros.

—¿Quién sabe? Tal vez encuentres alguna forma de sacar toda la mierda que tienes dentro— dice—. De todos modos, si no te sientes cómoda estando ahí, solo tienes que marcar mi número e iré a buscarte.

—Gracias, Brass.

—¿Para qué estamos los amigos si no es para incentivar a nuestras amigas para que tengan prácticas sexuales no convencionales? — no puedo evitar reírme—. No creo que vaya a pasar algo hoy.

—No lo sé— suspiro—, siento que estoy yendo a dar un examen sin haber estudiado absolutamente nada— murmuro—. Es un mundo completamente desconocido para mí.

—Lo entiendo— Brass me da una sonrisa reconfortante—, pero no va a dejar ser desconocido si no vas a conocerlo— me dice—. Suena estúpido, pero es cierto— yo asiento y suelto un suspiro, volviendo a mirar el desastre de ropa que hay sobre mi cama—. Ponte este, es bonito— Brass agarra un vestido floreado, con mangas cortas y un escote delicado, en v. Me llega un poco por encima de las rodillas—, puedes llevar zapatillas— sigue—, las blancas van bien— asiento y hago espacio en la cama para estirar el vestido y buscar las zapatillas—. ¿Qué ropa interior vas a usar?

—¿Eso no te parece algo excesivo de preguntar?

—soy tu mejor amigo— se justifica—, y gay.

—de todos modos...

—Ropa interior, Lianna— Brass se cruza de brazos y me apresura.

Suelto las zapatillas blancas a un lado de la cama y después, abro el cajón de la ropa interior y saco un conjunto básico, de algodón negro.

—¿Esto está bien para ti?

—Me agrada — Brass me da una sonrisa burlona—, para la próxima, te conseguiremos algo de encaje.

Sinestesia | ¡Pronto en físico! Donde viven las historias. Descúbrelo ahora