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Maratón 1/7

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Maratón 1/7.

  Finn no tarda en llegar y al verlo, tras yo agradecerle el venir en un día que tenía como libre, se acerca a Mía.

       —¿Cómo está mi paciente favorita?—le dice dulce y ella le da una media sonrisa—Enferma por lo que veo—ella asiente.

  Él se voltea a verme, y mientras lee el papeleo nos alejamos y me pregunta.

       —¿Vómitos? ¿Así de la nada?—pregunta asombrado.

  Yo asiento sin dejar de ver a Mía.

       —Ayer fuimos a una fiesta y comimos lo mismo y no me explico que ella esté mal y yo no. Ha tenido el abdomen hinchado, dolor y sonidos raros.
       —Es raro, Mía, nunca ha demostrado ser alérgica a nada a excepción de animales marinos, y a pesar del asma, ha sido una niña muy sana—hace una pausa tras mirarla—¿Sabes que vómito la primera vez?—intento recordar pero realmente cuando llegue fue a lo que menos le hacía caso.
       —La verdad, no lo sé. Pero si sirve de algo, ayer comimos un poco de frutos secos, pizza y creo que Mía cogió un par de patatas fritas y un par de tapas que servían en la fiesta.
       —Tal vez se trate de una alergia a algo o un virus. En dado caso, consultaré con mi compañero alergólogo, ¿Te parece? Le haremos un par de exámenes tanto de sangre como de alergias y veremos que sale.

  Yo lo miro con preocupación y asiento.

       —Nos vemos luego pequeña—se despide de Mía y yo me acerco a ella de nuevo.

  Ella me mira asustada. Mía es una de las chicas mas guerreras e inteligentes que conozco, ella siempre se suele hacer la más madura. La inteligencia que tiene la obliga a olvidarse que sigue siendo una niña. Y como toda niña le tiene miedo a los hospitales y pruebas médicas. También su pasado la ha obligado a madurar más rápido.

  Nunca olvidaré aquel día que la vi. Estaba fuera de mi bar, con ropa muy pequeña para su corta estatura, sucia, y tan flaca como un palillo. Recuerdo muy bien cuando la vi. Estaba sentada justo fuera, en una esquina. Y a cada persona que pasaba le decía la frase: "Cambio soluciones matemáticas por comida"

  Yo me acerqué a ella. No pensaba burlarme, pero en realidad una niña tan pequeña, pensaba que no sería capaz de resolverme más de una simple suma.

*flashback*

       —Hola—le digo yo. Y no dejo de mirar su ropa: muy sucia, pequeña para incluso su pequeña estatura, un poco rota. Su clara piel también muy sucia, y sus ojos azules me miran fijamente. Su cabello pelirrojo, notablemente enredado, pero tan rojizo como ninguno otro.
       —Hola, dígame su pregunta—dice como toda una profesional.
       —Te daré un dólar por cada respuesta buena que tengas.
       —Acepto—dice de nuevo como una pequeña empresaria.
       —7+7.
       —14—dice rápido.
       —14+14
       —28—responde con una rapidez que me sorprende.
       —28×2
       —56—responde de nuevo con agilidad.
       —14567×87

  Se queda callada un par de segundos y yo saco mi billetera para entregarle su dinero.

       —Son 1.267.329—dice en un hilo de voz.
       —¿Qué?—detengo mi acción.
       —14567×87. Su resultado si mis cálculos no me fallan es 1.267.329.

  Yo saco mi celular del bolsillo y tras teclear los números y ver que la respuesta es exacta a la que ella me dice, la miro asombrado.

       —Ven—le extiendo mi brazo.
       —No debo ir con extraños—dice dulce aún con firmeza.
       —Te llevaré dentro de mi bar. Te ganaste una hamburguesa—le digo y ella la toma lentamente.

*fin del flashback*

       —¿Eso duele?—pregunta en un hilo de voz.

  Yo muevo mi cabeza de forma negativa.

       —Nada que no hayamos hecho antes peque.

  Ella suspira cansada. Sé lo mucho que odia las agujas.

  Yo me siento en un espacio vacío de la camilla y le pregunto si quiere subir a mis piernas a lo que ella asiente y en un ágil movimiento ella está allí.

  Se acomoda en un posición a la que ella misma denominó de koala. Que es básicamente cuando rodea con sus piernas mi cintura, y tras apoyar su cabeza en mi pecho empiezo a mecerla lentamente y a tararearle nuestra canción.

  Al poco tiempo un doctor entra haciéndonos saber que es el alergólogo. Y tras intercambiar un par de palabras, como su nombre, me informa lo que me pone más nervioso.

       —Si no tuvo fiebre más que la primera vez que vomitó, me hace pensar en alergias a algo que comió. Y sólo para descartar me gustaría hacerle un examen para saber si es intolerante a la lactosa, todo es muy sencillo y vendrán a hacerles las pruebas ahora—yo asiento preocupado.
       —¿Eso es posible?—pregunto sin dejar de mecer a Mía—Ser intolerante a la lactosa un día cualquiera—aclafo confuso. Siempre pensé que es algo que se detectaba a la corta edad.
       —Todo es posible. Un día lo toleras y al otro no. Pero es solo para descartar, no hay nada de que preocuparse—dice en un tono de tranquilidad.

  Mía se revuelve en mis piernas y le mira.

       —¿Duele?—pregunta en un hilo de voz.

  Él menea su cabeza.

       —Solo te sacaremos sangre, y haremos una pequeña prueba para saber si eres alérgica a algo externo, como algún tipo de pelo de animal, tipo de tela, insecto, etcétera. No debes preocuparte.

  Ella menea rápido su cabeza y se oculta en mi pecho.

  Yo le miro al doctor y le explicó lo mucho que ella odia venir al médico. Y tras darle ánimos, nos dice que también volverá luego a ver cómo estamos.

  Cuando la enfermera entró, supe que esto sería un drama. Al principio se resistió a bajar de mis piernas. Pero le dije que estaría con ella en todo momento, y que mientras más rápido lo hiciéramos, más rápido terminaría. Pero, en cambio de las otras veces que se lo dije, esta vez me hizo caso.

  La senté a mi lado y la enfermera tras tomar su bracito y hacer lo que siempre hacen antes de sacar sangre, le tome la otra mano y le empecé a cantar, y así el pinchazo fue rápido y mientras le sacaban un tubo de sangre hasta la mitad, la enfermera nos explicó el protocolo para lo de la intolerancia a la lactosa.

  Por lo que nos trajo un vaso de leche, y pidió que se lo tomara. Y que vendría de nuevo en 20 minutos a tomar otra muestra de sangre.

  Y tras esto, nos deja el vaso de leche y tras ponerle una venda de Hello Kitty a Mía, se va.

  Y yo tras darle todos los mimos posible por ser tan valiente a algo que le aterraba. Se tomó el vaso de leche y esperamos a la enfermera.

××××××

Holi! Lili aquí :)
Espero no ponerles nerviosos con lo de médicos y todo ese rollo, a mi en lo personal no me gusta ir, pero es momento de decirles que soy una patosa y lastimosamente he ido más de lo que he querido, pero en fin :')
Espero les haya gustado el capítulo de hoy y que no se les haya hecho aburrido, y quería hacerles una pregunta: ¿Cuál está siendo su personaje favorito? Me gustaría interactuar con todas esas personitas que me leen.
Dejen su respuesta que los estaré leyendo y contestando :)
Gracias por leer y el apoyo!
Nos vemos mañana!!
Xoxo
Lili 🦋✨

Pequeñas lecciones.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora