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Era día de San Valentín y en la casa era algo muy importante para todos, en especial para Mía

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Era día de San Valentín y en la casa era algo muy importante para todos, en especial para Mía.

Cualquier ocasión en la que podamos salir los dos juntos, para ella se convierte en todo un evento.

Y yo he estado tan ocupado con el trabajo que a veces descuido un poco la relación con Mía, así que hoy quería hacer de este día el más especial de todos.

Así que cuando veo que ya son más o menos las ocho y que está todo preparado abajo, subo a su habitación en donde la encuentro tranquilamente dormida, por lo que en silencio me siento en un huequito que hay entre ella y la cama y le acaricio la cabeza con dulzura.

Ella abre sus ojitos poco a poco y apenas me ve me da una gran sonrisa.

—Buenos días princesa, ¿Cómo dormiste?—le digo en un tono de voz calmado.
—Muy bien—dice ella sin parar de sonreír.

Yo me acerco a ella y le doy un montón de besos repartidos en su pequeña carita, a lo que ella ríe a carcajadas.

—¿Vamos a desayunar?—la ánimo y ella asiente.

Lo primero que hago es darle una caja elegante con un vestido de color rojo con lentejuelas. Ella se anima y cuando la abre y lo ve sonríe de nuevo.

—¿Te gusta?—digo feliz de verla tan ilusionada.
—¡Mucho!—dice parándose de la cama.
—Vístete y baja a la cocina para desayunar.

Ella asiente y se va corriendo al baño.

Yo bajo y la espero sentado en el desayunador de la cocina.

Al acabar de arreglarme salí de mi cuarto ilusionada y nada más al asomarme las escaleras, no soy capaz de contener el gritito que sale de mis labios

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Al acabar de arreglarme salí de mi cuarto ilusionada y nada más al asomarme las escaleras, no soy capaz de contener el gritito que sale de mis labios.

La casa estaba llena de globos tanto en círculos como en forma de corazones.

Bajo las escaleras lo más rápido que mis pies me permiten y camino hasta la cocina en donde está mi papi sentado junto a un ramo de girasoles.

—Buenos días—digo yo y me siento a su lado viendo el ramo y lo bonitos que es.
—¿Te gustaron?—pregunta a lo que yo asiento muy feliz.

Elle pone frente a mí unos pancakes de avena con fruta, que disfruto como si fuera un auténtico manjar.

Pequeñas lecciones.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora