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  Cuando se acaba el fin de semana es el peor momento de la semana

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  Cuando se acaba el fin de semana es el peor momento de la semana. Es momento de volver al instituto, en el cual no soy bien recibida.

  Llevo años en él, y jamás he encontrado mi grupo ideal. Me llevo bien con las chicas, como Jane o Stelle, pero mientras tengan a Layla a su lado van a actuar como si no me conocieran, y ya aprendí a vivir con eso.

       —¡Mía! Si no bajas ya llegaremos tarde—me dice mi papi desde abajo. Yo suspiro viendo  en el espejo que mi uniforme esté impecable y bajo las escaleras con resignación. Apenas él me ve sonríe, lo cual me anima un poco—. Te ves preciosa, ¿Te los hiciste tú?—dice señalando mis dos moños a los lados de mi cabeza a lo que yo asiento—. Pues te ves preciosa.

  Yo me sonrojo y tras él coger mi mochila, salimos de casa y nos vamos camino al instituto.

  Mientras suena la música por la radio y miro por la ventana analizo la situación entre las chicas y yo. Sé que nos llevamos bien, pero también sé que a Layla no le caigo bien y por eso me ignora. Es decir, apenas tengo 13 años y ya estoy en su clase, en dónde todos son dos años mayores. Personalmente me intimida, pero según papi, mi inteligencia es apta para estar en ese nivel tan alto.

       —Princesa, ¿Me estás oyendo?—yo sacudo mi cabeza y dirijo mi mirada a papi.
       —¿Qué decías?—le pido que repita.
       —Christian dará una fiesta el sábado y me pidió si podías tocar el piano en ella.

  Yo le doy una sonrisa encantada.

       —Dile que sin problema lo haré—pero tras decir eso,caigo en cuenta de una cosa—, ¿El cumpleaños de Layla no era en mayo?—que yo le caiga mal no significa que no sepa su fecha de cumpleaños, en realidad sólo la sé porque cada año nos invitan a su fiesta como es tradición.

  Mi papi asiente.

       —Es sorpresa para todos, pero dice que nos quiere presentar a alguien.

  Quería pedirle que por favor no me obligase a ir, pero sin duda me haría muchas preguntas y no quisiera que el supiera que me llevo mal con Layla.

  Así que solo me queda esperar a que la fiesta pase rápido y sin interrupciones.

       —¿Te pasa algo, cielo?—dice estacionando frente al instituto.

  Yo niego y me invento algo.

       —Solo quisiera que el fin de semana tuviera más días, para compartir contigo—aunque es verdad lo que digo, no lo digo porque quiera, si no por encubrir una mentira.
       —Y yo, pero si no, no habría tiempo para hacer las obligaciones, ¿No crees?—yo asiento dándole la mejor sonrisa que puedo—. Ahora, por la tarde después de que almuerces, tienes ballet, y luego italiano—me explica.
       —Lo sé papi.
       —Pues entonces nos vemos luego, pequeña—dice como despedida y me bajo del auto.

  Al caminar un poco ya estoy dentro del instituto y me siento en el mismo banco de siempre del patio. Saco mi libro y comienzo a leer esperando que suene el timbre para entrar en las aulas.

  Cuando tengo una sombra enfrente mío. Al subir la mirada es Jane con una sonrisa.

       —¿Que tal, Mía?—me dice amigable.
       —Todo genial, creo, ¿Y tú?
       —Todo lo bien que se puede estar, creo—dice y le doy una sonrisa.
       —¿Irás a la fiesta de Christian el sábado?—pregunta a lo que yo le pongo cara de confundida, ella abre sus ojos como platos—. Lo siento, yo no sabía que tú no lo sabías...—dice avergonzada a lo que yo río.
       —Claro que voy tonta, solo quería tomarte el pelo.

  Ella hace una carcajada y me da un empujón en el hombro amigable.

       —¡Jane!—escuchamos a lo lejos, y así vemos que del otro lado del patio le llama Layla que está con Stelle.

  Jane me mira con las mejillas rojas a lo que yo le doy una sonrisa consoladora.

       —Tranquila. Ve con ellas—ella me da una sonrisa y despidiéndose con un choque de puños se va con Layla y Stelle.

  Y yo me quedo en mi lectura hasta que es momento de entrar en clase.

××××××

  Cuando suena la preciosa campana de la salida salgo juntos a todas mis compañeras que hablan entre sí, mientras que yo me concentro en deslizarme entre la gente para ver a mi papi.

  Y efectivamente está esperándome fuera del auto, a mi se me pinta una sonrisa en la cara apenas le veo y me acerco a él a darle un abrazo.

       —¿Qué tal hoy, peque?—me dice deshaciendo el abrazo.
       —Aburrido, como siempre—digo y el ríe.

  Entramos al auto, y tras ponernos el cinturón de seguridad, mi papi pone el auto con dirección a la casa.

       —Papi...—lo llamo con cautela a lo que él me mira por el espejo retrovisor.
       —Dime tesoro.

  Yo trago algo nerviosa antes de hablar.

        —Pues hoy Elle me mandó de merienda un sándwich con atún.

  Veo como frunce su ceño y yo decido continuar.

       —Yo no puedo comer atún—continuo.

   Él cierra sus ojos como aclarando la situación.

       —Si es cierto, peque.

  Yo le hago una media sonrisa a lo que él sigue conduciendo.

  Prefería que lo supiera por mí y no por Elle. Cuando le dicen algo sobre mí que no le agrada, solo oye una parte de la historia y mi trasero paga las consecuencias. Así que, mejor aclarar las cosas desde ahora.

       —Le recordaré de nuevo a Elle, esta tarde ¿Si?—yo asiento y seguimos callados el resto del camino.

  Yo relajo mis hombros y respiro con más tranquilidad.

××××××

Holis! Aquí de nuevo otro capítulo, que espero les haya gustado bastante y recuerden votar y comentar, así recibiré un poquito de su apoyo. Lo subo temprano porque si no luego me olvidó con todos los deberes xd, espero les esté gustando la historia :)

Gracias por leer!

Xoxo 💋

🦋✨Lili🦋✨

Pequeñas lecciones.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora