CAPÍTULO CUATRO
Comer nunca me pareció un acto tan cargado de lo que sea hasta ahora. Demian preparó verduras y un salpicón de pollo y, si no estuviera tan nerviosa, probablemente lo disfrutaría más.
Intento hacerle caso a lo que dijo y guiarme por los instintos, el espacio y su forma de actuar más que por sus palabras, pero es algo tan contradictorio, que me resulta difícil. Los psicólogos sacamos conclusiones basadas en lo que dicen los pacientes, principalmente y nunca he sido buena con el lenguaje corporal.
—¿Quieres preguntar algo más? — lo veo moverse por el lugar con una comodidad que me da envidia mientras habla. Algunas pocas conjeturas que pude sacar de él, son que es un hombre muy consciente de sí mismo y de su cuerpo, está atento a los detalles y tiene la capacidad de convencer a cualquier persona, definitivamente.
Demian Pavlov es un hombre peligroso.
Me siento un poco más relajada ahora que sé que él no va a atacarme, pero me mantengo alerta y lo estudio, tal como él hace conmigo. Realmente ambos parecemos habernos tomado en serio eso de ser el experimento del otro, porque, él al menos, tiene una expresión curiosa en sus facciones.
—Cuando pregunté la primera vez, dijiste que estaba muy equivocada al pensar que las personas que se meten en este mundo tienen traumas— carraspeo para poder aclarar mi voz—, sin embargo, todo lo que he podido encontrar sobre el tema habla de personas incapaces de resolver... cosas y que por eso canalizan sus frustraciones con la dominación o el sometimiento.
—Si haces un experimento con cien personas...— Demian se voltea y se acerca a la mesa con una botella de vino tinto— la única respuesta que obtendrá un cien por ciento de afirmativos, es que los sujetos con los que experimentas son personas — dice—, pero las demás respuestas, tendrán variables— dice, mientras pone el líquido en dos copas—. Algunas personas preferirán el color rojo, la pasta y el verano— él desliza una de las copas hacia mí y se sienta justo enfrente—, otras elegirán el verde o el azul, la comida mexicana y el invierno.
—Siempre hay excepciones— murmuro.
—Exactamente— él sonríe—. Con el sexo es lo mismo. Algunas personas prefieren hacerlo en una posición y estancarse en esa monotonía por el resto de su vida, otros, en cambio, querrán experimentar, probar cosas nuevas, incluir juguetes, palabras sucias— él se encoge de hombros—. Algunos llevan las cosas más allá, experimentan con el dolor, el control físico y psicológico—él juega con la copa de vino, moviendo el líquido en un vaivén hipnótico—. ¿Sabes lo que es la alienación, Lianna? Supongo que lo has estudiado.
—Sí, lo sé.
La alienación es la pérdida de los sentidos o de la personalidad propia para ser parte de una sociedad o un colectivo. Una persona está alienada cuando es incapaz de entenderse a sí mismo como un individuo y solo se somete a la voluntad de la mayoría.
—Los seres humanos estamos alienados a las normas sociales, al contrato social — dice—, quien rompe eso, es un enfermo, ¿Verdad?
—Creo que sí.
—Estás equivocada— murmura sonriendo—, romper el contrato social en la privacidad, no lo rompe realmente—dice—. Romper el contrato social, en este momento, es ser un psicópata o un asesino, eso rompe el contrato social— susurra—. Dejar nuestro lado humano al follar, solo nos hace seres...un poco más primitivos— no puedo detenerme a pensar porque él vuelve a hablar—: Salud— levanta su copa en mi dirección y yo muevo levemente la mía, murmurando la misma palabra—. Luces contrariada.
—Estoy pensando, solamente— suspiro—, tengo demasiadas preguntas, estoy intentando ordenarlas en mi cabeza.
—Deja los métodos, Lianna— él le da un sorbo a la copa y me observa.
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Sinestesia | ¡Pronto en físico!
ChickLitSERIE SEKS, LIBRO #1 Lianna está a punto de terminar su carrera en psicología, pero su tesis es rechazada. En su intento por buscar información para abordar algún tema controversial, llega a Seks, un club sexual cuyo dueño parece dispuesto a darle u...