Cuando toca el timbre empezamos a caminar dentro de las aulas como las demás niñas.
—¿¡Qué hiciste qué!?—gritan Stelle y Jane al unísono cuando les cuento lo que pasó el sábado a lo que yo río pícara.
Yo sigo caminando hasta que entró a la aula y me siento en mi sitio a lo que ellas en el suyo.
—No nos reímos Layla, esto es algo serio—dice Jane preocupada.
—¿Tú quieres morir hoy?—menciona Stelle en el mismo tono que Jane a lo que yo bufo y volteo mis ojos.
—Nadie va a morir hoy. Christian está todo el día fuera y va a estar encargada la tonta de la niñera de Sadie, parece súper responsable, pero en realidad es súper descuidada. Entonces él entrará y saldrá como si nada.
—Efectivamente—afirma Jane asustada—, te haz vuelto loca de remate.
—¿Por qué no pueden alegrarse por mí una sola vez?—digo enfadada.
—No es eso, Layla—murmura Stelle—, es que como se entere Christian no te vas a sentar hasta dentro de dos meses de lo rojo que quedará tu culo. ¿No te asusta eso?Yo volteo mis ojos.
—¿Cuántas veces debo decirles que a mí esos tontos castigos no me hacen nada? Yo hago lo que a mí me da la santa y real gana. Y si quiero acostarme con Thomas, lo voy hacer, ¿De acuerdo?—digo en un tono bastante fuerte.
Ella vuelven a abrir sus ojos como platos.
—¿Acostarte con él?—dice Jane sorprendida a lo que yo asiento.
—¿No había quedado claro antes? Estábamos en el baño por algo.
—Pensamos que nada más eran besos, no esto—dice ahora Stelle.
—¿Te gusta?—dice Jane preocupada, a lo que yo niego con la cabeza—¿Y entonces?
—Solamente quiero tener relaciones con alguien, ya es hora—digo obvia.
—Es alguien un pelín más grande que tú, ¿No te asusta?—dice Stelle murmurando.Y cuando estoy apunto de responder entra la profesora acompañada de la directora y la chica esa de la fiesta del sábado, a lo que todas nos callamos.
—Buenos días señoritas—dice la directora a lo que todas nos ponemos de pie.
—Buenos días directora—decimos al unísono.Ella nos da permiso de sentarnos antes de hablar de nuevo cuando el aula está en silencio.
—Puede que sea sorpresa, o quizá no, pero ella será su nueva compañera de clase: Sabrina—la señala a lo que ella sacude su mano tímidamente—. Tienes un sitio al lado de Mía, puedes ir para allá—le señala a Mía a lo que ella también el sacude la mano amigable.
Pff... Nadie le cree, mira lo que tiene que hacer porque no tiene ni una sola amiga en el mundo. Tendré que salvar a Sabrina de estar con Mía por solo lástima.
Así que cuando acaban las dos de clases, toca el primer recreo, Sabrina sale con Mía, a quién sabe donde, a lo que yo junto a Jane y Stelle salimos detrás de ellas con toda la multitud de chicas atravesandose, hasta que cuando por fin la vemos en el patio nos acercamos a dónde están ellas dos. A Mía no le detiene ni el que esté nevando para dañarme los planes.
—Hola—le saludo amablemente a Sabrina—. Soy Layla, un placer—le estiro la mano a Sabrina que ella coge—. No tuvimos tiempo de presentarnos en la fiesta.
—Hola, no pasa nada, al menos viniste ahora—me saluda ella de vuelta con una sonrisa—Hola—vuelve a saludar a Jane y a Stelle que están detrás mío a lo que ellas le sacuden la mano.
—Venía a invitarte a estar con nosotras, estaremos dentro como la gente civilizada, y pensábamos invitarte a un chocolate caliente de la cafetería.Ella asiente sonriente tomando por el codo a Mía para dirigirse con nosotras y yo veo sus intenciones de traer a Mía por lo que antes de que alguna dé un paso más, le señalo a su gesto con Mía.
—No. Ella no puede venir—digo señalando a Mía a lo que ambas borran sus sonrisas. ¿De verdad Mía creía que podía pasar desapercibida conmigo? Ja, ilusa.
—¿Por qué?—dice extrañada Sabrina.
—Está desesperada por hacer amigas, ¿No ves?—la señalo—. Te quería mostrar un tonto árbol en pleno invierno—señalo ahora hacía las ramas de encima de nosotras—. No queremos a una desesperada en nuestro grupo, son capaces de hacer cualquier cosa, y no estoy interesada en su amistad, en cambio en la tuya, si.
—¿Por qué dices todas esas cosas de mí, Layla?—dice Mía con tono de voz quebrado con la cara roja y a punto de llorar.
—Por que son verdad, no quiero que engañes a Sabrina con tus mentiras compulsivas, y si ella sabe lo que le conviene—le miro y regreso mi mirada a Mía—, se vendrá conmigo.Mía nos observa.
—Chicas, díganle que eso no es cierto—ahora se dirige a Stelle y Jane—. Saben que yo no soy así.
—¿Y ellas que saben? Ni si quiera son tus amigas—tomo del brazo a Sabrina para por fin irnos de este lamentable momento.
—Chicas, díganle...—murmura rogando esta vez.Ella sigue observando a Jane y Stelle, pero en cambio ellas no le miran.
—En fin, deberíamos irnos, aún nos quedan 15 minutos para pedir nuestro chocolate—digo para así poder irnos, y tras darnos la vuelta y dejar a Mía debajo del árbol, entramos a pedir nuestro chocolate.
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Cuando al fin toca la última campana me emociono al saber lo que haré esta tarde que tiene que ver entre poco y nada con hacer los deberes de biología.
Tras ser nombrada por los parlantes me levanto de mi sitio y me voy al auto de Christian.
—¿Qué tal tu día?—me pregunta apenas me subo.
—Bien—le respondo. Me gustaría responderle: No te importa, pero necesito que esté de buenas y así no sospechara nada de mí.
—Me alegra—dice mirándome por el espejo retrovisor.Y así volvemos al silencio típico para ir a casa.
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Seguís sorprendiéndome, muchas gracias por los 10k, me hacéis muy feliz :')
Lili y Theo 🦋✨🍨🍩🌱🐸🧺🍓🤎🧸🍦💘✨🎀
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Pequeñas lecciones.
ChickLitSeis chicas. Una escuela. Cinco chicos. Reglas que seguir. Muchas describen este mundo como un infierno o un paraíso. Y tendrán muchas lecciones por aprender. Nota: Hello :) Antes de que te pongas a leer, vengo a aclarar ciertos aspectos de la histo...