CAPÍTULO TREINTA Y CINCO
—Ten— Demian me da una sudadera que tardo menos de cinco segundos en poner alrededor de mi cuerpo, una vez que estamos en el coche—. Separa las piernas— dice luego de encender el coche y comenzar a manejar.
Lo hago lentamente, sin querer pensar en lo que va a hacer y cuando pone la mano entre mis muslos, lo observo. Él ni siquiera está mirándome y mantiene los ojos en la calle frente a nosotros.
—¿Qué estás haciendo?— Demian no dice nada mientras desliza sus dedos sobre mi clítoris y yo me tenso, porque creo que él podría solo mover un poco más su mano y hacerme acabar. Me toma un par de minutos pensar en algo coherente—. ¿No es peligroso que manejes así?
La seguridad ante todo.
—¿Quieres que me detenga? —hay una sonrisa en sus labios, pero, de nuevo, tiene los ojos al frente.
—Bueno, si...— él tranquilamente puede esperar hasta que lleguemos al departamento para meterme mano y torturarme, ¿Verdad?
Pero, ¿Puedo hacerlo yo?
Él detiene el coche en la plaza donde una vez me recogió, después de la cita fallida con Ben en los juegos de la feria.
—Tienes razón, es un poco peligroso follar y conducir — murmura—, así que vamos a follar y luego conducir.
Bueno, no me refería a esto, definitivamente.
—Yo no...
—Dijiste que me detuviera, muñeca— Demian me sonríe de forma burlona y yo tengo que contenerme las ganas de golpearlo.
—¿No ha sido suficiente con hacerme salir del club prácticamente desnuda? — le pregunto un poco nerviosa, mirando al exterior del coche. No hay nadie, absolutamente nadie y la plaza está completamente a oscuras.
—No, hoy planeo presionarte bastante.
—También dejé que hicieras lo que quisieras conmigo en el club— alego.
—Lo sé y en serio agradezco que confiaras en mí— él pone sus dedos debajo de mi mentón—, pero cuanta más confianza me des, más voy a tomar.
—Nunca será suficiente, ¿Verdad? — extrañamente, esta pequeña conversación trae a mi padre a mi mente.
—¿A dónde se fue tu mente? —no puedo evitar sonreír porque Demian siempre parece saber lo que estoy pensando.
—¿Estás seguro de que no sabes leer las mentes? — él me da una sonrisa breve pero sigue esperando—. A mi padre, en él estaba pensando.
—Yo no voy a exigirte algo que no puedas darme— dice—, pero sé que puedes dar más de esto y tienes que construir límites verdaderos a partir de lo que experimentes.
—¿Siempre vas a presionar? — suelto un resoplido y él se ríe.
—No lo estaría haciendo bien si no fuera así —murmura—. Imagínate que estás aprendiendo a jugar al fútbol y tienes un entrenador que solo te deja hacer lo que ya sabes y no te enseña a hacer mejor las cosas.
—¿En serio acabas de comparar esto con un entrenamiento de fútbol?
—Si— él sonríe—, o con un juego de la Xbox. Tiene niveles y no puedes pasar al nivel dos sin haber superado el primero, porque directamente no sabrías jugarlo o tendrías mucha suerte si logras pasarlo— sigue—, pero cada vez se pone más y más difícil, aunque no lo notes, porque estás acostumbrada a jugar y es algo natural.
Me tomo unos cuentos segundos para procesar la analogía y asentir.
—¿En qué nivel estamos?
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Sinestesia | ¡Pronto en físico!
ChickLitSERIE SEKS, LIBRO #1 Lianna está a punto de terminar su carrera en psicología, pero su tesis es rechazada. En su intento por buscar información para abordar algún tema controversial, llega a Seks, un club sexual cuyo dueño parece dispuesto a darle u...