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CAPÍTULO CUARENTA Y UNO

Para cuando llega el jueves, estoy prácticamente caminando por las paredes. Estar con Demian y sus amigos me pone bastante nerviosa y por un minuto, estoy tentada a pedirle a Brass que vaya conmigo, pero...

Madura de una vez.

—¿Qué vas a ponerte? — Brass está apoyado en el marco de la puerta de mi habitación, observando el desastre de ropa sobre mi cama, donde también está Skinner.

—Dijo que llevara un traje de baño— murmuro.

—Podrías ponerte un vestido encima— me dice, acercándose.

La escena me trae un deja vú de la primera vez que vi a Demian en su departamento.

—Supongo que sí.

—¿Él va a venir a buscarte?

Asiento.

—Le dije que podía ir por mi cuenta y verlo allí pero insistió.

—Dominante, ¿Eh? — Brass me guiña un ojo y yo resoplo porque no ha dejado de hacer chistes tontos desde que le dije eso—. Tal vez te espose al coche.

—Ya lo hizo— le sonrío antes de siquiera pensar lo que acabo de decir.

—Ahora... eso es interesante, cuéntame más—Brass se sienta en el borde de la cama y levanta a Skinner para ponerlo sobre su regazo.

—Te contaré cuando tenga definida la ropa— le digo—. Entonces, ¿Podría llevar este?— levanto un vestido azul oscuro, con pequeñísimas flores blancas que Brass aprueba.

—No te hagas la idiota y larga la historia, ¿Cómo que te esposó en un coche, freudita?

—¿En serio vamos a hablar sobre esto?

—Es divertido— se encoge de hombros—. Cuenta el chisme.

—Estábamos volviendo del club y... pasaron cosas.

—¿Follaron en el coche?

—Tal vez.

—Demonios, Lianna— Brass suspira—. En un mes has logrado emparejar toda mi vida sexual— no puedo evitar reírme—. ¿No podemos cambiar lugares por un fin de semana?

—No lo creo.

Él me sonríe.

—¿Demian es tuyo?

Yo soy suya.

El pensamiento me golpea y sacudo la cabeza.

—Simplemente quiero superarte—miento—. Ahora, ¿Este vestido o qué?

—Sí, ese está bien— me dice—. ¿A qué hora viene Demian?

—Cerca de las cuatro— suspiro—. Ni siquiera sé hasta qué hora planea que nos quedemos allí— murmuro—. La mayoría de ellos ni siquiera tiene que cumplir horarios, al parecer.

—Es extraño como, de algún modo, estás regresando a la vida que dejaste atrás, con personas forradas en dinero— señala Brass.

—Al menos esta vez mi padre no está escogiéndolas— suspiro—. Además... excepto Demian, nadie sabe de dónde vengo ni de quién soy hija.

—¿Crees que eso cambiaría el modo en que te ven?— me pregunta, mientras me quito la bata, quedando en ropa interior y me pongo el vestido—. Lianna, el bañador.

—Cierto— bufo—. ¿Puede salir?

Él se queda en el pasillo y entorna la puerta, mientras reemplazo la ropa interior por el traje de baño de dos piezas, negro. Es básico pero no tengo otro y es bastante cómodo, en realidad. Agarra bien mis tetas y... es un poco cavado en la parte de abajo pero no puedo darme el lujo de sentir vergüenza cuando todas las personas allí me han visto en el club.

Sinestesia | ¡Pronto en físico! Donde viven las historias. Descúbrelo ahora