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  Toco la puerta del cuarto de Mía tres veces, y cuando oigo que me da permiso a entrar la veo cómo está sentada en su cama leyendo un libro

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  Toco la puerta del cuarto de Mía tres veces, y cuando oigo que me da permiso a entrar la veo cómo está sentada en su cama leyendo un libro.

       —Hola papi—me saluda con una sonrisa.
       —Hola peque—le digo con una sonrisa también—¿Qué tal con tu lectura?—le señaló el libro.
       —Me encanta. Jane Austen nunca me decepciona.

  Yo le doy una sonrisa y me siento a un lado de ella en su cama.

       —Estoy muy feliz con tus notas.
       —¿Si?—me dice ilusionada.

  Yo asiento. Verle su carita llena de ilusión me hace sentir complacido al verla tan contenta.

  Desde que me confesó lo de Layla y las chicas he intentado mantenerla ocupada para que no piense en eso, y he intentado estar con ella en todo.

       —Adivina que—le digo con una sonrisa. Esta niña lo que hace es darme felicidad.
       —Que—me dice en ese tono de ilusión de siempre dejando su libro aparte.
       —Hablé con tu abuela y tus tíos y están súper emocionados de poder verte y consentirte. Me pidieron que este año no te resistas cuando quieran consentirte.
       —Papi—me dice quejándose.
       —Papi nada, te ven una vez al año y quieren consentirte todo lo que no pueden en el año.
       —El año pasado los tíos Zack y Mark me regalaron dos iPads y estuvieron peleados todas las dos semanas que estuvimos allí porque se habían robado las ideas mutuamente.
       —Son gemelos. Desde que nacieron se han peleado. No te preocupes—le digo yo acariciándole la cabeza, siempre se preocupa por cosas que no están en su poder arreglarlas—. La tía Lucy tiene un nuevo sumiso, espero le trates bien.

  Ella hace una risita.

       —En mi defensa el otro sumiso de la tía Lucy era muy desobediente.
       —Lo sé—digo riendo.
       —¿Alguna otra noticia?—menciona.
       —Casi todo sigue igual, supongo.

  La gente siempre se asombra o asusta cuando saben que Mía sabe acerca del tipo de relaciones por las cuales se inclina mi familia. No es nada como un culto o algo extraño, simplemente la mayoría tienen gustos sexuales muy parecidos, o les gusta ser amos, o sumisos, y cuando Mía se dió cuenta del tipo de relaciones que tenían y me preguntó, tuve que contarle la verdad. Es una niña muy inteligente y curiosa, prefiero que se entere por mí, que por otros medios.

        —Pues sería bueno irnos a dormir que mañana cogemos el avión bien temprano—le digo yo dulce.
       —Si papi—responde ella de la misma manera.

  Tras ella acomodarse y yo arroparla y darle un beso en su cabecita, me voy a mi habitación para hacer lo mismo.

××××××

  Me despierto un par de horas antes del vuelo para así despertar a Mía y poder ponernos en marcha al aeropuerto.

  Le tocó la espalda suavemente a lo que ella se revuelve en sus sábanas.

Pequeñas lecciones.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora