CAPITULO DOCE
—Entonces...
Hemos llegado al edificio donde siempre nos vemos, estamos en su departamento, sentados en la cocina, con la isla del centro entre nosotros. Llevamos más de diez minutos sin decir nada y yo comienzo a sentirme nerviosa.
—No te he explicado todo— dice—, y eso está mal, lo lamento. Debí haber aclarado hasta el detalle más tonto antes de que firmaras, pero asumí que sabías algunas cosas.
—Creí que lo hacía— le digo—. Yo... no creo que pueda sostener esto de esta forma— murmuro—. Pensé que las cosas se re...— evito decir nuevamente la palabra reducían—. Pensé que las cosas quedaban aquí.
—Es difícil sostener un vínculo si no hay una continuidad, Lianna—Demian tiene los codos apoyados en el mármol entre nosotros—. Imagina que esto fueran clases de inglés, que tienes lecciones una vez a la semana. No te quedas solo con lo que vez en la clase, cuando llegas a tu casa haces las tareas y prácticas.
—¿En vez de hacer las tareas debo responder tus llamados?
—Esa es la tarea— me corrige—, no voy a llamarte en tu horario de trabajo, ni ponerte en una situación comprometedora, pero debe haber una continuidad— murmura—. La confianza y los vínculos no se construyen solamente con hechos aislados— explica—. ¿Eso está claro?
—Creo que sí.
—Entonces, la próxima vez que llame debes atenderme—sigue—. Dime cuáles son tus horarios de trabajo para no hacerlo en ese horario—sus ojos escarban los míos.
—De nueve a tres— murmuro.
—Bien, de nueve a tres— repite—, y también, lo diré de nuevo, pero quiero que lo tengas claro, no voy a pedirte que saltes de un puente— lo miro sin entender—, ninguno de los dos conseguirá algo bueno si tú sales dañada y no es mi intención lastimarte, así que no te diré que hagas o te haré algo que te pongan en algún tipo de riesgo y puedes negarte a hacer cualquier cosa que no quieras hacer.
—Está bien— lo cierto es que gran parte del peso desaparece de mis hombros.
—, y respecto a lo demás, es mejor no incluir a nadie, ni dentro ni fuera de esta relación porque estamos comenzando y todo esto, especialmente para alguien que jamás lo ha experimentado puede ser bastante abrumador— él estira el brazo y sostiene mi mentón para que lo mire—. Así que por ahora, es mejor que no haya nadie más en el medio.
—¿Por ahora?
—Vamos de a poco, Lianna.
Aprieto los labios y asiento.
—¿Algo más?
—¿Cómo te sentiste ayer? — él me observa—. ¿Hubo algo que te incomodó o que no quieras hacer de nuevo?
—No, yo... me abrumó pero no fue nada que no pudiera soportar —murmuro, admitiendo la verdad.
—Bien, eso es bueno— él me da una sonrisa sincera y yo me quedo callada por unos cuantos segundos—. ¿Qué ocurre?
—¿Por qué confío en ti? — luego de preguntar, me doy cuenta de lo idiota que es—. Olvídalo, es... es una pregunta muy estúpida.
—Porque te sientes segura conmigo— dice antes de que pueda excusarme más—, porque he sido honesto contigo y lo sabes.
—Pero no te conozco—murmuro—, y tú a mí tampoco. ¿Cómo puede ser, entonces, que me sienta cómoda contigo?
—¿Por qué no deberías hacerlo? — me pregunta—. No está mal que confíes en mí, Lianna. De hecho, estaría mal si no lo hicieras— dice—. Tienes que confiar en mí, tienes que confiar lo suficiente en mí para decirme todo, ¿De acuerdo? No soy adivino, no podré leer tu mente para saber en qué estás pensando, por eso necesito que seas honesta conmigo —murmura—. No importa si para ti es una tontería, necesito que me digas todo. Si algo te molesta o te desagrada tienes que decirlo, ¿Está bien?
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Sinestesia | ¡Pronto en físico!
Chick-LitSERIE SEKS, LIBRO #1 Lianna está a punto de terminar su carrera en psicología, pero su tesis es rechazada. En su intento por buscar información para abordar algún tema controversial, llega a Seks, un club sexual cuyo dueño parece dispuesto a darle u...