81.

122K 9.1K 4.2K
                                    

Este debería ser el último capítulo, pero me está costando tanto dejar Sinestesia, que posiblemente escriba algo más, solo por capricho, pero, por si acaso:

Bienvenidxs al último capítulo.

CAPÍTULO OCHENTA Y UNO

Una semana después de la cena con Demian, ambos estamos sentados en su coche. Esa noche, a pesar de que no me hubiera opuesto, no hicimos nada más que cenar y reparar juntos el daño que nos habíamos hecho.

Luego, me llevó a mi casa, junto con Brass y él se fue con Viktor.

Realmente quise tomarme las cosas con calma, que él pudiera tener su espacio, sabiendo que ambos estábamos para el otro y no puedo quejarme. El resto de la semana cumplí con todo mi trabajo, con los turnos extras que había pactado con mi jefe y cuando el viernes llegó, Demian dijo que me secuestraría durante el fin de semana.

Apareció en la puerta de mi trabajo, porque eso acordamos y ahora estamos yendo a su departamento. No he estado allí desde la noche anterior a que él se fuera a Rusia y es un lugar del que solo tengo buenos recuerdos, por lo que no me siento nerviosa al entrar.

—¿Viktor no está?

Niega.

—Dijo que saldría con alguien.

Yo sonrío.

—Qué conveniente que Brass dijera exactamente lo mismo— él se ríe—. ¿Crees que ellos...? ¿Crees que vaya a funcionar?

—Tal vez— se encoge de hombros—, supongo que ambos son lo suficientemente maduros para poder salir— me dice—. De todos modos, ambos tienen personalidades bastante parecidas.

—Prométeme algo— le pido cuando ya estamos dentro del elevador de su edificio. Demian pone sus brazos a mi alrededor y responde rápidamente.

—Lo que quieras.

—Ni siquiera sabes qué iba a pedir.

—No me importa— sonríe.

—En realidad es una tontería— aclaro—, pero prométeme que vamos a entrometernos en su relación del mismo modo en que ellos hicieron con nosotros.

Demian se ríe.

—¿Eso quiere decir que le romperás la nariz a Viktor si engaña a Brass?— me pregunta con una ceja arqueada.

Su rostro ya no tiene el moretón y luce como si nada, pero anoche confesó que aún le molestaba un poco.

—Espero aprender a golpear para la próxima— hago una mueca—, no quiero romperme la muñeca de nuevo— Demian me sonríe.

Mi teléfono vibra en el bolsillo de mi pantalón y lo saco para ver un mensaje de Brass.

Luego debemos hacer algunas comparaciones, enemiga— Brass.

de qué hablas?— Lianna.

solo quiero saber cual de los pavlov lo tiene más grande porque puedo asegurarte que el menor es... — Brass.

asquerosoooo, es mi cuñado— Lianna.

Le quito el sonido al móvil y le sonrío a Demian.

—Creo que ellos ya están bastante bien sin nosotros—le digo.

Él hace una mueca que me hace reír.

—No quiero saber dónde mete la polla mi hermano— masculla.

Yo no puedo evitar decir:

—No estoy segura de que sea así, ¿Sabes? Brass no es pasivo.

—Tampoco quería saber eso, Lianna— dice con tono serio pero hay un brillo divertido en sus ojos—. Además, todos los Pavlov somos dominantes.

Sinestesia | ¡Pronto en físico! Donde viven las historias. Descúbrelo ahora