Epilogo II

1.2K 91 10
                                    

Stelle.

Cuando entro al aula de clase no encuentro a nadie conocido. Miro a ver si encuentro a Mía o a Jane, pero nada. Si es cierto que insistí para salir antes de casa, porque quería llegar a tiempo a clase, pero de todas formas. Me parece extraño no ver a ninguna.

Al cabo de dos minutos, Sabrina entra por la puerta y al verme se acerca a mi.

Está bronceada y tiene una sonrisa inmensa en sus labios.

—Hola—le digo animada y ella me saluda de vuelta—. Estás espléndida.
—Gracias. Tú tampoco estás mal.

Yo le sonrío y le pregunto acerca de su viaje a Capri con Hugo. Me alegra escuchar que sus vacaciones fueron buenas.

Al volver del campamento nos enteramos de que Layla había fallado en su plan de escape. Debo admitir que se me tensaron todos los músculos. Además de haber fallado en su plan, devolvió todo lo que se había robado y nunca confesó que la habíamos ayudado. Después de todo, si tenía una pizca de cariño a nosotras.

Yo por mi parte estuve con Eric en Barbados, luego fuimos a Italia y por último fuimos a Egipto. Este verano fue algo movidito.

—Oye, ¿Te enteraste de lo de Jane y Layla?—yo arrugó mi expresión—. Por tu cara, supongo que no. Layla está en un internado para niños superdotados y Chase estaba tan indignado con lo que pasó con Layla y la escalera que ahora Jane está en otro instituto, aún más pijo, si es que eso es posible.
—¿Y Mía?—pregunto al ver que quedan cinco minutos antes de que empiece la clase y no la veo por ninguna parte. Ella jamás llega tarde.
—No tengo ni idea. Es raro que no la hayamos visto, ¿Cierto?

Yo asiento, pero cuando estoy a punto de decir algo más, entra una profesora cuya cara jamás había visto.

(...)

Olivia.

Cuando suena el timbre me pongo nerviosa. Miro a mi alrededor buscando alguna cara amable que me invite al recreo con ellas, pero cuando me doy cuenta todas las chicas están saliendo.

Extraño mucho a Mía. Suspiro resignándome y tomo mi lonchera con la fruta picada con formas de animales que mi papi me mandó.

Sabían que hoy sería un día duro y no hay parado de hablar conmigo tratando de tranquilizarme. Spoiler: no funcionó. Esta mañana estaba de tan mal humor que mi mami no ha podido y ha designado la tarea de peinarme a mi papi.

Salgo al patio aprovechando que hay buen tiempo. Dentro de poco empezará a llover y después nevará.

Encuentro un banco debajo de un árbol y me siento a comer. ¿Se puede ser más patética?

Veo unas siluetas que se acercan a mi. Al tenerlas más cerca veo que son Sabrina y Stelle.

Ellas me saludan y pasan a preguntarme por Mía. Yo no les doy mucho detalle, pero se quedan conformes y me dejan sola.

De pronto alguien se me pone delante de mi.

Reconozco esa cara en cualquier parte. ¡Es Sadie!

Mi rostro cambia de forma radical al verla y me apresuró a dejar mi fruta s un lado y a levantarme a darle un abrazo. No sabría que vendría este año para acá.

—Me alegra verte. ¿Qué tal estás?—le digo invitándola a sentarse a mi lado en el banco.
—Muerta de miedo, si te soy sincera. Esto ha sido una total sorpresa.
—¿En que clase estás?—le pregunto curiosa.
—En 3C.

Sadie.

Cuando Christian me anunció que vendría a la escuela me alarme de tal modo, que Christian me empezó a dar pastillas para dormir para poder conciliar el sueño.

No me gustan los salones de clase, no me gusta conocer a gente nueva. Y sin duda, no quería separarme de él. A pesar de que me aseguro de que al salir, él estaría esperándome.

Pero, ver a una cara conocida me alegro y me hizo sentir más tranquila. A fin de cuentas, no iba a hablar con las viejas amigas de Layla, Mía estaba estudiando en casa y no tenía ni idea de que Olivia estuviera en esta escuela.

No fue tan horrible como pensé. Para la presentación solo tuvimos que hablar un poco de nosotras, y luego nos dejaron colorear un rato. Dijeron que más tarde iríamos a buscar hojas en el patio para hacer algo para decorar la clase. Sea lo que sea que eso signifique, me mantenía entusiasmada.

Debía admitir que me gustaba estar en mi clase. Había más niñas como yo, a quien le gustaba beber de biberones, pasada cierta hora tomábamos siestas como en casa, muchas usaban pañales, Christian y yo lo hemos estado practicando, y lo más importante, salíamos más temprano.

Y todas las tardes, Christian estaba allí para recogerme a la salida. Me esperaba siempre parado en la puerta y yo corría hasta él. Él me levantaba y me llevaba hasta el coche.

Siempre le llevaba algún obsequio de clase. Hacíamos muchas manualidades, y ya que él es muy importante para mí, todas iban para él.

—Que pequeña tan talentosa tengo—dice mirando mi dibujo—. Voy a ponerlo en la nevera, si es que todavía hay espacio, y si no, lo llevaré a mi oficina. Gracias cariño. Me encanta.

Yo desde mi sillita (que no era tan infernal) me sonrojo y le doy una sonrisa.

La escuela al fin y al cabo, no fue tan horrible.

Y ahora, tenía amigas. Tenía a Olivia, a la que el resto de mis amigas miraban como alguien super mayor por estar en el 3B.

Y tenía otras tres amigas, y hacíamos visitas de juegos y todo.

Pero mi compañía favorita era Christian. Como lo quería. Y le agradezco tanto todo lo que tengo, que por las noche, sollozo para que me coja en brazos y así poder dormir con él. ¿Qué? ¿Acaso una pequeña como yo, no puede salirse con la suya de vez en cuando?

×××××

Hola!!! Lili aquí!!
Les voy a ser totalmente honesta, estuve retrasando todo lo que pude la publicación de este capítulo, porque va a ser el último capítulo de la historia y realmente no quería que ese momento llegase :')

Pero pues bueno, espero lo hayan disfrutado, y sobre todo que hayan disfrutado de esta historia, que la hice con todo el amor que tenía mi corazón para dar ❤️

Y nos veremos en mis próximas historias ❤️

(Nunca voy a estar lo suficientemente agradecida con ustedes por todo el apoyo y amor que le dan a mis historias)

Pequeñas lecciones.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora