Seis chicas.
Una escuela.
Cinco chicos.
Reglas que seguir.
Muchas describen este mundo como un infierno o un paraíso.
Y tendrán muchas lecciones por aprender.
Nota: Hello :) Antes de que te pongas a leer, vengo a aclarar ciertos aspectos de la histo...
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Me desperté lo más temprano que pude para poder alistarme a mí y a Sadie.
Debía admitir que estaba muy nervioso por llevarla al doctor. Ir a los hospitales tampoco es algo que me emociona, pero que debo hacerlo por su salud. Había intentado retrasarlo todo lo que era posible, pero viendo que come como un pajarito y que sigue estando muy cansada, decidí que era momento.
Desde el momento que le dije actuó de una forma muy extraña, como si estuviera ansiosa o nerviosa.
Cuando yo estuve listo con una camisa de botones azul y unos vaqueros, decidí ir a su habitación.
Ya oía movimiento en la habitación de Layla por lo que me dirigí directamente a su habitación.
Abro despacio la puerta y camino lo más suave que puedo hasta llegar a la ventana para abrir la cortina.
—Buenos días princesa—digo suave terminando de abrir la cortina y la veo desperezarse en la cuna—¿Dormiste bien?—le pregunto preocupado y ella asiente con la cabeza aún acostada.
Me acerco a su cuna levantando las barras y ella sentándose estira sus bracitos, cosa que se ha hecho frecuente desde que paso a buscarla todas las mañanas, y me parece la cosa más adorable del mundo entero.
La cojo en brazos y tras darle un beso de buenos días en la cabeza, la llevo al baño a que haga sus necesidades y a cambiarse, le dejo el vestido rosa pastel que quiero que lleve y un par de calcetines blancos largos que le llegan hasta las rodillas.
Yo la espero fuera del baño como siempre y cuando sale, la vuelvo a coger en brazos y la llevo a la mesedora, en donde la siento y comienzo a peinar su cabello. Decido hacerle dos coletas en lo alto de su cabeza, para que se vea adorable y por si tenemos que hacer algo en el médico, su cabello no vaya a su cara.
No tengo ni idea si habrá que ponerle vacunas, o sacarle la sangre, pero hay que estar preparados.
Al terminar, la vuelvo a coger en brazos y nos dirigimos a la cocina, en donde ya en la mesa del comedor está comiendo Layla su desayuno.
—Buenos días—digo entrando. —Buenos días—responde ella comiendo.
Me siento en una silla del comedor junto a Layla, y poco tarda mi ama de llaves en traerle a Sadie una botella de agua. Ya que no sé si le sacarán la sangre o habrá alguna vacuna, no quiero arriesgarme y solo tomará un poco de agua antes de salir.
Ella toma el biberón y empieza a tomar. Me alegra mucho que lo pueda hacer, además sin vergüenza alguna conmigo o Layla. Ella se recuesta en mi pecho y así esperamos a que Layla termine de comer.
Cuando es así, la esperamos abajo mientras se lava los dientes y baja con su mochila, y así salimos de casa.
Espero que no haya drama por esto...–dice mi mente