CAPÍTULO CINCUENTA Y TRES
Mi día en el trabajo es bastante tranquilo. Siendo jueves no hay tanto flujo de clientes y no me vuelvo loca armando los pedidos.
Para cuando salgo, tengo la idea clara de ir a mi casa y hacer algunos avances más con la tesis, especialmente con todo lo que pude recopilar ayer de la biblioteca y, para cuando llego a casa, Skinner se acerca a mí maullando y yo me agacho para acariciarlo por un rato, antes de mentalizarme en la tesis. Dejo mi teléfono y la portátil en la mesa de la cocina, mientras se enciende, para poder ir a mi habitación, quitarme los zapatos, el sostén y todo lo que aprieta mi cuerpo para ponerme una camiseta y un pantalón de chándal.
Brass no está y no creo que venga, porque seguramente está en alguna campaña de fotos y me relajo en la cocina, con Skinner dando vueltas a mi alrededor.
Me preparo café —mucho café — y tecleo en el archivo de mi tesis, revisando apuntes y haciendo algunas correcciones. Lo cierto es que el tema me está entusiasmando bastante y el hecho de estar avanzando en ella, me pone incluso de mejor humor.
Casi una hora después, mi teléfono pita con un nuevo mensaje y no puedo evitar sonreir cuando veo un mensaje de Demian, preguntando cómo estoy.
Bien, haciendo la tesis. Skinner se está asegurando de que no me distraiga... —Lianna.
Adjunto una foto del momento, porque Skinner está sentado, mirándome fijamente y también se ve una parte de la pantalla del portátil.
Hace bien. Concéntrate, muñeca —Demian.
Entonces no me escribas, señor —Lianna.
Me distraes —Lianna.
Tal vez podrías venir a distraerte a la oficina... —Demian.
El mensaje está acompañado por una foto en la que puedo ver sus piernas por debajo de su escritorio en Seks, parte de la madera de la mesa y su mano sosteniendo una lapicera, sobre varios papeles y su portátil, un poco más atrás.
No puedo, tesis —Lianna.
Puedes escribir aquí... —Demian.
Estoy en pijama, no voy a cambiarme y salir —Lianna.
Mi teléfono vibra con una llamada y tardo dos tonos en atender.
—La última vez que hablaste sobre tu pijama, estabas ebria —dice Demian sin siquiera darme tiempo a decir hola —. ¿Debería llevarte a Alcohólicos Anónimos?
—No estoy ebria, solo... en casa —le aclaro—. No quiero tener que ponerme ropa y salir a la calle.
—Puedes venir en pijama y quitártelo en mi oficina. Estoy seguro de que puedes inspirarte desnuda —comenta como si nada mientras escucho sus dedos teclear algo en, lo que deduzco, es su portátil.
—No puedo hacer eso.
—Oh, ya sabes cómo es la política de Seks —pausa sus palabras dramáticamente—, cuanta menos ropa, mejor.
—¿Quién dice eso?
—El dueño—responde con tono pragmático y luego añade—: Es un tipo bastante exigente con las reglas, ¿Sabes?
—Suena como una persona a la que no quiero conocer—murmuro, sabiendo que toda esta charla es una tontería.
—Tengo entendido que incluso asustó a una pobre estudiante de psicología hace unas semanas—su tono de voz es divertido.
—En defensa de todas las pobres estudiantes de psicología aquí presentes—carraspeo—. El hombre parecía que iba a despedazarla.
Demian suelta una carcajada.
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Sinestesia | ¡Pronto en físico!
Chick-LitSERIE SEKS, LIBRO #1 Lianna está a punto de terminar su carrera en psicología, pero su tesis es rechazada. En su intento por buscar información para abordar algún tema controversial, llega a Seks, un club sexual cuyo dueño parece dispuesto a darle u...