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  Me despierta el pitido de que en la cuna de Sadie hay movimiento

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  Me despierta el pitido de que en la cuna de Sadie hay movimiento. Y cuando abro mis ojos para verla en el monitor la veo sentada en la cuna, lo cual me alerta ya que ella nunca ha hecho eso.

  Me levanto de la cama y voy al cuarto de Sadie y al abrir la puerta y prender la luz me la encuentro llorando.

       —Cielo, ¿Qué pasa?—digo abriendo la cuna.
       —No me siento nada bien—dice y ya por su aspecto me lo imaginaba. Está sudorosa y muy pálida.
       —Ay mi amor—la cojo en brazos y la llevo hasta mi habitación en donde la siento en mi cama y voy en busca del botiquín de primeros auxilios para tener un termómetro.

  Al ponérselo era lo que me temía. Fiebre.

  Las temperaturas han bajado mucho últimamente, y por más que he tenido cuidado, en especial con Sadie. Mis temores se hacían realidad. Estaba enferma.

  Unos golpecitos en la puerta me hacen voltear la mirada de Sadie y veo a Layla en la puerta con un aspecto terrible.

       —Acabo de vomitar, Chris...—me dice antes de derrumbarse en la puerta de rodillas.

  La pobre está pálida y sudorosa como Sadie.

  Al fin me sentía como un padre de nuevo. Digo, siempre tengo ese instinto paternal al tener a ellas cerca, pero con las niñeras sentía que esa conexión iba y venía con mis niñas.

  Pero por vacaciones, les di los días libres a las niñeras para así poder estar con mis niñas a tiempo completo. Pero ahora sí me vendría de ayuda un par de manos extra con mis dos niñas enfermas.

  Cojo a Layla en brazos que se queja ligeramente. Sé que odia que la carguen, pero está tan débil que no dice más nada.

  La siento junto a Sadie y tras lavar el termómetro, y se lo pongo a Layla, y gracias a Dios, no tiene fiebre.

  Miro el reloj de mi mesilla de noche y son las 4 de la mañana.

  Así, cojo el teléfono de mi mesilla de noche y llamo al pediatra.

  Él me contesta algo confuso, pero al disculparme por la hora y explicarle la situación, me dice que hacer con las niñas mientras él se viene a mi casa.

  Él siempre se ha comportado conmigo y con las niñas de mis amigos de una manera excepcional.

  A Sadie le pongo un paño de agua fría para intentar templar la temperatura de su cuerpo, y a Layla le traje un vasito de agua para que no se vaya a deshidratar.

  Cuando las veo a ambas un poco estables, tomo el teléfono y llamo a mi número de emergencia: Gilbert.

  Sabía que por la diferencia de horario entre aquí e Inglaterra, noble iba a despertar, pero necesitaba su consejo.

       —¿Hola?—contesta agitado—¡Mía!—dice para luego reírse—¡Ven aquí en este instante!—dice y oigo risas al fondo—¿Qué tal todo Chris?
       —Quiero saber todos los detalles de tu viaje, y no sabes cuánto lamento interrumpir tus vacaciones, pero estoy entrando en crisis con las niñas. Están enfermas, estoy sin las niñeras, y el pediatra tardará en venir. No sé qué hacer.
       —¡Hola tío Chrisss!—escucho una Mía agitada por el otro lado de la línea.
       —¡Mía!—dice Gilbert en tono fuerte—. Perdón, hoy está súper traviesa.
       —Está bien. Dale saludos de mi parte.

  Por un lado muero de ternura, porque Mía, es Mía. Pero no es el momento.

       —¿Ambas?—pregunta asombrado.
       —Si. Layla con vómitos y Sadie con fiebre.
       —No dejes que Layla se deshidrate, y debes esperar al doctor. Los vómitos pueden ser causado por muchas cosas y es mejor esperar y ver que es antes de dar algo de comer. Y sobre Sadie, imagino que ya tiene algo para bajarle la fiebre, y suele pasar con el frío, seguro no hay nada de que preocuparse, así que no te agobies.
       —Lo intento, pero estoy relativamente sólo y creo que no voy a poder.
       —Ella dependen de ti. Mejor guardar la calma.

  Yo asiento y le agradezco, tras desearle que termine de pasarse unas buenas vacaciones prometiendo no molestarle más, él me afirma que no molesto para nada y que estará pendiente.

  Para cuando acabó la llamada el timbre suena y voy casi que corriendo a la puerta para dejarle entrar y que me ayude con las niñas.

  Tras evaluarlas bien, su veredicto es que Sadie solamente tiene un resfriado bastante fuerte, para el que me recetó un par de pastillas, no solo para la fiebre si no para la nariz congestionada y el poco, pero que no queremos que crezca, dolor de garganta.

  Sobre Layla su teoría es que algo le cayó mal. Yo empecé a pensar que podría ser. Ya que si hubiéramos comido algo en mal estado, todos estaríamos así, pero en cambio era ella sola. A lo que Layla confesó que había comido unos dulces que había ocultado en su habitación, que tras revisar la fecha de expiración, habían vencido hace más de un año.

  Así que las últimas semanas de vacaciones estas dos pequeñas tenían que estar en cama para mejorar, en especial Layla que debía regresar al colegio.

  El pediatra me dijo que cualquier cosa fuera de lo común que no dudase en llamarlo, y qué tal vez en ese caso haría falta ir al hospital ya que podría haber empeorado.

  Que vacaciones tan malas para mis niñas...

×××××××

Hola!!! Lili aquí, espero les esté gustando la historia. Gracias como siempre por todo el apoyo, son increíbles y no sé cómo agadecerlo. Al llegar a las 40K, había pensado en hacer algo especial, les gustaría un maratón?

Dejenmelo saber en los comentarios. Ya casi empiezan de nuevo las clases, que creen que pasará en el 2 trimestre de las chicas??

Un montón de saludos a todos, y nos vemos la semana que viene.

Lili y Theo 🦋✨🌈☄️

Pequeñas lecciones.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora