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Maratón 2/3

Chase.

—¿Perdiste la cabeza?—digo enfadado desde la línea telefónica a mi contratista—Tienes 48 horas para arreglar esto, sabes que debía de estar listo hace dos semanas.

Le cuelgo enfadado y me frotó mis dedos en mi sien. Ya me duele la cabeza, que bien.

No me enfada que no lo haya hecho, me enfada que no me lo haya dicho. Yo ya daba por listo esa parte del edificio.

Cuando recibo otra llamada. Estaba apunto de explotar hasta que vi el número. El número de la escuela.

Menos mal que estaba sentado cuando me dijeron lo que había pasado porque si no me hubiera caído de culo.

—¿Dónde está?—pregunto agobiado.
—Ahora mismo de camino al hospital en la ambulancia.
—¿A qué hospital?

Después de recibir la información, le pido a mi chófer que me lleve lo antes posible. Estaba demasiado conmocionado para poder conducir.

Al llegar me bajo prácticamente corriendo y tras casi gritarle a la señora de recepción, me llevan al cubículo en el que la habían instalado.

—Chase...—me dice ella con los ojos vidriosos.
—¡Ay cariño!—digo yo al verla prácticamente moribunda en la camilla. Me acerco a ella y tras darle un beso en la cabeza, le acaricio.

Estaba a punto de hablar cuando el doctor entra al cubículo.

—Supongo que es usted el padre—dice en tono fuerte.

Yo asiento y nos damos la mano.

—Hechas las radiografías y los estudios, hemos concluido que tiene el hombro fuera de su sitio y la muñeca rota. Y que tiene un ligero esguince en su tobillo derecho. También hemos analizado su cabeza en caso de que recibiera algún golpe y no ha habido ningún resultado extraño.

×××

Layla

Esta no es la primera vez que Christian y yo nos encontramos en esta situación. Yo en la silla de al lado con la cabeza cabizbaja mientras él habla con la directora que está al otro lado del escritorio.

—Por las cámaras pudimos ver qué tuvieron una fuerte discusión y que cuando Jane se quiso alejar, Layla la empujó escaleras abajo—explica ella como conclusión.

Yo suspiro.

—Yo no la empujé—digo cansada.
—Layla acabamos de ver la grabación—dice Christian señalando el monitor.
—Discutimos y punto, le di un ligero empujón.
—Layla—dice la directora—. Claramente discutían, realmente no sabemos porque, ni nos interesa el porque. Pero es realmente preocupante el hecho de que creas que no hiciste nada malo.
—¡Por qué no lo hice!—digo indignada.
—Jane está grave en el hospital con lesiones, tu siendo su amiga, ¿No te preocupa?

Yo suspiro y me quedo en silencio. Siento la mirada de ambos pero no digo ni pío.

Efectivamente sé que la empuje por las escaleras, no era mi intención. Pero nadie oiría eso, por eso es mejor estar a la defensiva. No esperaba que cayera escaleras abajo, eso está claro y verla con su cara de dolor me partió el corazón, pero finalmente para todos, yo siempre seré la mala. Así que, para que molestarme.

—Verá Christian, usted y yo sabemos que esta no es la primera vez que estamos en esta situación. Layla tiene claros problemas de ira y de conducta, y no pongo en duda que usted intenta ayudarla. Pero el consejo, me está pidiendo respuestas, y cuando mencioné quién había sido la que lo había causado me dijeron que tomará medidas definitivas—hace una pausa y siento como me observa, tal vez con pena o con enojo, no lo sé, no pienso levantar mi cabeza, ni mucho menos mirar a la de Christian—. Layla es una alumna excepcional, sus nots se encuentran en el top 5 de la escuela, pero sus actitudes nos han causado ya demasiados dolores de cabeza. Y veo que un simple castigo, no bastará para calmar esto. Y lo que hizo no fue cualquier cosa, dejo gravemente herida a una estudiante. Entenderá que debo de tomar medidas más drásticas.

‹‹Ya las suspensiones no valen de nada, y mucho menos ahora a final de curso. El consejo y yo hablamos de la posibilidad de que no fuera a la excursión de fin de curso—mi corazón da un vuelco gigante. Eso no por favor, es mi última oportunidad de irme de aquí—. Pero la descartamos, porque ya usted hizo el pago completo y además de que creemos que cómo va a ser su última excursión en esta escuela, esperaba que la disfrutase.
—¿Disculpe?—dice Christian confundido—¿Último año? Aún le quedan dos años antes de graduarse.
—Christian, no vamos a aceptar su matrícula el año que viene. No queremos más donaciones ni compras de material para la escuela,ni ningún tipo de compensación para que continúe sus estudios. Layla no va a estudiar aquí el año que viene. Los demás representantes pueden decir que tolero este tipo de comportamientos, y no es verdad.
—Señorita directora —dice Christian—. No puede hacernos esto.
—Se lo hizo ella sola, Christian. La única condición para que ella pueda entrar a esta escuela, es que vaya a un internado o ya al reformatorio, si lo desea, y veamos que realmente es otra persona. Tenerla aquí representa un riesgo para las demás estudiantes. Yo nadie más, lamenta que esta situación ocurra. Pero ya el consejo no está dispuesto a darle más oportunidades, así que Layla presentará sus exámenes, irá a la excursión y eso será todo.

Debería lucir más afectada. Pero realmente no me interesa, no estaba en mis planes seguir aquí el año escolar que viene.

Christian lo acepta y le pide perdón, y le dice que cuando llegue la factura del hospital a la escuela, que la mandé directo a su oficina para el pagar la deuda. Con eso nos despedimos y salimos de su despacho.

×××

Christian no me grito, no me castigo, nada. Simplemente ha estado callado. La casa tiene un aire súper incómodo, y no es para menos. Realmente la cagué y aunque no iba a estar aquí el año que viene, me sentía fatal. Veía su cara de decepción y tristeza. Sin contar la culpabilidad que llevaba encima cada vez que veía que Jane hacía sus exámenes en voz alta con los profesores porque no podía escribir.

Intenté acercarme, intenté hablar con ella tras su regreso, pero ella conseguía esquivarme cada vez que intentaba hablar con ella.

Cuando un día conseguí acercarme, estaba sola. Últimamente era el centro de atención de todos, todos querían llevar su mochila, acompañarla a clase, ayudarla a llevar su bandeja en la cafetería. Ella no me hablaba ni a mi, ni a las chicas. Eso es otra cosa que me perseguiría el resto de mi vida, eché a perder la relación de todos.

—No hace falta que digas nada—me dice antes de que pueda abrir la boca—. Nada en contra de ti, solo, no te me acerques. Estoy bien, no gracias a ti, pero estoy bien. Y si tú preocupación es si diré a alguien tu plan, la respuesta es no. Mañana te traigo mi parte para que se la dividan.
—Jane, perdóname. Eso es lo que te venía a decir realmente.

Ella se queda en silencio y tras darme una media sonrisa no muy sincera comienza a caminar lentamente con su muleta.

××××××

Layla tiene sentimientos??? ¿Quién está tan sorprendida como yo?

Pequeñas lecciones.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora