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CAPÍTULO VEINTE

La situación es bastante tensa y no entiendo por qué. Demian tiene las manos cerradas en puños y Ben luce molesto también.

—¿Nos vamos, Lianna?

¿Demian en serio espera que nos vayamos sin que ninguno de los dos me dé alguna explicación?

—Supongo que él es la razón por la que dejaste de responder mis mensajes, ¿Verdad? — Ben me mira por unos cuantos segundos, mientras yo intento justificarme—. Déjalo, no tienes que decir nada, es obvio que sí.

—Ben, escucha...

—Va a lastimarte, ¿Lo sabes? — él me observa—, va a engatusarte, venderte toda una pantomima de la liberación, del cuerpo, de cómo debes dejar de reprimirte y luego...

—Cierra la boca— Demian masculla —. Nos vamos, Lianna.

—Espera— cuando él va a agarrarme la mano, me alejo un poco— ¿De qué estás hablando? — esta vez, miro al otro hombre.

—¿Tú siquiera sabes quién es él, lo que hace?

—Tú me mandaste a ese club, ¿Lo recuerdas?

—Sí, pero no para que te follaras al dueño.

Retrocedo unos pasos y lo miro.

—¿Disculpa? ¿Qué tiene que ver si Demian y yo nos acos...?

—¡Oh, vamos! — Ben interrumpe y mira a Demian—. ¿Vas a engatusar a Lianna como hiciste con Verónica?

¿Quién demonios es Verónica?

—Cierra la boca, Ben— Demian luce tenso—. ¿Te olvidas de como ella me engañó a mí? Me usó y luego me dejó.

—¡Heriste sus sentimientos!

—¿Cuándo? ¿Cuando comenzó a engañarme con el imbécil con el que va a casarse ahora o cuando noté que me robaba dinero? ¿Ahí herí sus sentimientos?

¿De qué están hablando?

—Mi hermana es la víctima aquí y lo sabes, Demian.

El hombre se queda callado por unos cuantos segundos.

—Sabes que la amé, Ben, lo sabes perfectamente porque estuviste ahí y nos veías juntos y también sabes que ella me engañó — Demian mantiene un tono de voz tranquilo —. Ella no fue una víctima de nada, más que de su codicia.

—Vas a terminar igual que mi hermana — dice Ben mirándome—. Ten cuidado, Lianna, porque te estás metiendo con un imbécil. Espero que te alejes de él antes de que sea tarde.

—Ben...— intento razonar con él, pero se da media vuelta y se va. Yo me quedo bastante chocada, sin entender absolutamente nada de lo que acaba de pasar.

Demian carraspea, aun luciendo un poco tenso.

—¿Podemos irnos, por favor?

Asiento, mirando por última vez la espalda de Ben, que ya casi se pierde por la esquina.

—¿Qué fue todo eso?

—Nada.

—¿Nada? Un tipo acaba de decirme que prácticamente me estoy metiendo con un imbécil.

—Lianna, por favor...— Demian me observa por unos segundos y luego suspira—, cuando el otro dijiste que además de la dirección del club habías conseguido una cita con el tipo del sexshop, ¿Era él? — asiento lentamente y él suelta una risa seca, irónica y luego, se frota el rostro—. Esta ciudad es demasiado pequeña.

Sinestesia | ¡Pronto en físico! Donde viven las historias. Descúbrelo ahora