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  Al llegar a casa me preocupaba queStelle estuviera despierta

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  Al llegar a casa me preocupaba que
Stelle estuviera despierta. Últimamente no paraba de dar la lata con que los horarios de dormir eran para bebés, cosa que ella no era.

  Por lo que cuando entro a su habitación y la encuentro dormida con la máquina de ruidos sonando de fondo, me conmueve lo que veo y me acerco a darle un suave beso en su cabeza con el cabello color miel más bonito que he visto.

  Me alegra que después de todas nuestras charlas empiece a hacerme caso. Al igual de que por fin ella esté aceptando la máquina de ruidos que le compré. Al llegar acá le tenía tanto pánico al silencio que nunca conoció, que tenerlo era raro para ella.

  Por más que ella no lo quiera aceptar, tuvo un pasado difícil con sus padres y hermanos mayores que hacen que la experiencia de dormir sea más difícil de lo que debería, por lo que le compré la máquina de ruidos, con esperanza de que el sueño sea algo placentero y no una tortura. Ella al principio se rehusaba a usarlo ya que decía que era vergonzoso, pero espero y ahora que le está dando un uso, descanse mejor.

  Stelle tiene acá casi dos años, y aunque no todo ha sido perfecto, estoy consciente de que podría ser peor. Es decir, he escuchado las historias de Christian con Layla, y comparado con ella, Stelle es una santa.

  Al salir de su habitación me voy a la mía y no dudo en darme una ducha rápida, e irme a la cama.

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  Camino nerviosa frente al despacho de Eric con el papel en la mano

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  Camino nerviosa frente al despacho de Eric con el papel en la mano.

  Decido no interrumpir la conversación que tiene con alguien dentro, y mientras pienso en que decirle para que firme el papel sin leerlo. La excusa que me dió Layla parece perfecta, pero, ¿Y si me descubre? Es mi trasero el que paga las consecuencias de lo que haga.

  Cuando ya no oigo voces dentro toco la puerta tres veces y cuando me da permiso de pasar, entro con la cabeza baja.

       —Hola preciosa, cuéntame—dice dándome toda su atención.

  Yo suspiro soltando todo el aire de mis pulmones y con mi corazón latiendo más rápido de lo normal. Okay Stelle, lo que hagas ahora dependerá si te podrás sentar cómodamente los próximos días. Me digo a mi misma.

Pequeñas lecciones.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora