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Narra: desconocid@.

  Me encuentro en una cosa suave, muy suave. Sin duda no es mi cama.

  Me levanto asustada y mi cerebro de nuevo me dice que fui secuestrada hace no se cuántos días.

  Perdí la cuenta, porque según Savannah me quedé dormida un par de días. Pero el último día que conozco es el domingo. Aquel domingo...

  Miro en dónde estoy y me veo tendida en una cama, pero con barrotes enfrente de mi. ¿Qué es esto? Rodeo con mis manos dos de las barras sacudiéndolas con esperanza a que se abran. Ahora sí me asusto más, ¿En dónde carajos estoy?

  La puerta se abre suavemente y yo miro al que entra asustada.

       —Buenas tardes pequeña durmiente—me dice un chico alto con cabello marrón claro e increíbles ojos claros prendiendo la luz de la habitación—¿Descansaste bien? Savannah me dijo que podías tener noches enteras sin dormir con tu padrastro, ¿Es enserio?—¿Por qué usa ese tono de voz tan dulce y ridículo a la vez? Soy mayorcita para que me estén tratando como si fuera una bebé que no soy, chasque sus dedos atrayendo mi atención—. Te hice una pregunta—dice en un tono más serio.

  Yo soy incapaz de articular palabra. Cuando miro la habitación sé a qué se refería Savannah con un gran cambio en mi vida, no sé si se refería a uno así, pero esto no me gusta. ¿Qué es esto? ¡DEFINITIVAMENTE NO SOY UNA BEBÉ! Y todo lo que hay aquí me indica que aquí debería estar una bebé, no yo.

       —¿No vas a responderme, eh?—dice y cuando estira su mano para tocarme yo me alejo instintivamente—. Relájate Sadie, no te haré daño, de hecho, vine a cuidarte.

  Mis ojos se abren como platos.

       —¿Cómo sabes mi nombre?—pregunto en un tono de voz bajo.
       —¡Ah qué si hablas!—dice en un tono de sorpresa—. Pues verás, yo pedí que te trajeran aquí, como Savannah debió explicarte.

  Si que me lo dejó bien claro. Pero esto, no me lo explicó.

       —Yo soy Christian, un placer—me estira su mano derecha en forma de saludo que yo tardo en tomar.

  Iba a presentarme, pero él ya lo sabe, si sabe eso, ¿Sabrá más cosas privadas de mi vida? Me sonrojo solo al pensarlo. Él suelta mi mano con una delicadeza impresionante, nada comparado con lo bruto que era Matt. Me sostuvo la mano suave, como si un simple movimiento puede romperme.

       —Sé que debes estar muy confundida ahora, es comprensible, pero quiero que sepas que aquí vas a estar segura, y viviendo una vida normal.
       —¿Qué?—frunzo mi ceño confundida.
       —Sé por lo que pasabas, trabajas, tu abusivo padrastro, tu madre en prisión—yo me sonrojo por toda la información que sabe de mi—, y quiero ayudarte a superar eso. Ayudarte a que tengas una vida relajada.
       —¿Y todo esto...—señalo mi alrededor de forma despectiva a todo lo que está en la habitación—en que parte entra?—le interrumpo.
       —Pues, es como una especie de terapia. Con ella vivirás sin preocupaciones. Yo cuidaré de ti—¿Y que piensa hacer? ¿Ponerme un pañal?—Sé que piensas, e iremos lento. No digo que será fácil, pero sé que con mis reglas y cuidados lograremos que por fin tengas una vida de paz—hace una pausa y me mira con unos ojos tiernos—. No sabes cuánto me alegra que salieras de allí.
       —Yo no te pedí nada, así que puedes devolverme a mi casa—le digo tratando de no alzar la voz, enfadarme nunca ha sido mi fuerte.

  Él niega con su cabeza.

       —Yo te quiero aquí, en donde estés segura—levanta las barras de lo que sea que sea en dónde estoy—Ahora, deberíamos tomar un baño, quiero enseñarte cosas básicas de este mundo—él me estira la mano y yo la tomo dudosa.

  Y así me ayuda a salir del armatoste en el que me encontraba.

       —Hoy, por ser tu primer día, podrás hacer todo tú sola. Bañarte, caminar, vestirte, pero a medida que avancemos iremos quitando cosas de esa libertad, quisiera que te entregaras a mi, yo hacer todo por ti, sería un honor. Quiero cuidar de ti.

  Su voz es relajante. Tan dulce y tan suave. Pero esto asusta mucho. Quiero ir a casa.

  Me guía hasta llegar al baño. En dónde me explica cómo funciona la ducha para que me dé un baño.

  Estuve mucho tiempo debajo de la ducha, pensando cosas, ¿Por qué yo? Yo no quería este mundo, me gustaba mi libertad. Una parte de mi cerebro solamente quería que pensará un plan de escape. Pero otra parte no dejaba de recordarme lo violento y abusivo que era Matt, ese miedo constante que sentía al entrar por esa puerta cada maldito día. Esperando que mamá esté en casa y por fin salvarme de ese monstruo que ama. Y mi cerebro me recuerda a mamá, ella no era perfecta, pero algo me querría. Estaba tan feliz al saber que le darían por fin libertad condicional. Pero no sabría si algo cambiaría en casa.

  De la nada me encuentro llorando, como hace unos días enfrente de Claire cuando me contaba las cosas.

  Unos ruiditos en la puerta me distraen.

       —Sadie, cariño, ¿Estás bien?—dice el hombre tras la puerta.

  Yo decido cerrar el agua y salir de la moderna ducha/bañera.

  Rodeo la toalla en mi cuerpo y así salgo del cuarto de baño.

  Él está fuera esperándome y me mira con pena.

       —Oh cielo, ¿Qué pasa?—me dice apenas me ve con los ojos rojos.

Yo sollozo y cuando mis piernas se pone como gelatina y caigo al suelo, él solo se arrodilla enfrente de mi e intenta consolarme acariciando mi cabeza suavemente.

       —Yo...—digo con la voz rota.
       —Tranquila...—sigue acariciándome—. Sé que esto no es fácil, pero espero enserio puedas aceptar esto. Te lo explicaré todo, poco a poco, ¿Si?

  Yo le miró sus preciosos ojos claros y él me da una sonrisa.

       —Vístete, no quiero que te enfríes—dice antes de levantarse y ayudarme a levantarme.

Me muestra dos vestidos, del que yo escojo en amarillo claro. Me deja todo encima de un cambiador enorme, y me dice que se quedará fuera de la habitación esperando a que yo me cambie y yo me visto lentamente aún sollozando y al acabar, tocó un par de veces la puerta y él la abre.

       —Hablemos entonces...—dice cerrando la puerta.

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La identidad ha sido revelada, espero les esté gustando la historia, que sepan que estoy muy agradecida con todos los que leen :3
Nos vemos la semana que viene!!!

Pequeñas lecciones.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora