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CAPÍTULO VEINTIUNO

No nos quedamos mucho más en la plaza. Ambos nos subimos al coche, sin decir nada y aprovecho a escribirle a Brass, avisando que ya estoy con Demian y que posiblemente no esté muy al pendiente del móvil.

—¿Qué dijeron tus amigos luego de lo de ayer?

—No he hablado con ellos, en realidad— murmuro— . Cuando me fui por la mañana, ambos estaban durmiendo y creo que ya están de camino a la casa de la familia de Brass.

—¿Viven muy lejos?

—Poco más de una hora—le explico—, él y yo éramos vecinos, prácticamente. Vivimos a pocas calles.

—¿Su familia se tomó a bien que saliera con Samuel?

—Nunca hubo una charla sobre su sexualidad— me encojo de hombros— Brass nunca ocultó que le gustaban los chicos y... si hubo una charla sobre Samuel y Samuel, porque el hombre es tan... tan Brass que no puede conseguirse novios con diferentes nombres.

Demian se ríe.

Al menos no corre riesgo de confundirse, creo que es una ventaja.

—Así que cada vez que va y habla de Samuel, debe aclarar si es Samuel el actual o Samuel su ex.

—Eso sí que debe ser un poco confuso— Demian hace una mueca.

—Sí, pero... ya has visto cómo son, no tienen mucho problema— murmuro. Ambos nos quedamos unos segundos callados—. Ayer dijiste que tu hermano y tu padre son arquitectos.

—Sí, lo son pero no ejercen.

—¿Por qué? — y luego, añado rápidamente—. Lo siento, no es que...

—Preguntona— Demian me da una sonrisa rápida y vuelve a centrarse en la calle—. Mi padre, porque... bueno, por un montón de problemas, pero mi hermano es vago, supongo. Prefirió otra vida y... eso. No hay una explicación muy profunda, ni retorcida.

—¿Nunca quisiste estudiar nada?

Demian resopla.

—Creo que por hoy ya he sacado bastante de mi sistema, ¿No te parece? — es una forma bastante clara de decir que no va a responderme—. Pierde la gracia si conoces todo de mí desde el principio, ¿No crees? Déjame mantener un poco el misterio, muñeca.

—Tal vez.

—¿Tú nunca quisiste cambiarte de carrera?

—Pierde la gracia si conoces todo de mí desde el principio— él se ríe.

—Bien jugado, listilla— murmura—, pero... tienes que responder.

—En realidad, no. Nunca quise cambiarme de carrera— murmuro—, pero de todos modos... tengo la teoría y me falta la práctica. Puedo decirte de memoria casi todas las patologías, pero...

—¿En la carrera no tienen pasantías? Sé que en Derecho pueden solicitarlas en los estudios de abogados, pero con psicología...

—El problema es que no puedes ir de oyente a una sesión de otra persona, porque... se crea un vínculo uno a uno, entre el paciente y el psicólogo— le explico—. Sin embargo, no estoy muy segura de querer hacer este tipo de psicología. Me gusta más el trasfondo social, la investigación.

—Entiendo— Demian carraspea, mientras dobla en una esquina. Reconozco la calle y sé que estamos cerca de su departamento—Entonces, ¿Investigación?

—Sí, creo que sí.

Demian detiene el auto en la entrada de su edificio y apaga el motor. Ambos nos bajamos del coche y él abre la puerta del edificio, dejándome pasar. Mientras esperamos a que el ascensor llegue, su teléfono suena.

Sinestesia | ¡Pronto en físico! Donde viven las historias. Descúbrelo ahora