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Maratón 3/3

Olivia.

Desde aquel problema del robo, Mía no era la misma.

Toda su vida se había visto destrozada por algo que ella ni siquiera había hecho.

Entro al baño tras haber estado dos horas en clase. Mía ya me había avisado que tal vez tendría que quedarse más tiempo en clase porque normalmente en los exámenes de historia ella se extiende mucho hablando. Además, me dijo que como hoy iba a hacer su último examen, quería terminar bien. Yo le dije que no se apresurase y que todo le saldría bien.

Por lo que en vez de esperarla, me dirigí al baño y una vez termino de hacer mis necesidades, escucho que la puerta se abre y en vez de salir me quedo escuchando a ver si oigo quien es.

Oigo varios pasos, pero en realidad no se oye ninguna voz.

—¿No deberíamos ver si hay alguien que pueda escucharnos antes de hablar?—dice una de ellas.
—No seas ridícula, no tenemos tiempo para eso—y de la nada supe quien era. Era Layla, ese tono de voz pedante y enfadado lo reconocería hasta en una habitación llena de gente—¿Tenemos claro el plan de mañana?

¿Plan? ¿Qué plan?

—Si Layla, nos lo haz dicho miles de veces—otra voz que reconozco de inmediato: es Sabrina.
—No quiero oírlo de ti. Quiero oírlo de Stelle.

Escucho un suspiro y como se aclara la garganta.

—En la primera parada, baño, ventana, sales tú primero y luego nosotras. La estación más cercana y hasta luego.

¿Están hablando en chino? 

¡La excursión! Casi lo olvidaba, decidí no ir. En lugar de eso invité a Mía a dormir un par de días a mi casa para celebrar que el curso se había acabado. Fue difícil convencer a Gilbert, pero no me llaman insistencia Oli, por nada.

—¿Segura que no nos van a atrapar?—pregunta Stelle de forma temblorosa.
—¿Te lo tengo que repetir de nuevo? Sólo nos atraparán si sigues haciendo preguntas cómo esa. Nos iremos de aquí sin mirar atrás. Punto.
—¿Jane te dio su parte?—pregunta Sabrina entonces. Su voz suena un poco diferente de lo que recordaba. Podría decir que hasta un poco triste o apagada.
—Si. Con su parte podremos tener un poco de dinero de sobra.

Intento no hacer ruido ninguno al entender todo lo que hablaban. Así que para no hacer ruido, le ordeno a mi cerebro callarse. Mis ideas y pensamientos podrían oírse a kilómetros.

Intercambian un par de palabras más y salen del baño sin siquiera saber que yo estaba allí.

Me quedo un rato más reflexionando y me doy cuenta de que están hablando y me paralizo.

¿Escapar? ¿Se volvieron locas de remate? Eso es prácticamente imposible. Savannah nos tiene vigiladas a todas y cada una de nosotras.

Trato de pasar el resto del día lo mejor que puedo intentando pensar que hacer. ¿Debería decirle esto a alguien? ¿Yo entendí mal?

NO. Dice mi cerebro instaneamente. No hay forma ni manera de interpretar eso de la manera en la que la estoy interpretando.

De forma que cuando me monto en el coche y mis papis intentan hablarme yo soy como una caja fuerte. No era capaz de pensar en otra cosa y eso me mantenía más callada de lo normal.

Por lo que cuando veo a mi mamá asomarse en mi habitación sé que mis papis le comentaron de mi silencioso camino a casa. Si es cierto que siempre hablo mucho de mi día y que eso pudo levantar sospechas. Pero realmente es una decisión muy difícil. Ellas no quieren estar aquí. ¿Debería dejarlas ir así como si nada? Sobre entendí que ellas tenían dinero. Dinero para largarse.

De todas esas preguntas y frases que intento recordar de la conversación intenso unir las piezas y entender todo.

El dinero tenía que haber salido de alguna parte. Y lo primero que se me ocurre es el hecho de que tal vez ellas robasen. Eso probaría la inocencia de Mía. Por lo que mi cerebro asoma la idea de hablar y decir lo que sé. Y que los adultos tomen esa información y la usen de la manera que quieran.

—Olivia Marie. Te estoy hablando—dice mi mami agitando su mano enfrente de mi, intentando llamar mi atención.

Yo la miro y suspiro.

—Hola mami—ni me había dado cuenta que había vuelto del trabajo.
—Cielo, a veces me preocupas.

Dicho esto, estaba en mi nube de nuevo pensando que hacer.

—¿Estás emocionada? Mañana Mía viene a la casa. ¿Sabes que quieren comer?
—Si—respondo con simpleza.
—¿Si? ¿Sólo si?—dice como si esperase otra reacción por mi parte. Como le digo que solo quiero pensar. Pensar y saber que hacer. Siento como se sienta a mi lado y me mira—. Un dólar por saber que piensas.

Yo suspiro.

—Es complicado.
—Hija, esto no es normal en ti, ¿Pasó algo hoy en clase?
—Mamá es complicado. No sé qué hacer. Yo no...

Ella me mira preocupada y me acaricia la cabeza.

—Te doy un dólar y una chocolatina. Pero mi amor, sea lo que sea que te estés guardando, si crees que no es bueno y que es conveniente sacarlo. Tienes aquí toda mi confianza.

Y tras suspirar. Intenté organizar mis ideas y contarle lo mejor que pude.

×××××

¿Olivia hizo lo correcto? ¿Ustedes lo hubieran hecho?

Espero les esté gustando la historia 💖

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